La tecnología móvil no ha dejado de evolucionar desde sus inicios y cada vez lo hace más rápido. Nuevas funcionalidades, modelos adaptados a todo tipo de necesidades y un sinfín de mejoras para hacer más fácil el uso de los dispositivos. Un ejemplo de ello es la conocida tarjeta SIM, cuyo tamaño ha menguado hasta incluso desaparecer y hacerse virtual. Es la denominada eSIM y su llegada trae numerosas ventajas, aunque también genera algunos recelos.
La SIM ha cambiado sus formatos a lo largo del tiempo. Del tamaño de una tarjeta de crédito pasó a la mini-SIM. Más tarde llegó la microSIM y por último la nanoSIM. Ahora la variante que podría acabar con todas ellas es la eSIM o SIM virtual. Pero, ¿en qué consiste esta tecnología?
Un chip integrado en el teléfono
La eSIM es un chip integrado en el propio teléfono que sustituye el formato físico que conocemos de esta tarjeta. Es decir, toda la información de la red móvil pasa a estar almacenada en el propio dispositivo. Su nombre responde a embedded SIM o SIM integrada y, por el momento, sólo los teléfonos de última generación incluyen esta tecnología.
Según los expertos y las operadoras móviles, este sistema trae consigo numerosas ventajas que mejoran la usabilidad de los dispositivos y, además, ofrece un paso más en el mundo del Iot (Internet of Things) o Internet de las cosas. La primera ventaja de este sistema es que la información de una red móvil pasa a poder modificarse de forma sencilla si se cambia de operador y, además, no habrá que esperar una nueva tarjeta física.
Red móvil en el extranjero
Para activarla tras realizar la solicitud a la operadora, hay que escanear un código QR que transfiere los datos de la red a la nueva tarjeta virtual. En cualquier caso, las compañías telefónicas indican a sus clientes las instrucciones correspondientes para realizar la configuración. Su uso puede darse tanto en empresas nacionales como extranjeras. Esto es un punto a tener en cuenta en el caso de los usuarios que viajan con frecuencia a otros países fuera de Europa en los que no se comparten los servicios del operador del país de origen.
Rafael Pérez, director de Productos, Servicios, Dispositivos y Asociaciones Estratégicas de Orange en España, explica a Consumidor Global que la facilidad y rapidez para configurar las SIM virtuales hace que sea una muy buena alternativa para personas que requieren servicios de forma temporal, como es el caso de los viajes al a otros países. “El cliente puede activar una eSIM de un operador local durante su estancia y así optimizar sus costes”, señala.
Impacto medioambiental
“Además, esta digitalización habilita otros modelos logísticos hasta ahora muy complicados de realizarse, como el reemplazo de tarjeta en el extranjero ante robo o pérdida”, añaden fuentes de Movistar. Otra de las ventajas de las que hablan tanto expertos como operadoras es la reducción del impacto medioambiental que puede traer la generalización de la SIM virtual.
El fin del soporte físico reduciría el flujo constante de tarjetas de plástico por cada portabilidad procesada. Y es que en España se tramitan al año un importante número de cambios de compañías, en concreto, en 2020 se realizaron 6.768.175 portabilidades, según datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Adaptarse a una nueva tecnología
Sin embargo, aunque la llegada de la eSIM trae numerosas ventajas y facilidades, lo cierto es que existen algunos inconvenientes que pueden generar rechazo entre algunos clientes acostumbrados al uso del chip tradicional. Rafael Pérez, director de productos y servicios de Orange, reconoce que la adaptación a una nueva tecnología y el cambio en la forma en la que el cliente gestiona la información en su dispositivo “puede ser un hándicap” que frene la implantación del uso de las SIM virtuales.
Por otro lado, cuando un móvil se avería, el chip clásico puede ser reutilizado en otro dispositivo, de forma que conserva toda la información de la red móvil. Con las tecnología virtual, si un terminal no se puede reparar, perdería toda la información y habría que contactar con la operadora para recuperar esos datos, en caso de que ésta almacene el paquete software de la red.
“Una posible brecha de seguridad”
José Francisco Montserrat, catedrático de comunicaciones móviles de la Universitat Politécnica de Valencia, explica a Consumidor Global que la llegada de las eSIM también puede traer “una posible brecha de seguridad”. “La información de la tarjeta virtual es un paquete software que puede estar en cualquier sitio y que puede ser replicada”, alerta. Montserrat indica que cuando se retira una tarjeta física, el operador deja de tener constancia de esa red, mientras que la virtual siempre puede estar trazada. “El hecho de que haya un paquete de software que puede estar en cualquier sitio y que no podemos controlar de forma física es una posible brecha de seguridad”, advierte el profesor.
“Sí que es cierto que ahora mismo se siguen bastantes protocolos de seguridad, no obstante, es una puerta más que metes a tu casa y que hay que vigilar”. Para María Guijarro, profesora de la Facultad de Informática de la Universidad Complutense de Madrid, el mayor inconveniente de las las tarjetas virtuales sería también “volver a la nube”, pero es que “ya vivimos en la nube”, señala. La docente opina que este sistema puede generar rechazo en las personas que se niegan a vivir en una “conectividad absoluta” y que, por tanto, prefieren mantenerse en los teléfonos tradicionales.
Operadoras y dispositivos compatibles
En la actualidad, no todos los operadores ofrecen el uso de de esta tecnología en sus tarifas. Orange fue la primera compañía en hacerlo en España en 2018 y, tal y como cuenta Rafael Pérez, “todos los clientes pueden usar una eSIM, siempre y cuando tengan un dispositivo compatible con esta tecnología”. Igual ocurre con Movistar, Vodafone, Yoigo, Pepephone, Jazztel y O2.
Para conocer si un dispositivo es compatible con el uso de la esta tecnología, el profesor José Francisco Montserrat indica que se puede comprobar al marcar en el teclado de llamada el código *#06#. “Aparecerán los IMEI o códigos identificadores del teléfono y, en caso de tener tarjeta virtual, se verá un EID (eSIM Identifier)”, remarca el catedrático.
Expansión lenta y 2025 como año objetivo
Aunque la eSIM parece llegar a ralentí a los teléfonos españoles, expertos y compañías vaticinan que el uso generalizado de estas llegará en los próximos dos o tres años. “Estimamos que será hacia 2023 cuando podría despegar del todo esta tecnología, con más dispositivos compatibles, y que en 2025 su uso ya sea algo habitual”, asegura Rafael Pérez, de Orange.
Desde Movistar reconocen que el crecimiento es lento y predicen que el uso de las tarjetas virtuales se masificará cuando los principales fabricantes sólo ofrezcan modelos para este tipo de tecnología y sin tarjetas físicas. Además, explican que “por la madurez de la industria, ese proceso puede durar un par de años”. El catedrático de comunicaciones móviles, José Francisco Montserrat, coincide en que será en dos o tres años, “cuando el chip de la eSIM sea más barato y fácil de integrar en los terminales”.