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Por qué los hombres compran menos juguetes sexuales
Los once dispositivos eróticos más vendidos son succionadores de clítoris y el primer producto para el placer masculino no aparece hasta la posición número 32
Su nombre, que significa “pequeño monte”, ha aparecido y desaparecido misteriosamente de los libros de medicina a lo largo de la historia. Se pronuncia de forma casi idéntica en todas las lenguas y puede presumir de ser el único órgano humano que sirve exclusivamente para dar placer. Aunque también en las clases escolares de anatomía suelen olvidarse de él. ¿Será porque se esconde entre los labios menores, bajo un pequeño capuchón, y solo deja ver un 10% de su estructura? Seguramente no. Durante siglos ha sido ignorado e incluso mutilado, pero ahora, por suerte, la represión empieza a formar parte del pasado y los dispositivos que lo estimulan son los más vendidos. Y es que han logrado que muchas mujeres descubran un orgasmo desconocido.
“El clítoris ha sido un gran olvidado”, expone a Consumidor Global la terapeuta Adriana Royo, autora del libro Falos y falacias (Arpa Editores), quien explica que, entre otros motivos, puede que se vendan más juguetes sexuales femeninos porque las mujeres tienen una sexualidad más compleja que los hombres y, a veces, tardan más en descubrir los diferentes caminos que existen para alcanzar el clímax.
Succionadores, succionadores y succionadores
Desde 2020, las ventas de juguetes sexuales se han disparado un 1.300%, siete de cada diez compradores son mujeres, y los once productos eróticos más demandados en la plataforma idealo.es son diferentes modelos de succionadores de clítoris (el Satisfyer Pro 3 encabeza la lista). El primer juguete sexual para parejas está en el puesto número 12 (Pro 4 Couples) y para encontrar el primer dispositivo pensado para hombres de la lista hay que bajar hasta la posición 32, donde se encuentra el vibrador anal Lelo Hugo.
Es “indiscutible” que en juguetería sexual “los hombres estamos muy por detrás”, apunta Óscar Ferrani, divulgador sexual y asesor de la casa erótica Amantis, pero el boom del succionador femenino ha disparado la oferta de juguetes para un público masculino que cada vez está más presente en este tipo de tiendas.
Recetar autoplacer
Otra de las causas que podrían explicar por qué los hombres compran menos juguetes sexuales es el hecho de que la opinión social sobre la masturbación masculina y femenina siempre ha divergido.
En el pasado, “la masturbación se recomendaba a mujeres como un medio para 'curar' enfermedades mentales. Para los hombres, por otro lado, la masturbación ha sido vista como una fuente de problemas psicológicos”, expone el doctor Gilbert Beau Jaoudé, sexólogo y experto en bienestar sexual de Arcwave, quien explica que, a día de hoy, es común que en terapia sexual se aconseje a las mujeres que se masturben para aumentar el placer y descubrir su propio cuerpo. Algo muy poco usual cuando el paciente es un hombre.
Adiós, represión
Además, cabe tener en cuenta que las mujeres han sufrido una gran represión sexual a lo largo de la historia. “Las mujeres no han tenido satisfacción sexual y han tenido que fingir mucho”, recuerda Royo, quien hace hincapié en que la mujer se ha visto “limitada, abusada y reprimida por el patriarcado”.
En la misma línea, la sexóloga de Psicopartner Alicia Ridao apunta que “el placer femenino se ha tenido menos en cuenta a lo largo de la historia y, por ello, muchas chicas no tienen claro cómo masturbarse”. Esta experta asegura que los orgasmos femeninos todavía son un tema bastante tabú. “Vienen muchas mujeres a consulta que han tenido su primer orgasmo con un Satisfyer”, añade Ridao.
Heterosexualización anal
La tecnología por ondas de los succionadores no estimula igual a los hombres y no ha triunfado, pero “muchos chicos fueron a comprar el succionador para sus chicas y se introdujeron en la juguetería erótica, aunque todavía sean minoritarios”, apunta Ferrani.
En este sentido, el especialista explica que los hombres deberían tener más información de sus recursos orgásmicos y olvidar los roles autoimpuestos. Por lo general, “el público homosexual tiene mucha más cultura sexual. Cada vez se venden más masajeadores prostáticos, pero falta mucha heterosexualización del ano masculino todavía”, añade Ferrani. Para los chicos heterosexuales “el introducirse un juguete sexual por el ano es un tema tabú”, puntualiza Ridao. Ambos expertos coinciden en que la “ola de feminismo” favorecerá que los hombres sean cada vez más curiosos, se expulsen los prejuicios de encima y empiecen a valorar las posibilidades reales del cuerpo masculino.
Una oportunidad de mercado
La terapeuta Adriana Royo explica que si los productos eróticos para mujeres triunfan más es porque “había una ausencia en las mujeres que el capitalismo ha sabido identificar como nicho de mercado para crear una mercancía afectiva que enganche” a las consumidoras.
Lo que es indudable es que desde hace un lustro se le da cada vez más importancia al placer sexual femenino, “y la industria lo aprovecha para proporcionarle artilugios de todo tipo”, apunta Ridao sobre unos juguetes sexuales que las sexólogas ven muy positivos para determinados casos y no tanto para otros.
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