La comida rápida suele ser barata porque se fabrica en grandes cantidades de forma estandariza, lo que reduce los costes. Además, todos los procesos están optimizados para aumentar la eficiencia y evitar el desperdicio. Por otra parte, los alimentos con los que trabajan suelen ser de calidad baja o media, por lo que conseguirlos no es costoso. Ahora bien, el impacto de la inflación ha motivado que, en los últimos años, los precios hayan subido de forma escandalosa en muchas cadenas.
Lo que antes estaba tirado ha dejado de estarlo sin que haya habido mejoras significativas a nivel nutricional o de sabor. Así lo prueba un estudio del medio estadounidense FinanceBuzz publicado en mayo, que muestra cómo se han disparado los precios de los menús en los últimos años en el país norteamericano.
La subida de precio en McDonald's
Las conclusiones del estudio son demoledoras: entre 2014 y 2024, el precio promedio de los menús aumentó entre un 39% y un 100%. Y donde más se han encarecido es en McDonald's. De hecho, en estos 10 años se ha duplicado (un aumento del 100%) el coste de varios artículos.
Este encarecimiento también es palpable en España. Por ejemplo, en mayo de 2022 varios medios de comunicación se hacían eco de la subida de precio de los nuggets: 6 unidades de estos icónicos sticks de pollo pasaron de costar en tienda 1,90 a 2,90 euros, un precio que se eleva hasta los 3,20-3,50 euros en plataformas como Just Eat o Glovo.
Incremento de las patatas fritas
Según FinanceBuzz, el precio de las patatas fritas se ha disparado un 138% en 10 años, pasando de costar 1,59 a 3,79 dólares.
“Pues pillar patatas fritas en un McDonald's… Hace bastante 0'70€. Hace poco 1€... Ahora 1'40€ (las patatas fritas pequeñas), por no hablar del precio de la Coca-Cola (más bien refresco de Cola) o los Nuggets. Menudo destrozo”, decía, en esta línea, una clienta en X (antes Twitter).
La respuesta de la empresa
Presionada por las críticas, McDonald’s decidió tomar cartas en el asunto y Joe Erlinger, presidente de la marca en Estados Unidos, publicó en mayo una carta abierta en la que defendió que las subidas no habían sido tan acusadas como se decía. Por ejemplo, arguyó que el Big Mac se había encarecido solo un 21% desde el año 2019.
Además, Erlinger defendió que los precios de muchos menús habían subido menos que la inflación. Lo cierto es que la escalada de precios en esta compañía contrasta con lo sucedido en Burger King, uno de sus competidores más directos, que en estos 10 años habría subido sus precios un 55%.
Pecio en Popeyes y Taco Bell
Tras la franquicia de los Arcos Dorados, Popeyes aparece como la segunda cadena con mayores alzas, un 86%; mientras que Taco Bell ocupa la tercera posición en el ranking, con incrementos de un 81%.
En cambio, en Subway y Starbucks los precios han aumentado solo un 39% desde 2014, el nivel más bajo entre todas las cadenas que analizó FinanceBuzz.