Pocos saben cómo funciona en realidad o de qué depende que su valor se dispare o se desplome, pero todo el mundo ha oído hablar del bitcoin, la reina de las criptomonedas. Algunos lo llaman el oro digital e incluso han llegado a catalogarlo como un nuevo valor refugio para los inversores que, en el marco de una crisis económica como la actual, quieren mantener a salvo su dinero. Desde la irrupción de la pandemia su cotización se ha disparado y esta misma semana alcanzó su máximo valor histórico --38.523 euros-- después de que Tesla anunciase una inversión de 1.250 millones de euros en esta criptodivisa. Los expertos consultados por Consumidor Global advierten de que debido a su alta volatilidad todavía está lejos de ser un valor refugio como, por ejemplo, el oro, el dólar o la deuda soberana de países muy estables como Alemania. Asímismo, el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) salieron al paso de la euforia desatada y advirtieron a los pequeños ahorradores de que las criptodivisas son instrumentos complejos “que pueden no ser adecuados” para su perfil. Su precio conlleva un alto componente especulativo “que puede suponer incluso la pérdida total de la inversión”, alertan.
Sin embargo, sí que se ha posicionado como una alternativa cuando las rentabilidades de las inversiones de riesgo se ven limitadas debido a la tendencia bajista de los mercados en momentos de turbulencia económica. Así, cuando los expertos que gestionan grandes carteras tienen más difícil dar un pelotazo en la bolsa, el bitcoin sale al rescate. “Es el rey del riesgo alto y de los grandes retornos, pero también de los batacazos. Es la selva en la que te metes cuando vas a por todas”, asegura Luz Parrondo, directora del posgrado en blockchain y otras tecnologías de la Barcelona School of Management de la Universidad Pompeu Fabra.
Apple y Amazon, ¿tras los pasos de Tesla?
Según Jaume Sola, cofundador de Criptan, una fintech valenciana especializada en operar con este tipo de activos, la volatilidad del bitcoin se corregirá en el futuro cuando su mercado sea más amplio. La cantidad de dinero que mueve a día de hoy --capitalización-- es pequeña en comparación con la del oro, por ejemplo. Eso implica que a poco que los inversores compren o vendan su precio fluctúa de forma acusada. Sin embargo, “el bitcoin está empezando a ser conocido y su mercado está creciendo, lo cual hará que en un momento dado su precio sea más estable”, asegura Sola.
De hecho, los últimos grandes movimientos que se han producido en torno a la criptomoneda apuntan en esa dirección. A finales del pasado octubre Paypal anunció la posibilidad de comprar y vender cualquier divisa digital a través de su plataforma y esta misma semana Tesla desveló una inversión de 1.500 millones de dólares --unos 1.250 millones de euros-- en bitcoin, además de aceptarlo como medio de pago. “Se está produciendo una adopción masiva por parte de grandes empresas, fondos de inversión e inversores institucionales y el resto no se va a quedar atrás. Amazon, Apple y grandes fondos de inversión pueden ser los siguientes”, augura Jesús Lorente, experto en fiscalidad y criptodivisas y socio de Seico Consultores. De hecho, en esa línea apuntan también los analistas del banco de inversión RBC Capital Markets, que consideran que la compañía de Cupertino seguirá los pasos de Tesla.
Los inciertos factores que rigen su precio
Las acciones de una empresa, los bonos soberanos o las divisas tienen algo que respalda e incide sobre su cotización, como la estabilidad de un gobierno o una nueva tecnología. Sin embargo, en el caso de la principal criptomoneda, “no hay nada detrás”, subraya Parrondo. “No depende de ningún gobierno ni del estado de la economía real. Su valor sólo depende de la especulación, de la fe y de las expectativas de los inversores”, agrega. Tanto es así, que la criptomoneda se revalorizó un 19 % tras el anuncio de la inversión de Tesla y el 8 de febrero su cotización alcanzó su máximo histórico. Sin embargo, tan sólo dos días después el valor retrocedió el 3,87 % --hasta los 37.032 euros--.
