Una piscina llena de chorros de masaje, relax y desconexión… Esta propuesta, que resulta aún más apetecible en invierno, se puede mejorar si al consumidor le encanta la cerveza. Los spas de cerveza, como los centros de Beer Spa España, ofrecen la posibilidad de relajarse y disfrutar bebiendo, creando y relajándose con una rubia en la mano. Sin embargo, no en cualquier sitio: ni Barcelona ni Madrid, disponen aún de esta opción. ¿Por qué?
La cadena, que abrió sus puertas hace cuatro años en Granada, cuenta hoy con tres centros más: otro propio en Zahara de los Atunes, Cádiz, y dos franquiciados en Alicante y Tenerife. La decisión de expandirse con este modelo de negocio, cuenta Juan Sánchez, Manager General de Beer Spa Internacional, tuvo que ver con un control eficaz de cada centro. “Llevamos 21 años gestionando balnearios, y expandirnos controlando tantos es demasiado. De esta forma, el franquiciado es el que está pendiente del negocio día a día”, explica a Consumidor Global.
A la espera del socio perfecto para abrir un spa de cerveza
Beer Spa España ya anunció en 2018 su intención de abrir centros en Madrid y Barcelona. Sin embargo, tres años más tarde eso todavía no ha ocurrido. En la capital no pudieron cumplieron sus expectativas porque “en el último segundo” los socios se echaron atrás. “Abrir en Madrid sería un bombazo. Estamos intentando cerrar una operación, pero lleva su tiempo. Es rentable, pero la gente también tiene mucho miedo por el coronavirus”, expone Sánchez.
Las expectativas, en palabras del promotor de este servicio, son muy buenas, pero hay que encontrar a la persona adecuada. Por ello, espera abrir un centro en Madrid a finales de 2022. En Barcelona también buscan un franquiciado. Mientras tanto, han puesto el foco en hoteles interesados: en Cádiz abrirán un Beer Spa dentro de un hotel a principios de enero y está prevista la apertura de nuevos centros en República Dominicana y México.
Un local de 200 metros y entre 140.000 y 150.000 euros de inversión
Para abrir un Beer Spa, un franquiciado debe tener un local de 200 metros como mínimo, y, al menos, entre 140.000 y 150.000 euros para invertir en el negocio, cantidad que aumenta cuantos más servicios se quieran prestar. A pesar de este elevado capital, el director del negocio garantiza que “la inversión se recupera en un año y medio”.
Aunque el responsable de esta cadena admite que “no es una franquicia barata”, asegura que facturan “entre los 18.000 y los 22.000 euros al mes” con unos 400 clientes de media al mes. “La apertura en Madrid o Barcelona cuesta porque llevamos poco tiempo, 4 años, y es una franquicia muy nueva. También por el coste de montarla, que implica una inversión en condiciones”, valora Sánchez.
Seguir las instrucciones al pie de la letra
¿Tienen sentido los spas de cerveza en España? “Sí, porque es un negocio probado con éxito. Si se siguen las instrucciones del franquiciador lo más probable es que se llegue a buen puerto”, observa al respecto el economista Gonzalo Bernardos. Este experto considera que “las franquicias son rentables en nuestro país. Sólo hay que fijarse en los McDonald’s, Foster Hollywood, Carrefour o Condis”. Lo importante, subraya, es “escoger un buen franquiciador”.
Aunque la empresa gane menos con un franquiciado, Bernardos apunta a que tiene menos riesgo cuando llega la crisis y menos empleados. “Un franquiciador tiene poco personal porque externaliza sus conceptos de negocio”, matiza. En cuanto a los beneficios, el economista, añade que “quien más gana es el franquiciado”. Con todo, Bernardos manifiesta que si la organización aún no ha abierto sedes en las grandes ciudades españolas es porque “no han encontrado a nadie que quiera franquiciar este negocio”, y sugiere que, quizá, “no se ha hecho una campaña de publicidad correcta o no se tiene una estrategia de franquiciar adecuada”.
Relax con, por y para la cerveza
En los spas de cerveza todo va encaminado al disfrute gracias a la cerveza. Uno de sus servicios es una barrica de madera con la que han fabricado un jacuzzi. En ella se echan “productos para elaborar la cerveza artesana, convirtiendo el agua en cerveza cuando la persona está dentro del jacuzzi, para que el usuario vea el cambio”, destaca Sánchez. Durante los 20 minutos de baño en esta barrica, el usuario también puede tomarse una cerveza del tirador que han habilitado y acompañarla con la degustación de queso, mermelada de cerveza y otros productos.
Tras esta primera parte llega el momento de la sauna de cerveza, de baja temperatura. En ella, dice el director de la compañía, se procura que “los poros se abran para que el cuerpo absorba mejor la cerveza y se puedan notar sus beneficios sobre la piel”. Por último, el usuario pasa 20 minutos tumbado en una cama de cebada. Lo más importante de estos balnearios es que, según confirma Sánchez, “todos los tratamientos y productos están elaborados con cerveza”.