Por qué en España no se devuelve dinero por reciclar envases

Imagina poder ir al supermercado con los envases que has generado durante la semana y que te devuelvan dinero por ello. Lejos de ser una utopía, este método ya existe en 40 países. Alemania es uno de ellos. Su sistema se llama Pfand y se aplica desde los años 90. “Aquí es España también se hacía, pero se perdió”, subraya Julio Barea Luchena, portavoz de Greenpeace e ingeniero medioambiental.

Esta forma de bonificar al consumidor por reciclar se denomina Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDRR) y, aunque la actual Ley de Envases contempla la aplicación de este método, en España no se hace. “Y no por falta de voluntad o recursos, más bien por la convergencia de intereses”, señala Barea.  

Cómo funciona el Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR)

El SDRR no significa que “el supermercado te pague por reciclar”, como aclara Barea. Más bien, con este método se grava una pequeña cantidad de dinero cuando el consumidor compra alguna bebida envasada. Y esa cuantía se devuelve en el momento que el consumidor retorna el producto en las máquinas de reciclaje.

"En Alemania están en la calle o en los comercios de alimentación”, apunta Barea. 

"Las cadenas de distribución lo evitaron"

En España algunas regiones lo intentaron. Es el caso de la Comunitat Valenciana donde hasta incluso se llegó a aprobar un anteproyecto de ley y en Cataluña se hizo incluso en un pueblo como Cadaqués. Pero, en ambos casos, el proyecto no se llevó adelante.

“Las cadenas de distribución lo evitaron”, asegura Barea. No obstante, desde la Asociación Española de Distribuidores Autoservicios y Supermercados consideran que “es necesario más análisis antes de imponer un cambio tan drástico en nuestro sistema de distribución alimentaria”. 

Así se recicla en España

El sistema de reciclado español está en el punto de mira de la Comisión Europea. Según los datos de Eurostat, nuestro país recicla aproximadamente el 34,7 % de sus residuos urbanos; una cifra insuficiente y muy alejada de los países que lideran esta lista: Alemania con un 67 %, Eslovenia con el 59,2 % y Austria con el 58,2 %.

En 1997 se aprobó en España la Ley de Envases. Como consecuencia, las empresas deben tomar la responsabilidad sobre sus envases, incluso cuando son adquiridos por particulares. Es decir, si el fabricante decide envolver sus productos en materiales como el plástico está obligado a asumir el coste de recoger esos envases y darles un tratamiento adecuado. 

El método Ecoembes 

“Los envases, aparte de proteger el alimento, también se utilizan para llamar la atención del consumidor, así que es justo que esta estrategia comercial corra a cuenta de las compañías”, explica Alberto Vizcaíno, divulgador científico y autor de Contenedor Amarillo S.A.

Y, aunque el reglamento español posibilitaba la aplicación de un Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR), se terminó apostando por un Sistema Integrado de Gestión de Residuos (SIG). “Las mismas compañías afectadas por esta ley crearon su propia empresa para gestionar a su manera estos envases”, incide  Vizcaíno. Es así como nació Ecoembes. 

El “impuesto” que pagamos

Todos los envases gestionados por el sistema SIG llevan un símbolo. Se trata de un punto verde que indica que el consumidor ha pagado una cuota para que Ecoembes se haga cargo del reciclaje. Sin embargo, esta sociedad no se responsabiliza de la gestión de todos los residuos generados en España, según los datos de Eurostat. “De hecho, Ecoembes se ahorra 1.700 millones de euros al año en recogidas y traslada los costes del contenedor amarillo a los ciudadanos y a los ayuntamientos”, incide Vizcaíno. 

Asimismo, un estudio de Greenpeace denuncia que en España cada consumidor paga una media de 36 euros todos los años por el reciclaje de unos envases que acaban en el contenedor gris. Es decir, que no se reciclan.  Además del “impuesto” que paga el consumidor a Ecoembes, según Vizcaíno, esta compañía  también se beneficia de los presupuestos de los ayuntamientos. “Ecoembes asesora a las alcaldías porque son ellas las que deciden el número de contenedores que debe tener cada municipio o ciudad”. Y eso es un problema, según este experto. “En Madrid se necesitan o más contenedores amarillos o una frecuencia más elevada en recogidas, pero como es Escombes quien decide el número no se hace porque si se recoge menos basura ellos tienen menos trabajo y se ahorran costes”, subraya. 

Poca esperanza con la nueva ley de residuos 

En diciembre de 2021 el Congreso aprobó un Proyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular. Este anteproyecto plantea una serie de medidas de aquí al 2030 basadas en el principio: Quien contamina paga. Pero, como incide Vizcaíno, esta propuesta esconde ciertas “trampas”.

“No veo esperanza en esta ley”, lamenta. A su juicio, lo único que plantea de nuevo este anteproyecto de ley es una cláusula en la que, en un futuro, se podría establecer un Sistema de Depósito, Devolución y Retorno. “Pero esta cláusula nunca se aplicará, ya que la ley la contempla como última instancia en caso de incumplimiento con los objetivos europeos”, comenta. Y como los únicos datos que se tienen sobre el reciclaje son los de Ecoembes, “jamás se llegará a esta premisa, según ellos en España se recicla el 74,8 %, mientras que los informes de Greenpeace apuntan a  sólo un 25 %”, añade. Sin embargo, Ecoembes se defiende y subraya que “el sistema de recogida selectiva y reciclaje de envases con los contenedores de colores está muy consolidado en nuestro país y la población está completamente familiarizada. Ecoembes aparte de contribuir al objetivo medioambiental, genera más de 46.000 puestos de trabajo”.