Rellenar una botella de agua se ha convertido en algo habitual. Sin embargo, algunos expertos no recomiendan hacerlo por varios motivos. Una práctica tan habitual como rellenar una botella de plástico puede resultar más perjudicial de lo que se cree.
Existen factores, como el tiempo, que pueden dañar dichos recipientes y, por consiguiente, el líquido de su interior. De hecho, los principales riesgos no se asocian con la propagación de bacterias, sino con la liberación de sustancias químicas del plástico.
El plástico, un nido de químicos
El plástico de las botellas, según algunos expertos, contiene parabenos, bisfenol A y bisfenol F o S. Se trata de unos aditivos que pueden llegar a liberarse por culpa de ciertos factores, como son las altas temperaturas. Por ello, tampoco es muy recomendable beber de una botella que ha estado un buen rato al sol.
Además, si se reutiliza o se rellena una botella varias veces, la capa exterior del recipiente puede agrietarse. Esto puede favorecer la entrada de bacterias del exterior y que se mezclen con el agua.
Los números de la etiqueta importan
No obstante, no todas las botellas de plástico son iguales. La clave para saber cuáles pueden ser más nocivas que otras está en los números que aparecen en el símbolo en forma de triángulo que se incluye en la parte inferior de estos envases. Los que llevan el 1, 2, 4 o el 5 son composiciones que no suponen ningún riesgo para la salud.
Sin embargo, las botellas numeradas con el 3, 6 o 7 deben evitarse, dado que están hechas de plásticos no reciclables. Aún así, y por lo general, es mejor no reutilizar este tipo de botellas o si se hace siempre es mejor lavarlas cada día o bastante a menudo.