Los veterinarios avisan: cuidado con el pienso vegano para mascotas hecho sólo a base de cereales

En España son muchos los hogares que tienen al menos una mascota a la que cuidar a diario. De hecho, la pandemia aumentó en más de un 40 % el número de animales de compañía en las casas. Pero, ¿controlan sus dueños la alimentación de estos? ¿Saben cuál es la mejor dieta? Lo cierto es que, como indican los veterinarios, hay que tener cuidado con el pienso para mascotas hecho sólo a base de cereales.  

La dieta conocida como low grain o baja en cereal señala que en el pienso el cereal no debe superar el 20 %. Porque, según apuntan varios especialistas, los animales necesitan también un buen aporte de proteínas a través de carnes, pescados u otros componentes. El uso de cereales como el trigo o el arroz aporta hidratos de carbono que, según algunos veterinarios, son necesarios para la dieta, pero otros expertos son más reacios a ellos y opinan que esa elección va en contra de la naturaleza animal. 

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Teo Camino

Cereales en el pienso para mascotas, ¿sí o no?

La industria de la alimentación animal y las marcas siempre han usado el cereal como aglutinador del resto de ingredientes que conforman el pienso. Es económico y eso gusta a los bolsillos de los consumidores. Sin embargo, y “tanto el perro como el gato son animales carnívoros y el cereal va en contra de su dieta y no lo digieren bien'', cuenta a Consumidor Global la nutricionista veterinaria Edurne Cornejo. 

“El uso de cereales nos ha hecho la vida cómoda porque abarata mucho la producción de los alimentos, pero no es nada recomendable en la dieta de nuestras mascotas”, reconoce esta experta. En este sentido, los perros pueden responder con una mayor tolerancia a este tipo de piensos “por la dieta omnívora a la que los hemos acostumbrado, pero para los gatos es bastante peor”, recuerda Cornejo. 

Aporte nutritivo

Frente a la idea de grain free o 0% cereal, Juan Domínguez de la clínica Celavet de Ourense sostiene que quitar el grano de un pienso no tiene por qué significar mayor coste o precio. “Nosotros siempre recomendamos la alimentación con grano y cereal. Si el perro no tiene alergia o intolerancia, no la tiene, es como si todas las personas comiéramos sin gluten”, remarca Domínguez.

“En su justa medida, los cereales son buenos porque aportan hidratos de carbono, yo no los eliminaría del todo”, opina también Elena Fernández, otra veterinaria. Para Fernández la clave no es si usar o no cereal, sino limitar el porcentaje o la cantidad del mismo.

 Revisar la información nutricional del pienso

Fernández recomienda observar con detalle la información nutricional de cada pienso porque “depende de qué tipo de cereales se empleen” pueden ser más buenos, o menos. Por ejemplo, la tolerancia no es la misma con el arroz, el centeno o la avena, según explica. Además, muchas marcas trabajan con los llamados subproductos del cereal como la cáscara o la harina. 

Este tipo de derivados son los que componen los piensos más baratos, como los que se venden en supermercados, y su precio suele estar en torno al euro el kilogramo. Además, Fernández remarca que el maíz, también presente en la comida para mascotas más low cost, es el ingrediente que hay que evitar leer en todo etiquetado de información nutricional. Asimismo, advierte esta veterinaria, “muchas marcas desglosan el maíz en subproductos para que aparezca más abajo en la tabla nutricional y que el consumidor no lo vea”.

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Consumidor Global

 La “moda” de los piensos naturales

Para Saúl González, veterinario en el centro Animalia de Madrid, la fabricación de productos libres de grano es más una moda que otra cosa. “Venden la idea de que son piensos naturales y ninguno lo son, además sustituyen los cereales por otros componentes como legumbres que también pueden generar intolerancias”, opina.

“Es cierto que puede haber perros a los que les sienten mal los cereales, pero no hay que eliminarlos del todo”, señala. No obstante, González avisa a los dueños: “No hay que abusar con los piensos que tienen gran cantidad de cereal porque pueden producir problemas gástricos, se disminuye la proteína y pueden generar déficits metabólicos”, concluye.