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¿Reloj inteligente o pulsera carcelaria? El ‘gadget’ que vuelve a los hijos más temerosos

La tecnológica china Imoo lanza el Watch Phone Z6, un dispositivo electrónico para rastrear los movimientos de los más pequeños que nos retrotrae a la serie ‘Black Mirror’

Teo Camino

Una madre habla con su hijo a través del reloj inteligente Imoo Watch Phone Z6/ IMOO STORE

Juan tiene 8 años y es un niño normal, pero lleva un dispositivo electrónico en la muñeca que permite a los padres rastrear sus pasos, controlar su salud y ver lo que hace a través de una cámara Dual Flip. Desde cualquier parte, sus progenitores detectan los niveles de estrés de Juan a través de la aplicación Imoo, en la que también han delimitado una zona de seguridad --si el chico sale de ella, reciben una alarma--.

Podría ser la sinopsis de Arkangel, un capítulo de la serie Black Mirror, o un remake de la novela distópica 1984, de George Orwell, pero no. Es el Imoo Watch Phone Z6, un reloj inteligente infantil de alta gama que permite que los padres controlen a sus hijos día y noche a través de una aplicación y una pantalla abatible. Es el ojo que todo lo ve, pero ¿necesitan los niños un dispositivo electrónico de este tipo pegado a la muñeca?

Un sistema de control y vigilancia “peligroso”

“La pregunta es: ¿qué seguridad quiero para mi hijo?”, expone a Consumidor Global el responsable de formación de Imoo en España, David San Juan, quien explica que uno de los puntos fuertes de este reloj teléfono para niños es un software más avanzado que el de otros modelos. “Tiene sistemas de alarma y de seguridad que el usuario establece”, apunta sobre la posibilidad de delimitar una zona de seguridad, bloquear las llamadas de spam, establecer los contactos de los que se puede recibir llamadas y, en definitiva, crear un entorno cerrado “más seguro”.

El reloj inteligente Imoo Watch Phone Z6 / IMOO STORE

Sin embargo, el psicoanalista y autor del libro El mundo pos-Covid, José Ramón Ubieto, advierte que este tipo de dispositivos “se pueden convertir en un infierno para tu hijo y para ti” porque responden a la necesidad de algunos padres jóvenes, que “se sienten inseguros respecto a si están educando bien a sus hijos, y necesitan apoyo, pero a veces confunden el apoyo con los sistemas de control que responden a una lógica más paranoica como la de ciertas sociedades asiáticas”. Este experto explica que poner un GPS en la muñeca de un niño “puede dar la impresión de seguridad”, pero en realidad “le hace más vulnerable” porque dependes de ese aparato y no desarrollas otras habilidades para saber lo que le pasa al chico. La idea de “convertir la educación en un sistema de control y vigilancia es peligrosa”, añade Ubieto, quien asegura que si un niño de diez años se siente vigilado a través de un dispositivo seguramente también “perderá habilidades” y se convertirá en un chico “más temeroso”.

¿Para quién está pensado?

El Imoo Watch Phone Z6 se puede encontrar en El Corte Inglés, Fnac y Mediamarkt por 219 euros y está pensado para niños de entre 4 y 12 años. “También puede ser interesante para gente con pérdidas de memoria, autismo, personas mayores… Tenerlo controlado sin que él lo sepa”, apunta San Juan. Debido a su elevado precio, se trata de un dispositivo para un público con un poder adquisitivo medio-alto.

Su uso está mucho más extendido en China e Indonesia, donde desde la marca aseguran que tienen más de 20 millones de usuarios. “Un uso moderado con un niño pequeño cuando duerme puede resultar útil, aunque no es necesario, porque si se despierta lo oirás igualmente. Puede convertirse en un boomerang en tu contra”, advierte Ubieto.

Unos niños hablan con su madre a través del reloj inteligente Imoo Watch Phone Z6 / IMOO STORE

La mejor ‘app’ de seguridad

El mejor sistema de seguridad para un niño es preguntarle qué le pasa y educarle para que sea sensato y prudente, explica el psicoanalista.

“La mejor aplicación móvil de control parental son los padres”, insiste Ubieto en el sentido de acompañar a alguien en su construcción como persona y en su desarrollo a través de la educación y el diálogo. “No por vigilarlo día y noche vas a evitar que haga una trastada”, sentencia.