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Boudoir, las fotos sensuales que inundan las aplicaciones para ligar: ¿cuánto cuesta una sesión?
Estas imágenes cargadas de erotismo son tendencia y empoderan a la mujer, pero no cualquiera puede permitírselas
“No podemos sino ser superficiales para casi todo el mundo, un bosquejo, unos meros trazos desatentos”, escribía Javier Marías en su novela más célebre, Los enamoramientos. Y, siquiera para llegar a eso, para llamar la atención en los catálogos interminables de cuerpos de las aplicaciones para ligar, hay que destacar. Pero, ¿cómo hacerlo? Con una foto de espaldas o un "Hola, ¿cómo estás?", seguro que no...
La fotografía boudoir, un tipo de fotografía erótica y elegante muy alejada de la pornografía, “es una tendencia en auge, desde hace unos meses, entre las mujeres que utilizan nuestra plataforma”, expone a este medio la portavoz de la página web de encuentros extramatrimoniales Gleeden, Sílvia Rubíes.
El boudoir sale del tocador
Según la RAE, boudoir es una estancia que empleaban las damas como tocador y para recibir visitas en privado. De este espacio nace el estilo de fotografía boudoir, donde la sensualidad de la mujer, que únicamente viste lencería, prima por encima de todo.
Hasta hace poco, “la gente no sabía bien lo que era, pero ha despertado tanto interés que dos de cada diez usuarias ya incluyen este tipo de imágenes en su perfil”, explica Rubíes. “En nuestro caso, hemos apreciado un aumento de usuarias que suben este tipo de fotografías elegantes y sensuales a su perfil público”, expone el socio y fundador de la aplicación Poliamoris, Javier Duque. Al igual que en Gleeden, los usuarios de esta app también disponen de una galería de fotos privadas para compartir, con quien deseen, este tipo de fotografía artística.
La sensualidad triunfa
El boudoir “se centra en la seducción. En rescatar la sensualidad y la belleza estética. Es una subcategoría específica dentro del retrato erótico”, explica la fotógrafa especializada en captar el erotismo, Sandra Torralba, que durante 13 años trabajó para la revista Interviú.
En Gleeden, dan una serie de consejos para tener éxito a la hora de concertar encuentros extramatrimoniales, “y las fotos sensuales, sin ser obvias, funcionan muy bien”, destaca Rubíes en referencia a lo que no se ve, a aquellas imágenes que insinúan y dan pie a dejar volar la imaginación, a la fantasía.
¿Quién se hace fotos en lencería?
“Suelen venir mujeres de entre 30 y 50 años con un poder adquisitivo alto”, apunta el fotógrafo de Boudoir & Beauty, Jorge Davó, que realiza sus sesiones en Alicante y Murcia. Por lo general, “son mujeres separadas, mujeres divorciadas que quieren dedicarse tiempo a ellas, que se sienten seguras y quieren hacerse un book para compartir las imágenes, en alguna red social o aplicación para ligar, o simplemente para tenerlas ellas y sentirse bien”, añade Davó.
Mujeres que quieran fotografías en lencería sólo para ellas mismas “hay pocas”, discrepa Torralba, quien explica que suelen compartirlas en un contexto íntimo o social. “Si tienes un fotón, espero que lo uses para ligar”, anima la fotógrafa. También hay clientes que regalan una sesión a su pareja para que se sienta sexy. “Es muy Samantha de Sexo en Nueva York. Ese es un poco el perfil, porque estas sesiones no son baratas”, apunta la portavoz de Gleeden.
Unas sesiones que no son para todos los bolsillos
En el estudio 2nPhoto de Hospitalet del Llobregat (Barcelona) hacen fotos de embarazadas, de recién nacidos y de boudoir, entre otras categorías. La sesión boudoir “empieza en 175 euros”, afirma Marisa, ayudante de fotografía en dicho centro. En el estudio de Jorge Davó ofrecen tres packs boudoir que oscilan entre 200 y 260 euros, pero una sesión no sólo son los 200 euros, pues también se alquila una habitación de hotel y muchas mujeres aprovechan para comprarse lencería nueva, hacerse la manicura y arreglarse el pelo antes de la sesión. “Es un servicio de lujo que se suele ir hasta los 500 euros”, añade Davó.
La tarifa para hacerse un book erótico boudoir con la fotógrafa afincada en Madrid Sandra Torralba parte de los 450 euros. “Soy cara, pero porque me gusta estar, como mínimo, unas 5 o 6 horas. No escatimo con el tiempo. Al principio estás fría. Luego vas calentando. Entonces la sesión tiene una curva y se produce un momento épico. El clímax. Y al final terminas exhausta, pero cada foto es única”, relata la artista madrileña.
El acompañamiento
Si una mujer nunca se ha hecho fotos de este tipo y acude a una sesión de boudoir “puede sentirse un poco nerviosa al principio, pero nosotros tratamos el tema de manera natural y profesional para que se sientan cómodas”, explica Marisa, de 2nPhoto. En cada sesión están presentes Marisa (ayudante) y Nacho (el fotógrafo). “Son sesiones sensuales en las que dejas entrever, pero sin enseñar. Queremos que ella se sienta bella consigo misma”, añade Marisa.
“Es una manera de poner un punto picante a tu vida. Porque tu cuerpo puede ser más sensual y erótico de lo que crees”, resume Rubíes, quien anuncia que el boudoir está despertando tal interés que próximamente Gleeden sorteará una sesión. ¿Quién se anima?
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