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Si quieres poner una piscina en tu terraza, piénsatelo dos veces
La sobrecarga que soportan algunos edificios puede provocar grietas, desperfectos e incluso el hundimiento del suelo
La llegada del calor invita a refrescarse en la playa o en la piscina. Ambas opciones son muy cotizadas por quienes viven lejos de la costa o no disponen de un espacio para darse un chapuzón. Tener una casa o un ático con terraza plantea la posibilidad de añadir un pequeño espacio para, al menos, refrescarse, pero, ¿es ésta una buena idea? “Durante la pandemia hubo más de un susto importante”, recuerda Tomás Felipe abogado especialista en el ámbito inmobiliario de Legálitas, en referencia a los casos de hundimiento de techos como los ocurridos en Elda (Alicante) y Terrassa (Barcelona).
Tras el confinamiento, este tipo de estructuras se han revalorizado y son muchos los españoles que apuestan por los espacios abiertos. La venta de piscinas ha crecido, aunque no todos los que tienen una azotea pueden instalar una. “En Sevilla había un cliente que tenía una casa antigua y le dijimos que no se podía. Ha aumentado el número de clientes que quieren una piscina, pero no sólo en terrazas, sino en todos los ámbitos, aunque hay que tener en cuenta varios factores”, señala Albert Gomis, gerente de Luxos Spa, una empresa que fabrica piscinas a medida.
¿Es legal poner una piscina en la terraza?
La legislación española no dice nada al respecto del uso de las piscinas de plástico, de hidromasaje o de jacuzzis en las terrazas particulares o compartidas. Por eso, hay que ceñirse a lo que establece el Código Técnico de la Edificación, según el cual cada metro cuadrado debe aguantar, al menos, un peso de 200 kilogramos y el agua de la piscina no debería de superar, de forma, aproximada, los 20 centímetros de altura “Hay un precepto de propiedad horizontal que regula las comunidades de vecinos e indica que hay que respetar las instalaciones de la comunidad y los elementos comunes generales o privativos como una terraza”, explica el abogado Felipe.
Es decir, para instalar una piscina que requiera de algún tipo de obra, hay que comunicarlo antes a la comunidad de vecinos. Pero si se trata de una piscina de plástico pequeña, de usar y quitar, no es necesaria ninguna comunicación, salvo que así lo indiquen las normas internas establecidas por los copropietarios. “Con las piscinas que se venden en supermercados, que no son grandes y sirven para un momento puntual, no haría falta comunicar su colocación. Pero hay que tener en cuenta el tamaño y los litros de agua que soporta como máximo. Las de grandes dimensiones pueden provocar daños o fisuras”, advierte Felipe .
Soluciones para darse un chapuzón en casa
En el caso de que el usuario viva en un edificio de autoconstrucción se ha de pedir a los arquitectos que tengan en cuenta la piscina a la hora de calcular la estructura. Y, en el caso de una vivienda en la que no se ha intervenido en el proceso de diseño, es necesario realizar un estudio para averiguar si la terraza soporta las nuevas cargas o si necesita un refuerzo. “Hay que tener en cuenta el viento, la nieve, los terremotos y, en general, cualquier cosa que pueda afectar a la integridad de los soportes. Porque, en este sentido, no es lo mismo Cádiz que Teruel”, asegura el arquitecto Jorge Barrena.
“Por ejemplo, en Ávila, la ciudad con condiciones de sobrecarga de nieve más desfavorables de España, el punto con mayor aguante de sobrecarga aguantaría una piscina con 30 cm de altura como máximo. Cualquier producto que supere esa cifra podría generar problemas”, explica Barrena. Así, para que el baño fuera seguro, la piscina sólo debería de tener una altura que oscile entre los 20 y los 30 centímetros en buena parte del país.
La importancia de conocer los límites
Así, en el caso de ir a un supermercado Lidl, el usuario podría comprar una piscina de plástico, cuyas medidas son 202x151x60 centímetros a un precio de 19,99 euros. En este caso concreto, una persona de dos metros podría tumbarse cómodamente en ella y el agua le cubriría por completo y la estructura señala una capacidad máxima de 600 litros. Esto significa que, como la piscina tendría una superficie de unos tres metros cuadrados sí cumpliría con los 200 litros/kilos de peso máximo, pero su altura --60 cm-- triplicaría la aconsejable por los expertos, por lo que se tendría que llenar mucho menos para evitar problemas mayores. Además, hay que tener en cuenta, también, el volumen de la persona que vaya a usarla, de manera que los especialistas no aconsejarían su instalación y uso.
Sin embargo, hay opciones más factibles, como comprar una piscina más pequeña que cumpla con las indicaciones de los profesionales. Intex, por ejemplo, es una marca especializada en piscinas de plástico y dispone de mucha variedad y de diferentes tamaños. Pero no es la única. Amazon también tiene a la venta una piscina hinchable redonda de Sunset con unas medidas de 114x25 centímetros a 10,99 euros. Este producto sí tiene una altura que oscila entre las medidas aconsejadas por los expertos y una capacidad para 131 litros, mucho menos que la de Lidl. Sin embargo, incluso siendo una opción, a priori, válida también deberá cumplir con las especificaciones detalladas en el Código Técnico de la Edificación y, si es posible, realizar un estudio antes de instalarla. Además, tal y como subraya el fabricante, su diseño está pensando para ser utilizada por dos niños con edades superiores a los 3 años.
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