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Turismo de luces: así imitan a Vigo las ciudades españolas para ser tu destino de compras navideñas
Tanto las grandes capitales como las poblaciones poco turísticas potencian el alumbrado para atraer al visitante nacional e incentivar el comercio y la hostelería
“Ten, nine, eight, seven, seis, cinco, cuatro, tres, dous, un, ¡cero! ¡Arrancou a Navidad no planeta!”, pronunció Abel Caballero, ante 45.000 personas, tras pulsar el botón rojo que enciende las 11 millones de luces led. Y se hizo la luz en la Porta do Sol de Vigo. Un espectáculo que tanto hoteleros como restauradores celebran --prevén estar completos todos los fines de semana hasta enero--, y que pone de manifiesto que el turismo de luces se ha incrementado en los últimos años.
Vigo es el ejemplo de que una ciudad mediana puede atraer a miles de turistas con su iluminación. “Ha sido pionera y ha hecho que potenciar el alumbrado navideño sea algo obligatorio para cualquier ciudad española. Por eso se está produciendo un efecto imitación”, expone el especialista en turismo y director de estrategia de la consultora Superunion, Jesús Hernández.
Las capitales de la Navidad
Sí, la Navidad también tiene capitales. San Sebastián comparte el honor de ser la Capital Europea de la Navidad 2022 junto a la ciudad italiana de Génova. Por ello, la ciudad donostiarra cuenta con nuevos espacios iluminados, como la fachada del teatro Victoria Eugenia o los Relojes de La Concha, toda con luces led, pero con 66 horas menos de encendido, porque este año va a ser una "Navidad solidaria, sostenible, inclusiva y europea", destaca la edil donostiarra de Desarrollo Económico y Empleo, Marisol Garmendia.
La que fuera designada como 1ª Capital Europea de la Navidad (2018) por el Parlamento Europeo, Torrejón de Ardoz, tampoco quiere quedarse atrás. El 18 de noviembre se convirtió en la primera ciudad española en encender las luces y cuenta con Mágicas Navidades, una ciudad navideña en miniatura y el “mejor y mayor” parque de la Navidad en España. Eso sí, va con entrada (2-4 euros) y las atracciones tienen un coste que oscila entre uno y cuatro navicoins --la moneda del recinto ferial--, o, lo que es lo mismo, entre 1,80 y 7,20 euros.
Más brillo, más compras
“Los españoles se mueven para ver el mercado navideño más grande, una ciudad inundada de luz, los fuegos artificiales más espectaculares…”, apunta Hernández, quien explica que, en los últimos años, las ciudades son cada vez más ambiciosas para que el alumbrado invite, incluso, al turismo internacional. “Es una inversión que multiplica el retorno: activa el consumo y beneficia tanto al sector turístico como a la economía general de la ciudad”, añade.
La Navidad es un chispazo de luz durante los días más oscuros del año. Por ello, además de ser un momento muy esperado a nivel social, “el alumbrado nos permite mantener nuestros horarios y nuestro estilo de vida. Nos permite salir a la calle, de noche, y que las ciudades no queden desérticas al anochecer. Las luces nos deslumbran y nos apasionan. Iremos a los sitios iluminados, a las ciudades que se diferencien y se posicionen como un destino de luz y de compras”, expone el vicedecano de turismo de la IQS School of Management, Ricard Santomà.
La Navidad en Madrid y Barcelona
Las calles de Madrid cuentan, desde este jueves, con 6.700 cadenetas, 115 cerezos y 13 grandes abetos iluminados. 11 millones de bombillas repartidas por la capital que se suman a la cuarta edición del ya tradicional espectáculo que se celebra en el Real Jardín Botánico, Naturaleza Encendida, para el que se vendieron 250.000 entradas antes de su inauguración (15 de noviembre). Aun así, la Confederación Española de Comercio (CEC) ha solicitado al Ministerio de Industria, Comercio y Turismo una relajación de las restricciones de los horarios de alumbrado de los escaparates establecidas como medida de ahorro energético y piden que se pueda ampliar la hora límite de apagado más allá de las 22 horas.
Por su parte, Barcelona amplía el tramo iluminado en 4 kilómetros, pero se reducen las horas de encendido --42 horas menos-- para contribuir con el ahorro energético. A ciudades como Madrid o Barcelona “ya se les presupone una inversión potente en este sentido, pero en ciudades más pequeñas no era tan frecuente hasta la irrupción de Vigo”, señala Hernández.
Otros destinos de luz
¿Cuán diferencial es la oferta que puedan ofrecer los diferentes ayuntamientos? Entre robles milenarios, con chocolate y churros, pista de hielo, una original figura de El Grinch, tres camellos y más de 50.000 luces, Almanza volverá a convertirse este año en el epicentro navideño de los pueblos de León.
Alicante no ha podido ser la primera ciudad en encender las luces de Navidad --Torrejón de Ardoz se le adelantó--, pero el Ayuntamiento ha invertido 200.000 euros más que el año pasado y ha instalado una bola de Navidad iluminada de doce metros de altura, entre otros reclamos. Porque la luz “atrae al turismo local e invita a las personas de los pueblos vecinos a acercarse e ir de compras”, explica Hernández.
Los más beneficiados
Porque el turismo de luces genera un importante beneficio económico a los comercios, aunque no todos le sacan el mismo partido. A los comercios que tienen una iluminación trabajada en el escaparate y en el interior, “iluminaciones tan masivas como las de algunas ciudades por estas fechas pueden producir que ese efecto quede anulado, que la iluminación de la calle homogeneice su escaparate y no les ayuda tanto”, explica el especialista en branding turístico.
En cambio, “los comercios que tienen una iluminación menos trabajada, se pueden ver más beneficiados porque, al final, sus escaparates también destacarán con la iluminación navideña”, añade Hernández. Porque la luz llama la atención, pero, como escribió el escritor japonés Junichiro Tanizaki en El elogio de la sombra (editorial Siruela), “lo bello no es una sustancia en sí, sino un juego de claroscuros producido por la yuxtaposición de las diferentes sustancias que va formando el juego sutil de las modulaciones de la sombra”.
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