Jesús Cambra afirma que nunca ha fumado un cigarrillo, no le gusta ni su olor ni su sabor. Pero, un día, este joven de 25 años fue a un estanco a comprarse una Coca-Cola. A la hora de pagar, el vendedor le habló de un nuevo producto de moda que consiguió llamar su atención. Eso pasó hace dos meses, desde entonces, Jesús ya ha comprado unos 10 vapers desechables, y se considera un fumador habitual de este cigarrillo electrónico, pero no de tabaco.
“Esto de los sabores me mola”, comenta sobre este producto que tiene una gran variedad de sabores que lo hace atractivo para el consumidor. “Llegas y te lo compras, sin tener que estar atento a la batería. Tiene entre 400 y 600 caladas y lo puedes usar cuando quieras”, matiza a este medio.
Los vapers desechables enganchan a los no fumadores
Poco a poco, los amigos de Cambra también se fueron sumando a esta tendencia. De hecho, el joven zaragozano afirma que ahora ve que “casi todo el mundo se ha vuelto loco con esta movida”. Incluso, él mismo reconoce que está enganchado a este cigarrillo electrónico. “Te apetece probar otros sabores y, poco a poco, notas que te seduce”, afirma.
Sin embargo, cuando se le pregunta si entre sus conocidos hay personas que fuman tabaco y usan vapers desechables, no sabe responder y eso le lleva a cuestionarse por qué este producto causa furor entre aquellos que no han probado nunca el tabaco. Él achaca esta cuestión a un asunto económico. “Es más caro que el cigarrillo convencional –su precio oscila entre los 7 y 15 euros–. Además, si fumas mucho se te puede acabar muy rápido. Esto tiene una determinada cantidad de caladas, por lo que puede que no te salga a cuenta”, explica.
Cómo funciona
Los vapers desechables contienen vapor de agua, pero también partículas de nicotina, glicerol, dietilenglicol, propilenglicol, nitrosaminas, partículas PM, cromo y níquel, entre otros. Todos estos componentes, tal y como informa el Instituto Europeo, son tóxicos a corto plazo para el sistema respiratorio y cancerígenos a largo plazo.
“Tiene un sistema electrónico, una batería y un atomizador. Se calienta el líquido que contiene y con el atomizador se evapora la mezcla. Sin embargo, eso no es vapor de agua. Son sustancias cancerígenas y tóxicas, por lo que son muy perjudiciales para la salud", destaca a Consumidor Global Andrés Zamorano, presidente del Comité Nacional Prevención Tabaquismo y coordinador del Grupo de Tabaquismo de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
No es una alternativa al tabaco, según los expertos
De esta manera, pese a que en los estancos se presentan como una alternativa al tabaco, lo cierto es que está provocando el efecto contrario. “Hay una especie de introducción a los más jóvenes hacia el tabaco con esta atractiva gama de colores”, señala Zamorano.
Según la encuesta sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España, Estudes, un 44 % de las personas de entre 14 a 18 años ha consumido alguna vez cigarrillos electrónicos. “Estos son unos datos que nos indican que va dirigido fundamentalmente a los jóvenes. Aunque la industria tabaquera los intente hacer más atractivos, sacando beneficios como el buen olor o que no amarillentan los dientes, la verdad es que son un portal a la introducción del tabaco”, advierte el experto.
¿Una fórmula para dejar de fumar?
Un estudio elaborado por el Ministerio de Sanidad, también insiste en que, además de no facilitar el abandono, los Dispositivos Susceptibles de Liberación de Nicotina (DSLN) o comúnmente conocidos como cigarrillos electrónicos podrían impedir la desnormalización del consumo de tabaco, así como potenciar su consumo e incitar a aquellos que no son fumadores.
Es más, para la mayoría de los encuestados no fue una herramienta útil para dejar de fumar. Un 52 % no disminuyó en absoluto su consumo de tabaco, mientras que un 5 % lo incrementó. Asimismo, un 10 % dejó de fumar, pero volvió a hacerlo pasado un tiempo y un 17 % redujo algo su consumo de tabaco. Solo un 14 % manifiesta haber dejado de fumar definitivamente con el uso de estos dispositivos.
Se vende más de 50 vapers en una mañana
María Emilia trabaja en un estanco, ubicado en Rambla de Catalunya (Barcelona), donde nada más entrar se ve una vitrina llena de vapers desechables, al menos, de 30 sabores diferentes. “La mayoría o muchos que no fuman se han pasado al vaper”, menciona para luego preguntarle a su compañera que afirma rotundamente que, efectivamente, “sí, son muchos los clientes no fumadores” que compran este producto.
Por su parte, Anna Vidal, empleada de otro estanco ubicado en el centro de Barcelona confirma este dato y añade que, por la mañana, suele vender entre 40 o 50 vapers. Mientras, otra trabajadora --cuyo nombre no ha querido revelar-- de un estanco situado en la calle Juan Ramón Jiménez, en Madrid, afirma que por las tardes vende unos 30, pero, según ella, los fines de semana se duplica la demanda. "Aunque hay muchos que piden esto por curiosidad y por probar. La mayoría con nicotina", matiza Vidal. Y justo cuando este medio habla con ella, entra un joven veinteañero a por uno de sabor manzana.