La pandemia de Covid-19 ha supuesto la aceleración de muchos procesos de transformación que avanzaban lentos, pero constantes. Por ejemplo, ya se intuía que el dinero físico sería sustituido, algún día, por los dispositivos móviles. Pero ahora es una evidencia. Según datos del Banco de España, en 2020 se registró un descenso del uso de los cajeros automáticos entre un 15 % y un 20 % respecto a 2019. La sociedad es cada vez más digital, y son muchos los gurús que pronostican la adaptación de muchos hábitos a sus versiones digitales.
En 1981 se puso a la venta el primer libro electrónico, el Random House's Electronic Dictionary. Y 14 años después, Amazon comenzó a vender los textos a través de internet, posicionándose como uno de los distribuidores que llega a más público de todos los tiempos. Ya entonces hubo quien le dio la estocada al papel, aunque el lobo nunca acababa de llegar. Sin embargo, la pandemia, lejos de dar la puntilla a la letra impresa, ha causado el efecto contrario, al menos en algunos ámbitos. La sobreexposición a los formatos digitales durante el confinamiento ha puesto la voz de alarma en los padres, y la venta de libros infantiles se ha disparado.
Cambio de tendencia
La librería Baobab lleva alimentando la imaginación de los pequeños desde 2005. Los trabajadores de la empresa sevillana se enfrentaron a la pandemia con miedo a perder sus puestos de trabajo. Pero ocurrió lo contrario. “Se ha notado que se venden más libros en el local y en la tienda online. Ha crecido muchísimo el número de lectores nuevos. Los padres han insistido en inculcar el gusto por la lectura a sus hijos y apartarlos de las pantallitas”, explica Teresa Camacho, empleada del comercio.
El efecto ha sido el mismo en Lahabitaciondemartina.es, una librería online de textos infantiles que lleva abierta dos años y medio. “No hemos tenido las pérdidas horribles que auguraban. No ha sido un desastre”, explica la dueña, Noemí Mata. Al comienzo de la pandemia, muchas editoriales se plantearon anticiparse a la nueva normalidad y decidieron apostar por el formato digital. Pero se equivocaron. “Nos hemos dado cuenta que los padres buscan alternativas físicas, y que no es lo mismo tener un libro en mano que jugar con un iPad”, afirma Paula Martín, editora de Gunis. De la misma forma, una empleada de La casa del libro confirma la tendencia: “Los libros infantiles están en auge, ahora se venden muy bien, y los padres compran dos o tres a la vez. Se le está dando mucha importancia”.
Los libros favoritos
Para introducir a los niños en la lectura, los padres optan por sagas de continuidad que atrapen a sus hijos desde el primer libro. “Las colecciones de aventura son las que más se venden junto a las de misterio. Por ejemplo, Ninja kid sale mucho, Diario de Greg, Los cinco, Anna Kadabra y Princesas dragón, también”, indica Martín. Además, el efecto de la pandemia ha hecho que muchos autores se embarquen en el mundo de la gestión de las emociones infantiles. “Tenemos que explicarles que está bien sentirse de diferentes formas y que hay que saber el por qué. Los niños tienen que entender que pueden sentirse como quieran”, explica la editora.
La lectura de los menores está orientada a la enseñanza de los valores positivos. Pero, como asegura Pablo Larraguibel, editor de Ekaré, “la literatura necesita ser literatura. Si la intención es educar, entonces estamos hablando de otra cosa”. Aunque eso no significa que no se puedan elegir determinadas temáticas para normalizar la enseñanza. “Un niño que lee, da igual que sea en digital o en papel, es un regalo, porque le abre mundos infinitos. Te abre la mente y hace más culta y más tolerante la sociedad”, asegura Eva Moll, directora de la editorial Vegueta.
Leer durante el verano
El verano es el periodo del año que sirve para desconectar. Las vacaciones implican cambiar los hábitos, y buscar planes diferentes a la rutina diaria. Es una oportunidad para que los niños se olviden de la videoconsola y del ordenador y exploren nuevas formas de diversión. “Durante el curso se trata una temática más social que durante el verano”, asegura la directora de Vegueta. De esta editorial es el libro Cousteau: el descubridor de los mares, de Philippe Zwick Eby. El autor relata la vida del explorador marino a través de la narración de su hijo Philippe. “Me puse en contacto con la viuda de Philippe y me regaló una carta que había recibido cuando éste estaba de expedición”, recuerda. En el libro, los niños se adentran en los fondos marinos y acompañan al marinero en sus aventuras.
También, hay youtubers que se han hecho un hueco en el mundo de las letras. Es el caso de Martina D ‘Antiochia, autora de la saga de libros La diversión de Martina, o el de la también adolescente Claudia Martínez, creadora de El mundo de Clodett. Aunque hay clásicos que nunca envejecen, como la colección de Los futbolísimos, de Roberto Santiago o los de la veterana escritora Vanesa Pérez-Sauquillo, autora de Isadora Moon va al parque de atracciones e Isadora Moon y el hada de los dientes. Como dice Moll: “Ha habido grandes evoluciones tecnológicas, pero el libro se ha mantenido durante miles de años”.