Estás en el banco del parque. Con los de siempre. Charla distendida. Pipeando. Tan a gusto. Y, de repente, en vez de coger una pipa, sacas de la bolsa de pipas con sal de Grefusa un trozo compacto de no sé qué. Tiene una forma tan extraña… Mirad lo que he encontrado. Flipa. ¿Qué narices es? ¡Pruébalo! Está salado. ¿Cómo se les habrá colado? Una sorpresa de 3 centímetros que llama la atención.
“Es un tallo. Era muy habitual encontrarlos hace años, cuando los sistemas de selección no eran tan refinados”, expone el doctor en ciencia y tecnología de los alimentos, Miguel Ángel Lurueña. “Parece un palo de girasol”, coincide el profesor de nutrición de la Universidad San Jorge de Zaragoza, Juan Revenga. Al indagar un poco en Twitter, numerosos consumidores se quejan de haber encontrado “una cosa con pinchos” en su bolsa de pipas. “Se trata de Xanthium. Es un resto vegetal de la materia prima de donde se recogen las pipas. Como es natural, a veces se nos cuela”, explica Grefusa en la red social. “Pues yo compré pipas, no Xanthium”, responde un usuario.
¿Se puede comer o es mejor desecharlo?
La primera pregunta es: ¿representa un problema de seguridad alimentaria? “Difícilmente, porque no tiene contaminación microbiológica”, expone a este medio la experta en seguridad alimentaria, Beatriz Robles. Entonces, ¿se puede comer sin peligro alguno? “Es como comer un palo, por lo que no deja de ser un contaminante físico”, añade la especialista.
En función del contaminante físico, como un hueso en una aceituna sin hueso o una piedrecita en un plato de lentejas, “puede provocar una lesión en los dientes, pero con las pipas, por su forma de consumo, es difícil que muerdas directamente, por lo que no hay que agobiarse si hemos mordido un trozo de estos”, explica Robles, quien matiza que si el contaminante fuera cortante podría dañar el tracto digestivo. Y riesgo de atragantamiento, ¿existe? “No tiene mayor importancia. En unas pipas, el riesgo de atragantamiento más importante está en la cáscara”, apunta Lurueña. “Es madera y se puede comer tanto como cualquier otra madera”, ironiza Revenga.
Un fallo en los sistemas de control de Grefusa
“Es un fallo de los sistemas de control del fabricante porque no debería estar eso en la bolsa”, explica Robles sobre el objeto encontrado en unas Pipas G de Grefusa.
Al preguntar al grupo empresarial español, especializado en la producción y distribución de snacks, patatas fritas y frutos secos, por este hallazgo de tres centímetros y los de otros consumidores, desde Grefusa confirman que no quieren hacer ninguna declaración al respecto.
El otro ‘peligro’ de las pipas
“Lo que debemos vigilar en las pipas es la sal”, apunta Lurueña sobre este tentempié que contienen 10 gramos de sal por cada 100 gramos de producto. “Es una cantidad elevadísima”, advierte Robles. Por ello, los expertos aseguran que con un par de puñados ya se alcanzaría el máximo de sodio diario recomendado por la OMS, que es de 5 gramos. Entonces, ¿cuál es el consumo de pipas con sal saludable? “Sólo muy de vez en cuando”, aconseja Robles.
Los nutricionistas también apuntan a que las pipas, al igual que el resto de frutos secos, son semillas con ácidos grasos poliinsaturados interesantes --Omega 3 y 6--. Por tanto, si se trata de pipas sin sal, “su consumo puede ser diario como el de cualquier otro fruto seco”, sentencia la experta en seguridad alimentaria.