Hace ya un tiempo que se habla de la moda de los productos naturales como alternativa a los químicos. Esta tendencia ha calado hondo en casi todos los sectores: alimentación, salud, moda y, también, en estética. Todos los artículos destinados al cuidado de la imagen personal tienen su equivalente natural, una opción más cara y que no siempre ofrece los mismos resultados. “Dura menos tiempo porque no tienen la capacidad de abrir la cutícula y penetrar en la raíz del cabello como sí hacen los químicos”, explica Mariola Sánchez, dueña de una peluquería orgánica en Madrid sobre los tintes naturales o vegetales.
Famosas como Gwyneth Paltrow, Natalie Portman o Madonna han ayudado a popularizar este tipo de alternativas en sus redes sociales, convirtiéndose en una opción ampliamente aceptada. Pero hay un sector para el que más que una elección, este tipo de tintes es la única alternativa. Se trata de las pacientes de cáncer. “Cuando están en tratamiento activo recomendamos tintes naturales con la menor cantidad de productos químicos al igual que las cremas porque la quimioterapia afecta a la piel y a la mucosa y pueden producirse reacciones alérgicas”, advierte la doctora Esther Holgado, jefe de servicio de Oncología Médica del Hospital La Luz de Madrid.
Tintes naturales vs. químicos
Los tratamientos naturales de belleza son aquellas terapias sin agentes químicos. Para que sea considerado como tal, su composición debe estar formada al 100 % por plantas medicinales como las tintóreas, ayurberdicas o shikakai, un tipo de árbol de la India. “Hay dos clases de plantas, las de la India y las de Marruecos. Nosotros usamos la primera porque la planta se deseca de forma natural. En Marruecos, sin embargo, este proceso se realiza con metales. No es químico, pero sí puede ser tóxico”, explica a Consumidor Global Sánchez.
El problema de los pigmentos que no son naturales, explica la peluquera, es que “el químico, para que entre en el pelo, tiene que abrir la cutícula para que penetre el tinte y al final lo que produce es un desgaste de la primera capa del cabello que luego es muy difícil de reparar. Además, al estar en contacto con la piel puede provocar reacciones alérgicas”. De hecho, antes de practicar este tratamiento se suele realizar una prueba de sensibilidad que dura 48 horas para comprobar si se puede aplicar o no. Con los tratamientos naturales, no obstante, eso no es necesario.
Cómo cuidar la imagen cuando se tiene cáncer
Hace diez años, a Úrsula Garrido le diagnosticaron cáncer. Cuando a alguien le dan esta noticia, en lo último que se piensa es en la imagen, pero, pasado un tiempo, llega un momento en el que verse saludable es una forma también de enfrentarse a la enfermedad. Cuando llegó ese momento, el médico oncológico que la trató -- hoy está completamente recuperada-- le prohibió utilizar productos químicos durante el proceso de quimioterapia, ya que su composición podría provocar algún tipo de reacción en la piel. No a todos los pacientes de esta enfermedad se les cae el cabello durante el tratamiento, pero “cuando están con quimio se aconseja que no se pinten ni las uñas y cuantos menos productos químicos usen, mejor”, asegura la doctora Holgado.
Con el tiempo, y el deterioro natural del cabello, Garrido recurrió a tintes para disimular algunas canas. “Procuro optar por lo más natural, aunque el problema de esta opción es que no te queda el mismo color. Yo tengo el pelo oscuro y cuando me lo aplico se me queda como cobrizo, pero me gusta porque da un aspecto más natural”, explica a este medio Garrido. Otro inconveniente es el precio y la duración. Es demasiado caro para lo poco que dura. Hace un mes que Garrido fue a colorearse el pelo, y, según relata, ya se le notan de nuevo las canas. Con los productos químicos el color puede durar hasta dos meses más.
Lo natural sale más caro
El precio de un tratamiento con tinte natural en una peluquería es más caro que si se compra el producto en cuestión y se aplica en casa. La marca de belleza L'Oréal, por ejemplo, tiene su línea Botanea que promete una coloración “100 % herbal y vegana” a un precio que ronda entre los 70 y los 85 euros la unidad de 400 gramos en Amazon. Este producto daría para unas cuatro aplicaciones. En la peluquería ecológica de Sánchez, por otro lado, una coloración de este tipo cuesta 80 euros si es la primera, aunque puede reducirse el coste a partir de la segunda.
Pero Botanea no es la única opción del mercado. Existen otras más baratas, como el tinte ecológico Cultivators. Cuatro bolsitas de 25 gramos de este producto tienen un precio de 11,50 euros y se venden en la tienda de productos ecológicos Ecoeko. El compuesto principal de este artículo, al igual que el de L'Oréal, es la Henna, uno de los pigmentos naturales más utilizados en estos casos. Otra de las marcas favoritas de los estilistas es Wella que también tiene una versión natural. En este caso, un bote de tinte vegetal Nutmeg de Wella --que contiene 120 gramos-- sale por menos de 30 euros y da para unas dos coloraciones. Sin embargo, los precios de los pigmentos químicos se sitúan, por lo general, muy por debajo de estas cifras. Así, por ejemplo, la marca Garnier vende en Carrefour un tinte de su línea Olia por apenas seis euros.