El realfooding ya lleva años inundando Instagram. Si se pincha en el hashtag #realfood se solapan a un ritmo vertiginoso platos cargados de verduras, proteínas, legumbres y algunos hidratos integrales. Todas las publicaciones predican un mismo mensaje: salud, orden y control sobre la comida. No es una dieta, es un movimiento liderado por Carlos Ríos. Este estilo de vida se basa en tomar conciencia de lo que se come y distanciarse de los alimentos procesados. Pero ¿crea el realfooding trastornos de la conducta alimentaria (TCA)?
“La demonización de un tipo de comida, no abstiene al consumidor a no tomarla, sino que le puede crear una sensación de ansiedad que derive en atracones”, subraya la psicóloga Marina Pinilla desde Salamanca. En la actualidad, son muchas las voces que inciden en que la obsesión por comer sano puede desencadenar en un TCA.
Los efectos del ‘realfooding’
Mireia Cabrera, nutricionista en el centro Júlia Farré de Barcelona explica a Consumidor Global que “en la consulta encontramos casos de personas que se obsesionan mucho con este tipo de movimientos y acaban diagnosticadas con trastornos alimentarios”. Pero insiste en que no es cuestión de señalar a un verdugo, pero sí de incidir en el hecho de que un influencer, como su nombre indica, influye en su comunidad y “es un actor más de la esfera pública nacional”, comenta la experta.
Por su parte, Ríos se defiende y recuerda en declaraciones a este medio que sólo divulga a sus seguidores algunas recomendaciones sobre cómo llevar una alimentación saludable “basadas en las evidencias científicas”.
El poder los ‘influencers’
Pinilla es bastante crítica con algunos discursos como los que promueve Ríos en las redes sociales. “Esa persona tiene poder, y su discurso puede ser muy fiscalizador. Con sus acciones penaliza más al consumidor que ayuda a construir un debate”, matiza. En su consulta ha tenido casos que rozan la obsesión con este movimiento y, por desgracia, “acaban con una TCA”, confiesa.
“Creo que nadie dice que la dieta mediterránea provoca TCA y en esencia propone lo mismo que el realfooding, es decir, comer más comida fresca y evitar ultraprocesados. No obstante, soy consciente de que un reducido número de personas es susceptible de coger este mensaje y llevarlo al extremo. Por ello, siempre alerto de que si genera malestar físico o mental, se deje y se acuda a un profesional”, subraya el propio Ríos.
La voz de los afectados
En Twitter la usuaria Edith B. ha querido explicar su propia experiencia. “Como persona con TCA del que se está recuperando despacio, pero constante, opino que el realfooding te crea TCA y/o lo empeora porque se basa en comer excesivamente saludable”, se sincera.
Sobre testimonios de este tipo, Fátima Toledo, dietista en Brain4Gainzz, en Canarias, remarca que “la línea entre tener hábitos saludables y tener también un problema es muy fina y difusa. Son conductas que se llevan a cabo bajo el paraguas de la salud, y muchas veces la persona no es consciente de que tiene un problema”. Por eso, a su parecer, Ríos y su movimiento no son los culpables de estos trastornos. Pero recuerda lo importante que es “alejarse de los patrones rígidos, como el hecho de que haya comida apta y no apta o alimentos reales y no reales”.
Efectos positivos del discurso de Carlos Ríos
Pinilla reconoce que Ríos ha divulgado sobre alimentación y ha hecho “una gran labor educativa para la sociedad”. Con herramientas como YouTube e Instagram, e incluso su app, el influencer tiene un mensaje concreto, fácil de entender y muy visual. Invita a compartirlo, porque es práctico y cotidiano. Esta psicóloga considera que Ríos se ha percatado de la fuerza de su mensaje “y desde hace unos meses tiene un discurso más relajado y moderado”.
Y, como matiza Toledo, entre los factores que pueden desencadenar TCA no hay que olvidarse del fuerte peso que ejercen los cánones de belleza actuales o la poca educación nutricional de la sociedad española.