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Cuánto vale un kilo de literatura: así es la única librería de España que vende libros a peso
En La Casquería del madrileño Mercado de San Fernando, el kilogramo de Lorca cuesta lo mismo que el de Quevedo o el de Ken Follet, y las dedicatorias van incluidas
Reposan en lo que, en otros tiempos, había sido una vitrina refrigerada. El suelo, de baldosas grises, ha cambiado las manchas de sangre por montañas de libros. En el rincón de los tuétanos y las mollejas, se ha instalado La señora Dalloway (Virginia Wolf), aunque no por mucho tiempo. Ya no hay sesos, sino palabras de Dos Passos, y ya nadie pide carne. “Ponme Veinte poemas de amor y una canción desesperada, de Neruda”. Ahora, en la báscula donde antes se pesaban corazones, pesan historias.
Es La Casquería, la única librería de España que vende libros al peso, y funciona igual que el resto de puestos del Mercado de San Fernando de Lavapiés. “Tú eliges lo que quieres, nosotros lo pesamos y eso es lo que pagas”, expone a Consumidor Global Luis, una de las 10 personas que hacen realidad un proyecto colectivo que acaba de cumplir 10 años dando una segunda vida a manuscritos de diferentes géneros y pesos.
El ambiente en La Casquería
Como sucede a menudo en los comercios del barrio de Lavapiés, en La Casquería Libros al Peso se mezclan los parroquianos autóctonos más o menos habituales con turistas cargados con sus cámaras. En sus caras se lee la curiosidad que sienten por este espacio, que remite a lo cárnico, pero está habitado por literatura. Es una mañana gris, pero dentro del Mercado de San Fernando el tiempo tiene muchos colores.
En este puesto, el género es variado: policiaca, narrativa traducida o en castellano, libros de viajes, de poemas, de arte, biografías o incluso textos más académicos. Aquí y allá se distingue el lomo amarillo de Anagrama, que vira hacia el gris por el paso del tiempo. También hay muchos clásicos de Austral, lo que quiere decir que La Casquería es un paraíso para los estudiantes de letras que necesiten trabajar con esos materiales.
Más baratos que el salmón o el solomillo
No obstante, no todo son, ni mucho menos, libros estrictamente viejos: es posible encontrar, sin dificultades, ediciones recientes de grandes editoriales. Asimismo, la opinión de los lectores se deja sentir en una sección de libros recomendados, todos con un pequeño cartel explicativo.
Tras deambular unos minutos hojeando volúmenes --con vistazos furtivos a hermosas dedicatorias firmadas a finales del siglo pasado--, llega el momento de pagar, y los libros se colocan en una báscula. Están más baratos que el salmón o el solomillo: el kilo cuesta 10 euros. Como se lee en el marcapáginas que sus encargadas entregan amablemente, se trata de "aprender a dar valor a lo desvalorizado".
La sombra del viento pesa 570 gramos
Entonces, ¿cuesta lo mismo un kilo de Stefan Zweig que uno de Ken Follet? “El precio se lo ponemos a la materia, al papel, que lo vendemos a 10 euros el kilo. No queríamos entrar en la ley de la oferta y la demanda y poner más caro un libro de Almudena Grandes porque nos gusta”, explica Luis. La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón, por ejemplo, pesa 570 gramos, por lo que su precio son 5,70 euros. Fuego, de Marguerite Yourcenar, es mucho más liviano --130 gramos-- y, por ende, más barato.
La catedral del mar, de Zafón, tiene un peso de 1 kilo y 200 gramos, pero el precio máximo por ejemplar en La Casquería es de 8 euros. Mientras que el mínimo es 1 euro. “Todos los libros que nos llegan son donaciones, y tampoco se trata de especular con ellos”, apunta Luis, quien explica que, desde el primer día, tienen el kilo al mismo precio.
Una joya escondida en un mar de libros
No impera, ni se pretende, que reine el orden. “Tenemos clásicos, pensamiento, zona de traducidos, novela castellana y un largo etcétera. Hay más novela que poesía u otros géneros, pero no tenemos ningún catálogo”, señala Luis, quien asegura que les llegan auténticas maravillas de gente que muere y dona su biblioteca. “Siempre solemos poner una joya escondida en medio de los cientos de libros”, confiesa.
La realidad es que, en este mar libros, entre La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, de Stieg Larsson, y El código da Vinci, de Dan Brown, se pueden leer las últimas novelas de Sandra Barneda o Nuria Roca, y “los versos más tristes esta noche” de Pablo Neruda. Pero no todos tienen cabida. Los únicos géneros que nadie quiere son “las enciclopedias y los libros de texto. Las primeras tienen el destino escrito en el reciclaje de papel; los segundos se puede intercambiar en las Ampas”, explica Luis.
Un refugio
Durante las Navidades, el Mercado de San Fernando tiene más afluencia de público, pero, a día de hoy, la mayoría son puestos de hostelería. “Se junta mogollón de gente, pero no vienen a comprar verdura ni libros”, asegura Luis. Sin embargo, el resto del año, La Casquería tiene una clientela fiel formada por esos parroquianos que acuden, de vez en cuando, en busca de una joya liviana o de libros a espuertas.
Porque la vida, si uno puede acudir a un puesto en el mercado y pedir tres novelas, el ensayo España invertebrada, de Ortega y Gasset, y Poeta en Nueva York, de Federico García Lorca, es sueño. O, simplemente, entretenerse leyendo una frase de En el café de la juventud perdida, de Patrick Modiano: “Le Condé era para mí un refugio contra todo lo que preveía que traería la grisura de la vida”. Le Condé o La Casquería.
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