Shein arrasa entre las generaciones más jóvenes. No obstante, este gigante chino textil ha enfadado a buena parte de sus consumidores porque sus paquetes llegan con retraso o se quedan a medio camino. Muchas compradoras se quejan de que su preciada mercancía se ha quedado retenida en Holanda por días y los pedidos llegan tarde a su destino español.
En Twitter se acumulan las quejas, y también los memes. “La peña de Holanda que suelte ya mi paquete de Shein que lo tienen ahí desde el día 30”, bromea María T. en esta red social. Pero ¿por qué los paquetes de Shein hacen una parada tan larga en los Países Bajos y otros puntos de Europa?
Holanda: un punto clave para los paquetes que viajan a Europa
“Hice un pedido a Shein de 130 euros y me dividieron mi pedido en dos paquetes. El primero llegó el día marcado, pero el segundo lleva una semana en Holanda”, explica Geanina Pile a Consumidor Global. Y Pile no es la única que espera, ansiosa, sus prendas. Lola Romero también espera su pedido que lleva cuatro días en este país de los tulipanes.
“El puerto de Rotterdam, de la misma manera que su aeropuerto, es uno de los principales hubs de Europa. Allí llegan la mayoría de mercancías y se distribuyen por los países de la comunidad europea”, matiza Cristian Castillo, experto en logística y profesor de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC) sobre el caso de los paquetes de Shein. De hecho, matiza, se trata de uno de los puertos marítimos más grandes del mundo y el mayor de aguas profundas de Europa. Por ello, los buques extragrandes pueden ingresar al puerto directamente desde el Océano Atlántico y el Mar del Norte, respectivamente. No obstante, este centro logístico europeo ahora tiene más trabajo que de costumbre. “Son varias de retrasos continuados y hay un overbooking de paquetes, hasta que no se descongestione el puerto, se ha producido un efecto un cuello de botella con los envíos”, incide Castillo.
China y su brote de Covid
Y este cuello de botella tiene una causa y se llama China. El gigante asiático vive momentos complicados protagonizados por otro brote de coronavirus “El aeropuerto de Shanghái opera al 25 % y hay varias ciudades confinadas”, recuerda Castillo.
Aunque este experto es optimista y considera que el pico de contagios ya se aproxima a su final. “Muchos dicen que si habrá otro desabastecimiento, pero no será el caso, el país opera a un ritmo más pausado, pero mantiene su actividad. Eso sí, hay y habrá retrasos”, vaticina. Además, Holanda, aparte de tener el puerto colapsado, también sufre una huelga de transportistas. “Todo contribuye. En un mundo globalizado dependes de lo que pase en otros puntos del mundo. Es inevitable”, remarca Castillo.
El modelo de negocio de Shein
Shein parecía haber mejorado, recientemente, la agilidad y rapidez en la entrega de sus envíos. Hace tan sólo tres años, el consumidor podía esperar hasta cuatro semanas para recibir su paquete. Ahora ese período se ha acortado, de media, de 10 días, pero no siempre es así. La promesa de Shein se rompe más de una vez. Los clientes se han acostumbrado a cierta tardanza en los envíos, pero cuando se retrasan más de la cuenta, saltan las alarmas y las quejas. Es inevitable. Como explica Anna Adolfo, experta en e-commerce y fundadora de ADN Academy, “los consumidores lo aceptan y no siempre lo penalizan, un factor que, por el contrario, no pasaría con otra empresa”.
Además, incluso este incumplimiento en los plazos tampoco afecta a la reputación de la firma. “No invierten en imagen de marca, su servicio de atención al cliente es nulo y tampoco tienen perfiles oficiales en redes sociales. Les da igual fidelizar al consumidor, porque su usuario vuelve de manera orgánica”, sentencia esta experta. A su juicio, el precio y el gran número de referencias que ofrece Shein es suficiente para que el cliente repita y compre de nuevo. “Se enfoca a un público muy joven que tiene muchos eventos sociales y ningún poder adquisitivo. Sin Shein sus compras se reducirían a la mitad, así que aunque tenga cierta mala praxis, en este caso ya se ha creado una relación de conveniencia”, concluye Adolfo.