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La belleza del ‘pollo frito’: los porqués del éxito de la cosmética coreana

El K-Beauty conquista el mundo, aunque no es oro todo lo que reluce, ya que está tendencia no es apta para todos los bolsillos

Núria Messeguer

Una mujer coreana con su cara efecto porcelana o "pollo frito" / CG

El K-Beauty ya es una sección más de las tiendas de maquillaje y cosmética nacionales. En Corea el cuidado de la piel es patrimonio nacional, hasta el punto de que uno de los souvenirs que se pueden adquirir en los museos de Seúl son mascarillas para la piel y el ejército coreano cuenta con su propia crema hidratante. El cuidado no entiende de géneros, lo hacen tanto hombres como mujeres, de hecho es el país con mayor consumo mundial de cosmética masculina, aunque sigue estando muchos pasos por detrás de la femenina. La relación de los surcoreanos con la cosmética es cotidiana, intensa y afecta a todas las clases sociales.

El origen de esta fascinación es complejo. Tiene sus raíces en una sociedad machista que exige mujeres hiperproducidas. También en la veneración que existe por las estrellas del K-Pop, que conduce a querer emularlas en todo. Y, a su vez, está la herencia del colectivismo, que empuja a los coreanos a buscar más la aceptación del grupo que la suya propia. Todos estos patrones unidos a una economía solvente dan como resultado que el ciudadano surcoreano se gaste una media de 269 euros en cuidados cada año. 

Emular al pollo frito 

El concepto “pollo frito” lo acuña la youtuber Marta Bel Díaz, conocida como Ratolina, y hace referencia al deseo de lucir una piel luminosa, hidratada y tersa. Este término también se conoce como “piel de vidrio”. A diferencia de las occidentales y por cuestiones genéticas, las asiáticas tienden a tener la piel así, no obstante, en su rutina tratan de potenciarlo todo lo posible. Y esta obsesión por la piel de porcelana también ha calado aquí. “La piel asiática es de una tez que se ve sana, cuidada y poco envejecida, por eso ha triunfado tanto”, opina Anna Sempere, farmacéutica especializada en el cuidado de la piel. 

No obstante, como avisan desde Miin Cosmetics, una empresa española especializada en K-Beauty, “estos resultados no se consiguen con una crema de noche y un desmaquillante”. Desde la firma consideran que las españolas andan un poco “despistadas” en términos de rutinas faciales y que por muy buena crema que sea una, “no es suficiente”. Para lograr la belleza asiática se necesitarán más de 7 productos y hasta 10 pasos para desmaquillarse, limpiarse, exfoliarse, usar un tónico, esencia, sérum, mascarilla, contorno de ojos, emulsión y crema hidratante.

K-Beauty, la coméstica ‘premium’

“Los coreanos creen que el cuidado de la dermis no es sólo una cuestión de imagen. La piel se considera una barrera protectora que actúa como escudo para proteger el cuerpo de cualquier amenaza externa”, explican desde Miin Cosmetics. Por ello, en sus artículos destacan los productos con ingredientes naturales y de calidad. No cualquier cosa vale para su piel, sólo lo mejor, y lo mejor se hace pagar. Por ejemplo, en la página de Miin el desmaquillante más barato cuesta la friolera de 17,95 euros, un precio que, en otra tienda especializada, tipo Druni o Primour, correspondería a un artículo de gama alta de firmas como Clarins, Bioderme o Clinique. “En cosmética, por lo general, los productos buenos que funcionan no son baratos, salvo algunas excepciones”, señala la farmacéutica Sempere. “Aun así creo que la cosmética coreana ha aprovechado su boom para inflar un poco los precios”, advierte.

En la formulación del K-Beauty destacan el té verde, la niacinamida, ácido hialurónico y el extracto de regaliz. “Todos ellos son potentes ingredientes capaces de tratar las manchas oscuras causadas por el envejecimiento natural o los daños del sol, hidratar la piel en profundidad y prever los signos de la edad”, inciden desde Miin. De hecho, este amor por los ingredientes naturales viene de una tradición milenaria en la que se fabricaban lociones a partir de tallos de calabaza, donde el arroz y el mijo se convertían en maquillaje al mezclarlo con agua y aceite y las judías servían de limpiador facial.  

Una crema de la marca TonyMoly / KOREAN QUEENS

Cremas que parecen chucherias 

“Cuando compras algo tienes que elegir lo que tiene mejor apariencia”, dice un proverbio coreano, de ahí que parte de los productos del K-Beauty tengan una estética de lo más cuidada, con un estilo muy tierno y colorido. 

Los packagings son especialmente atractivos, y entre todas las marcas destaca TonyMoly. Sus envases en forma de pandas, manzanas y tomates son ya casi una leyenda en el mundo de la cosmética y parecen sacados de una tienda de chucherías. Desde Miin Cosmetics consideran que “el envase en la cosmética coreana es una manera de comunicarse con la comunidad”. Y, por lo que se ve, esa comunidad abarca todo el planeta.