“Existe un desconocimiento sobre los factores que rigen su precio”, apunta Nereida González, consultora del área de Análisis Económico y de Mercados de Analistas Financieros Internacionales (AFI). En ese sentido, esta experta añade que el hecho de que no esté regulado y las propias características de su mercado son otros de los riesgos a los que se atiene un inversor que decida destinar un porcentaje de su cartera a esta criptomoneda. En esa línea también apuntan la CNMV y el Banco de España. “Los precios de las criptomonedas se forman en ausencia de mecanismos eficaces que impidan su manipulación, como los presentes en los mercados regulados de valores. En muchas ocasiones los precios se forman también sin información pública que los respalde”, aseveran ambas entidades.
Cambio de visión
A pesar de que no se pueda considerar al bitcoin como un valor refugio en estos momentos, lo cierto es que en el contexto del coronavirus se ha producido un cambio de la visión sobre este activo. En 2017 su precio llegó a máximos históricos en aquel momento --unos 16.500 euros--, después se hundió y el letargo duró hasta la pandemia. “Tras esa burbuja --la de hace cuatro años-- hubo miedo a que fuese a desaparecer. Ahora ya no existe ese temor y hay una confianza plena en que el bitcoin está para quedarse”, asevera Parrondo. En ese sentido, considera que la tecnología en la que se basa esta criptomoneda, el blockchain, no sólo se consolidará, sino que estará presente en todos los sectores.
“Es destacable el cambio de tono de los bancos centrales en cuanto a las criptodivisas. Ahora parecen más dispuestos a trabajar en la emisión de divisas digitales propias”, subraya por su parte la consultora González. Son las llamadas CBDC --Central Bank Digital Currency, es decir, Moneda Digital del Banco Central, por sus siglas en inglés-- y, según Parrondo, el debate suscitado durante la pandemia en torno a si el dinero en efectivo iba a desaparecer es uno de los factores que ha impulsado esa nueva visión. Si bien el uso del bitcoin como medio de pago todavía no está muy extendido, y a día de hoy se percibe más como un valor especulativo, la experta González considera que “se está normalizando la existencia de este tipo de monedas”, como ocurre con Libra, la criptodivisa de Facebook.
Bitcoin, limitado a 21 millones
Uno de los argumentos que se emplean para comparar el bitcoin con el oro es el hecho de que ambos son recursos finitos. Así, cuando Satoshi Nakamoto --el padre de la criptomoneda más famosa-- creó el bitcoin limitó su cantidad a 21 millones de unidades. En la actualidad se calcula que se ha minado –como se denomina al proceso de obtención de este activo-- el 85% de las reservas y se estima que se tardará más de un siglo en extraer el resto.
Sin embargo, Parrondo no le da ningún tipo de relevancia a ese intento de paralelismo. “La intención de Nakamoto era crear una moneda que se utilizase para pagar y que se generase al margen de los bancos centrales y de los intereses particulares de los gobiernos. Ahora, si necesitan ampliar la cantidad de unidades crearán un fork --es decir, otro programa informático en el que se tome como base el código fuente original-- y harán bitcoin 2”, insiste. Sobre este aspecto, el experto Lorente difiere y asegura que si eso ocurriese “la mayoría de la gente dejaría de creer en el bitcoin y su valor se iría a cero”. Por tanto, considera muy improbable que eso suceda.
Mala fama
Uno de los fantasmas que ha perseguido al bitcoin en los últimos años --debido en parte al oscurantismo en torno al minado y a las dificultades para adquirirlo-- es la asociación de su uso con actividades fraudulentas.
Sin embargo, la experta de la Pompeu Fabra subraya que esta moneda es “igual al dinero en metálico, pero en digital”, y defiende que “los pagos fraudulentos que antes se podían hacer al llevar un maletín lleno de billetes en un avión a otro país, ahora algunos los hacen con esta criptomoneda porque llega en segundos. Se estigmatiza mucho al bitcoin, pero al final va a ser nuestro metálico”, augura.