El superpoder de los champús caros y otros falsos mitos sobre la higiene del cabello

Conseguir una melena sana y cuidada es un problema para muchos usuarios. Mientras unos buscan prevenir la alopecia temprana, otros quieren acabar con el exceso de grasa. Sin embargo, ¿cómo saber qué producto  elegir y cuánto invertir? “El peluquero debe hacernos un diagnóstico sobre nuestro tipo de pelo y los tipos de cuidados que necesita para mantenerlo saludable y bonito. Nos podrá recomendar un champú concreto, así como unos hábitos de higiene y cuidados adecuados para el mismo”, explica Manuel Mon, dueño de la peluquería que lleva su nombre en Oviedo.

La clave a la hora de elegir el champú perfecto tiene que ver con las necesidades reales de cada cabello, así como evitar ingredientes sintéticos, tipo siliconas, que enmascaran sus efectos y que, a la larga, perjudican. No obstante, es importante recordar que ciertos productos baratos también son igual de aptos y no hace falta gastar una fortuna para lucir un cabello sano. “Los champús de bajo precio, o los de venta en grandes superficie, no son nocivos. Su composición es apta para el uso frecuente y útil para el consumidor estándar”, explica el doctor Antonio Ortega, dermatólogo de la Clínica Menorca de Madrid.  

Diferencia de precio

Cada español gasta de media 150 euros al año en cosmética de gran consumo. De ellos, un 24% se invierte en geles, champús e higiene dental, según el informe Beauty Obsession elaborado por EAE Business School. En general, las marcas de los productos que se venden en peluquería usan agentes limpiadores más suaves y en cantidades más concentradas. Sin embargo, pagar 300 euros por el lujoso Ten Voss o 150 euros por la propuesta de alta gama de Philip B, sobrepasan, con creces, el presupuesto medio y habitual de la mayoría de usuarios.

Pero los expertos recuerdan que no es necesario lavarse el pelo todo los días, por lo que un champú puede durar bastante tiempo. “Lavar el cabello con demasiada frecuencia puede crear dermatitis y exceso de porosidad”, explica a Consumidor Global el peluquero Renato Nuez, dueño del espacio con su propio nombre que hay en Madrid. 

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‘Tips’ para elegir el champú adecuado 

“A la hora de escoger un cosmético de limpieza no importa tanto el precio, como el tipo de cabello en particular y sus necesidades concretas”, indica el estilista y peluquero Nuez. La clave está en la zona cercana a la raíz del cabello e identificar si el pelo es normal, seco o graso. Además, hay que tener en cuenta otras cuestiones como si se trata de un cabello rizado o liso, presenta encrespamiento o está teñido.

Por último, es recomendable “tener un champú madre y otro segundo para no acostumbrar al Ph del cuero cabelludo”, añade Nuez. Y si se sufre de alguna patología, antes de elegir entre un champú de cientos de euros o de menos de tres, la dermatólogo Ortega aconseja acudir al médico especialista para recibir un tratamiento específico. En este caso, lo importante no es lo que se invierta en el producto si no dar, primero, con el problema para, después, buscar la mejor solución. 

Formulación 

“La principal diferencia entre unos champús y otros  reside en la formulación, composición y concentración de activos”, explica Pelayo del Pozo González-Cueva, vocal del Colegio de Farmacéuticos de dermofarmacia de Asturias. Así, por ejemplo, los champús que se venden en farmacia forman parte de tratamientos capilares que están avalados por estudios que respaldan la eficacia y seguridad de dicho producto.

Mientras, los productos naturales también suelen ser más caros. Los ingredientes orgánicos tienen su reflejo en el precio que sube cuanto más alta es la dosis, sobre todo si son componentes certificados. Sin embargo, “algunas marcas utilizan cantidades bajas de ciertos ingredientes, como cannabidiol, sólo para que aparezca en la etiqueta, aunque no contenga la dosis adecuada y los beneficios no se noten”, insiste Arman Puzic, CEO de la firma cosmética In The Wild.

Factor psicológico 

Algunos champús cuentan con mucha investigación detrás y trabajan con activos muy específicos y difíciles de conseguir, y esto es lo que hace que sean más caros. Pero en otros casos simplemente se trata de una estrategia de marketing. “La publicidad que invierten las marcas en esos productos  repercute en el precio final. Asimismo, hay que tener en cuenta otros parámetros como el diseño del packaging y la fabricación”, indica Helena Reyes, CEO de My Organics. En este sentido, fabricar grandes cantidades resulta más económico que si se opta por pocas unidades de un producto. 

Además, en el caso de un champú de 200 euros, el valor emocional también tiene un gran peso.  Desde un punto de vista racional, el coste de producción no está justificado. “Un 98% de las ventas de este tipo de productos se debe al factor psicológico o motivacional”, subraya Josué Gadea, autor del libro Venta por Valor. Estos productos se centran en el deseo, es decir, en cómo lucirá el cabello y todo lo que ello puede suponer. “En ocasiones, los consumidores están dispuestos a pagar lo que haga falta para solucionar ese problema, para conseguir aprobación social o la sensación de ser superior”, añade Gadea.