Un reciente estudio internacional ha desafiado una de las suposiciones clave de los enfoques racionalistas de la economía: que las personas tienden a actuar siempre en beneficio propio, especialmente cuando pueden obtener un beneficio material.
A través de un experimento de campo único, los investigadores buscaron medir la “honestidad cívica” de los ciudadanos de diferentes culturas al abandonar 17.000 carteras con dinero en 355 ciudades de 40 países y observar cuántas eran devueltas a sus propietarios.
La realidad fue distinta
Los resultados fueron sorprendentes y revelaron una notable disposición a devolver las carteras, especialmente aquellas que contenían mayores sumas de dinero. Este hallazgo va en contra de las predicciones racionalistas, que anticipan que, cuando una persona se encuentra una cartera con una cantidad de dinero considerable, su interés personal prevalecerá, llevándola a quedarse con el dinero. Sin embargo, la realidad fue distinta.
“En prácticamente todos los países, los ciudadanos tenían más probabilidades de devolver las carteras que contenían más dinero”, destacó el estudio. Esta tendencia de comportamiento demuestra que el altruismo y una preocupación por no verse a sí mismos como “ladrones” influyen poderosamente en la toma de decisiones, especialmente cuando el valor del dinero es significativo.
La “honestidad cívica”
La “honestidad cívica”, que define el compromiso de los individuos con comportamientos honestos que benefician a la sociedad en general, es esencial para el desarrollo del capital social y económico, explican los investigadores. Sin embargo, suele estar en conflicto con el interés propio, lo que hace que este comportamiento ético sea aún más admirable.
En palabras de los autores: “La honestidad cívica es esencial para el capital social y el desarrollo económico, pero a menudo entra en conflicto con el interés material propio”.
Los niveles de honestidad entre los países
Las cifras revelan que los niveles de honestidad cívica varían considerablemente entre los países. En Dinamarca, Suecia y Nueva Zelanda, por ejemplo, el porcentaje de carteras devueltas con dinero superó el 80%, demostrando un fuerte compromiso cívico y un alto nivel de ética social. Por otra parte, en el conjunto de ambas opciones de carteras, con y sin dinero, Suiza, Noruega y los Países Bajos se posicionaron como las naciones con los índices más altos de devoluciones.
España, junto a países como Francia, Alemania, Australia y Canadá, se encuentra en un segundo grupo destacado de naciones en las que más del 50% de las carteras fueron devueltas. En el caso de aquellas que contenían dinero, el índice de devoluciones en este grupo superó el 60%. Los investigadores destacan que ni los economistas ni el público en general habían anticipado estos resultados.