No se puede decir más claro, pero sí más alto: el zumo no es fruta. La marca Zü ha indignado a varios profesionales de la alimentación, y no es para menos. Uno de sus jugos, el de manzana, grosella, fresa y lichi, se anunciaba en los lineales de Eroski como “fruta exprimida, una de tus cinco raciones al día”.
El activista Álvaro Benito (en Twitter, inFoodmation) compartió la foto de la campaña en su cuenta de Twitter y poco a poco multitud de nutricionistas y técnicos alimentarios se hacían eco de ella. “El asunto viene ya de lejos y trae cola”, añadía Juan Revenga, autor de Adelgázame, miénteme y Con las manos en la mesa.
¿Por qué un zumo nunca será una fruta?
“Hay que desmitificar el zumo, tanto industrial como casero”. Habla Beatriz Robles, divulgadora científica y tecnóloga de los alimentos. A juicio de Robles, a nivel nutricional son muy parecidos y exprimirlo en casa no evita la cantidad de azúcares que lleva el brebaje.
“Los zumos contienen azúcares libres, y las piezas de frutas, intrínsecos”. Los primeros son mucho más nocivos, ya que son más directos, en cambio, los segundos --los intrínsecos-- “interactúan con otros nutrientes, como la fibra, que prolonga la absorción de azúcares”. Por lo tanto, jamás se podrá comparar un zumo con una pieza de fruta, ya que a nivel químico distan mucho. De hecho, hay algunos profesionales que hasta han apuntado que consumir dos vasos de zumo al día puede llevar a engordar hasta cinco kilos al año.
Siempre la pieza entera
Existe la convicción popular de que el desayuno completo y sano debe incluir un zumo de naranja. Pero, como asevera Robles, “los nutricionistas no solemos recomendar la ingesta de zumos”. De hecho, si se consume la fruta entera, el cerebro crea una sensación de saciedad, a diferencia del zumo, “que te lo bebes rápido y no piensas que estás consumiendo probablemente tres piezas enteras en una sola bebida”, explica la tecnóloga de los alimentos.
La Asociación para la promoción del Consumo de Frutas y Hortalizas 5 al día fue la encargada de promulgar dicha cantidad como aquella más óptima para la salud humana. No obstante, esta asociación considera que "no debe inducirse al consumidor a sustituir sistemáticamente el consumo de frutas frescas sólidas por el de zumo de frutas", tal y como ha hecho la empresa de zumos Zü. Aun así, desde 5 al día alegan que "el consumo de zumos de frutas debe delimitarse a un máximo de 1 ración al día", en concreto una ración de 150 mililitros.
La industria intenta blanquear los zumos
“Cierto sector de la industria alimentaria quiere que normalicemos algunos productos como sanos, como es el caso del zumo de frutas”, lamenta Revenga. Según este experto, que ya se ha hecho eco de varias campañas similares como la de Asozumos que utilizó un leitmotiv similar al del producto de Zü, “los mensajes que utilizan no pueden ser más directos”, y propone establecer nuevos mecanismos que brinden una mayor protección al consumidor.
“Existe un discurso marketiniano que se pone por montera las recomendaciones de instituciones y sociedades supranacionales sin ninguna repercusión”, subraya el especialista. Pero, más allá de la impunidad de las grandes empresas, lo más preocupante para los expertos es “que el consumidor se lo trague”.
“El azúcar, el nuevo tabaco”
Cada vez más nutricionistas alertan sobre el elevado consumo de azúcar. “El azúcar es el tabaco del siglo XXI”, apuntó Henk Grootveld, jefe de tendencias de inversión de Robeco y gestor de carteras en una entrevista en El País. "La situación de la industria de alimentos y bebidas azucaradas es comparable a la industria tabacalera en el año 2000, en la medida que los consumidores se vuelven más y más conscientes de los efectos de su exceso en la salud", añadió.
En 2016 la Organización Mundial de la Salud ya recomendó una reducción del azúcar para acabar con las preocupantes cifras de obesidad y otras enfermedades como la diabetes o la hipertensión. Entonces se acordó que la máxima cantidad de azúcar recomendada al día sería 25 gramos. Es decir, “menos de un vaso de 250 ml de bebida azucarada al día”, como matizan desde la organización. Aquellas declaraciones tuvieron mucha repercusión entre las grandes empresas alimentarias, como Coca-Cola. Rafael Urrialde, en aquel momento responsable de salud de la multinacional, dijo que no había que penalizar a toda la industria y que el problema “no es el azúcar, sino los excesos”.