De los míticos cromos de Panini a snacks para perros. Las blind boxes no son nada nuevo pero están más revalorizadas que nunca. Por si alguno de los lectores no está familiarizado con el término inglés, que quede claro que no son más que cajas o bolsas de regalos sorpresa.
El universo de las blind boxes es tan amplio como productos existen y cada vez más marcas incorporan esta línea de negocio que generan una clientela muy fiel. La tendencia lleva a los usuarios a pasar horas en TikTok viendo vídeos y a los coleccionistas a comprar las ediciones limitadas. ¿Qué hay detrás de este fenómeno?
De vuelta a la infancia
Cuando uno piensa en una blind box, vuelve a la infancia. Aquellos sobres de Panini eran mágicos. Ansiabas comprarlos solo con la esperanza de que llegará el cromo estrella.
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¿Lo mejor? La curiosidad que te causaba no saber cuál te iba a tocar. Y si salía repetido, no había otra alternativa que negociar con los amigos que también coleccionaban estas pegatinas.
El factor sorpresa, la clave
Las blind boxes han sabido adaptarse al paso del tiempo. ¿Su mejor baza? El factor sorpresa, tal y como subrayan a este medio Paco Lorente y Francisco Torreblanca, expertos en marketing.
Las redes sociales están repletas de vídeos donde los creadores de contenido abren sus paquetes. Es lo que se conoce como unboxing, en el jerga digital. Sin embargo, las blind boxes han aportado un extra que engancha a millones de personas por todo el mundo.
La fiebre social
El tag #blindboxes acumula en TikTok más de 245 millones de visualizaciones. La gran pregunta es qué tienen estos vídeos para arrasar en redes. Además del factor sorpresa que subrayan Lorente y Torreblanca, entre en juego el packaging. "Utilizan colores muy vivos, que llamen la atención y provoquen ese estado de alerta que activa la motivación de compra", detalla Lorente.
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Pero no hay que olvidar el formato del vídeo. Torreblanca habla de microstorytelling. "Sabes perfectamente cuál es el principio, desarrollo y final", señala el experto. Eso, sumado a la velocidad y la inmediatez de la red da lugar a una combinación que no falla: usuarios de todo el mundo pasando horas viendo cómo otros abren bolsas sorpresas. Ciertamente, suena absurdo.
No solo para niños, también para coleccionistas
La mayoría de blind boxes están enfocadas al sector de juguetería. Muñecos de PlayMobil, Disney y otros dibujos animados fundamentalmente.
Sin embargo, el público no son los más pequeños. También adultos. ¿El motivo? Muchos de ellos coleccionan esas piezas. "El concepto edición limitada funciona muy bien porque sabes que son figuras unitarias", explica Torreblanca.
Nuevos mercados
El factor sorpresa es una línea de negocio "interesante", en palabras de Torreblanca. Es por ello que las blind boxes han dado el salto a otros sectores como el de la comida o el de las mascotas.
Buena prueba de ello son Degusta Box o Patas Box. La primera de ellas realiza envíos mensuales a los usuarios con una selección de alimentos novedosos. La segunda hace lo mismo pero con productos para perros. Precisamente, el no saber qué vamos a recibir cada mes es lo que impulsa al usuario a mantener la suscripción mensual. Es por ello que las cajas sorpresas, sean del tipo que sea, consiguen un público muy fiel según explica Torreblanca.
Un clásico en pleno auge
Las bolsas o cajas sorpresas no son nada nuevo. El huevo Kinder o los cromos de Panini son algunos precedentes. Pero, ¿por qué ahora vuelven a estar en la cresta de la ola? "Es una vuelta de tuerca al poder del consumidor", adelanta Lorente. "Podemos comprar cualquier cosa de forma rápida y urgente desde casa. Con las blind boxes, el poder de decisión recae en la marca. Es esta la que elige qué le toca al cliente y no al revés. Contrasta con el ecosistema de consumo que tenemos en la actualidad", relata.
Pero, además, entra en juego el precio tal y como subraya el experto. Las blind boxes son baratas. Si no hay que rascarse mucho el bolsillo y el producto arrasa en TikTok… ya se sabe lo que sigue: una fiebre social por las blind boxes, que nos aportan algo diferente en una sociedad saturada de artículos. La sorpresa del interior solo es la excusa para gastar el dinero. La emoción, el verdadero impulso de compra.