Están por todas partes. En la oficina, en el avión, en casa, ordenados en un estante, formando una maraña imposible de desenredar detrás del televisor, colgados de los enchufes, obsoletos y llenos de polvo en un cajón, hasta en la cama… Solo en 2020 se vendieron 420 millones de teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos portátiles en la UE, y los cargadores sueltos comercializados generaron un negocio de 2.400 millones de euros. Millones de cables distintos entre sí que no hacen más que complicar la existencia y representan 11.000 toneladas anuales de residuos electrónicos. Ahora imagina vivir con un solo cable que sirva para el teléfono móvil, la tableta, los auriculares, la videoconsola, el ratón y un largo etcétera… Un sueño.
Un sueño que podría convertirse en realidad en Europa, pues la Comisión Europea propuso el jueves 23 de septiembre que la tecnología USB-C o USB Tipo C --la más extendida y utilizada por Xiaomi, Samsung, Huawei y OnePlus, entre otros-- se convierta en el sistema de puerto de carga y carga rápida estándar en todo tipo de dispositivos electrónicos, o lo que es lo mismo, un único cargador universal para todos los usuarios europeos.
¿Cuál es el objetivo de esta medida?
Según la Comisión Europea, la finalidad primordial de esta regulación es reducir los residuos electrónicos, pues la idea es animar a los consumidores a reutilizar sus cargadores antiguos cuando se compren un nuevo dispositivo.
“Si queremos cumplir con los compromisos medioambientales autoimpuestos por la propia Unión Europea, hay que tomar decisiones innovadoras como esta”, opina Adrián Amorín, Country Manager del comparador de precios Idealo. En la misma línea, Joan Arnedo, experto en tecnología y videojuegos, apunta que es una buena medida para luchar contra la obsolescencia programada y que beneficiará a todos los consumidores.
¿Quién gana con un cable único?
No tener 50 cables distintos, desde el punto de vista de los consumidores, es un claro beneficio. Además, en el momento en el que sale un estándar “todos los actores implicados quieren sacar el máximo provecho y hacen que la tecnología mejore”, apunta Arnedo. El organismo europeo también ha propuesto que cargador y aparato electrónico se vendan por separado para ofrecer una mayor comodidad y libertad a los compradores, que podrán elegir qué quieren comprar y qué no. Además, se intuye que el precio de los dispositivos sin cargadores --algunos ya no los incluyen-- también supondrá un ahorro para el consumidor. En concreto, la Comisión asegura que la supresión de cargadores innecesarios y la armonización de los puertos de carga y de carga rápida de los dispositivos de la UE se traducirá, a largo plazo, en un ahorro de 250 millones de euros anuales para los consumidores.
Desde Idealo señalan que las medidas que permiten que los consumidores tengan un mayor poder de decisión, a la vez que ayudan a cuidar el medio ambiente, siempre son una buena noticia. Aunque desde la Unión Europea se ha señalado que, de aprobar el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE la medida del cargador universal USB-C, se ofrecerá a las compañías un periodo de transición de dos años para adaptarse. Aun así, “es comprensible que empresas como Apple se sientan perjudicadas”, explica Amorín.
¿Quién pierde?
“Apple es el Sony de los móviles y es el gran detractor de esta medida de la Comisión Europea por un tema económico y tecnológico”, avanza Arnedo, quien explica que, de aprobarse el cargador universal USB Tipo C, la compañía de la manzana mordida tendrá que cambiar gran parte de su maquinaria, lo que supondría “un negocio pésimo”.
Este experto añade que “si Apple ha de cambiar todos sus conectores también deberá cambiar toda su tecnología”, porque, al introducir un nuevo componente en sus teléfonos móviles, “se verá obligado a cambiar el hardware que tienen en la actualidad y a hacer una reestructuración”.
Apple, contra las cuerdas
La multinacional ha criticado esta regulación europea porque, según ellos, “sofocaría la innovación y perjudicaría a los consumidores de Europa y de todo el mundo”. Pero los argumentos de Apple se caen por su propio peso, pues los especialistas recuerdan que los actuales puertos de carga de Apple están muy por detrás, tecnológicamente hablando, de los estándares de Intel y del 3.1 de USB-C.
El conector de Apple es más pequeño y permite hacer un móvil más fino, pero “eso es lo único. La compañía no está a favor de la propuesta de la CE porque no podrá conservar sus propios sistemas para tener a su mercado cautivo. Es un motivo puramente económico y de exclusividad, pero el argumento de que perjudica a la innovación no se aguanta”, sentencia Arnedo.
Carga rápida para todos
Además de imponer la tecnología USB-C, la Comisión Europea aboga por la armonización de la tecnología de carga rápida para evitar que los distintos fabricantes limiten, de forma injustificada, la velocidad de carga, por lo que el usuario tendrá garantizada la misma velocidad sin importar el cargador utilizado.
También se exigirá a los fabricantes facilitar información útil sobre el rendimiento de carga, incluida información sobre la potencia requerida por el dispositivo, y si admite carga rápida. Esto facilitará que los consumidores comprueben si los cargadores que ya tienen cumplen los requisitos de su nuevo dispositivo.