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El engaño de comprar un test en internet para conocer el origen de tus genes

Los resultados de estas pruebas son poco fiables y los expertos advierten de que es un error usarlas para averiguar la predisposición a padecer ciertas enfermedades

Javier Roibás

Una científica en un laboratorio especializado en test genéticos / EFE

Es fácil comprarlos en internet y en los últimos años se han convertido en un regalo original y divertido. Son los test genéticos para conocer el origen de nuestros ancestros. Las empresas que los comercializan prometen que estos análisis desvelan cómo de exótica es la sangre que corre por nuestras venas, a pesar de que nuestra abuela sea, por ejemplo, de una remota aldea gallega. Los expertos advierten de que son poco fiables y temen que se anuncien como pruebas para detectar la predisposición a padecer ciertas enfermedades.

Al hacer una búsqueda rápida en la red para comprar uno de estos kits caseros, uno de los primeros resultados apunta hacia la web de Amazon. El producto que aparece no es el más caro --ni barato-- del mercado, pero, por 129 euros, promete que en poco más de un mes ofrecerá un sinfín de información genética. “Necesitamos que las autoridades sanitarias tomen cartas en el asunto y regulen a todas estas empresas porque hacen publicidad engañosa e incumplen con la legislación de forma flagrante”, asegura a Consumidor Global Ignacio Blanco, coordinador de las Unidades del Consejo Genético del Instituto Catalán de Oncología (ICO).

Un servicio más lúdico que científico 

Sobre la validez de estos test, Blanco lo tiene claro. “No son fiables”, subraya. Las respuestas que dan sobre los orígenes del usuario “son muy genéricas y amplias”, por lo que recomienda tomarlas con cautela. En la misma línea se pronuncia también Esther Fernández, directora técnica de la empresa de diagnóstico genético preimplantacional Geniality. Según explica, estas pruebas analizan una serie de marcadores del ADN llamados polimorfismos. Éstos presentan porcentajes más elevados en determinadas poblaciones y a partir de ahí se puede extraer “una especie de genealogía”. 

El problema surge cuando las bases de datos genéticas que usan estas empresas para cotejar la información proporcionada por el consumidor comparan el ADN de personas contemporáneas, no de las que vivieron en el pasado. A ello se une que los resultados pueden variar en función de si se adquiere el producto a través de una firma u otra.

Estudios formales

Tanto Blanco como Fernández coinciden en que la utilización de los test genéticos para hacer, por ejemplo, análisis sobre migraciones, sí que pueden tener valor y ser bastante fiables. “Lo que se hace es ver todas las variaciones genéticas y se van agrupando. Esto permite ver los flujos de población y de dónde proceden. Lo que pone sobre la mesa es que todos tenemos un componente de todos lados. No hay nadie que sea puramente español, catalán o vasco”, recalca Blanco.

En cuanto al rango de precios en el que se mueven estos kits caseros, que van desde los 75 hasta los 400 euros, la directora de Geniality asegura que se ajustan al mercado. “Lo que antes costaba muchísimo dinero, que era secuenciar un genoma, ahora ha reducido su precio de forma considerable. El avance de la tecnología ha abaratado un diagnóstico que antes era muy elitista”, añade.

No son pruebas diagnósticas

El kit casero de 129 euros mencionado antes, al igual que muchos de los que se encuentran en internet y hasta en farmacias, además de desvelar el origen de los ancestros, también promete sacar de dudas al consumidor sobre la probabilidad de padecer ciertas enfermedades o de transmitirlas a los hijos. Es decir, algunos compran estas pruebas para conocer su predisposición a la obesidad o a la calvicie e, incluso, su tolerancia al alcohol.

Un biólogo analiza una muestra en un laboratorio / PIXABAY

 

Pero, según un informe publicado en octubre de 2019 por María Fernández, especialista del Grupo de Investigación de Atención Farmacéutica de la Universidad de Granada, el uso de los test genéticos directos al consumidor --como se denominan en el argot académico-- “escapa de la regulación sanitaria directa”. Además, este  documento subraya que los  kits caseros no son pruebas diagnósticas y, por tanto, “no pueden ser usadas por sí solas para decidir tratamientos o cualquier tipo de intervención médica”.

Ceder material genético

La ley española de investigación biomédica, que regula los estudios genéticos con carácter diagnóstico, exige que su realización vaya  acompañada de un asesoramiento profesional previo y posterior. 

“Estos estudios no hacen este asesoramiento, por lo que no cumplen la normativa”, incide Blanco, que agrega que desde la Asociación Española de Genética Humana se han posicionado para pedir a las autoridades que regulen debidamente a las empresas que ofrecen estos productos.“El individuo está cediendo su carnet de identidad genómico y no sabe ni a dónde va ni qué se va a hacer con él”, alerta.