El ser humano contamina hasta cuando se muere. Tanto la cremación como la inhumación afectan al medioambiente. Pero morir sin dejar tanta huella de carbono ya es posible gracias a los funerales ecológicos.
Los ecofunerales tienen el objetivo de reducir el nivel de contaminación de los productos y servicios que intervienen en un sepelio. En Gran Bretaña y Francia ya es una costumbre arraigada, pero en España ha llegado más tarde. “Las funerarias han visto la necesidad y se han puesto manos a la obra”, comenta Marc Vallhonesta del comparador funerario Funos. Según datos de Mémora, la compañía líder del sector, más del 77 % de los ataúdes vendidos antes de la pandemia ya eran ecológicos. Pero, ¿cuál es el coste real de un entierro verde?
Lo que cuesta un funeral ecológico
Son muchos los que piensan que un funeral ecológico es más caro que uno tradicional. Pero en realidad no es así, el coste si se elige un sepelio verde es el mismo. Al fin y al cabo, en un ecofuneral no hay lápidas ni mausoleos, tampoco inscripciones metálicas en el féretro: sólo un ataúd de madera y el cuerpo del fallecido.
“La madera es de un bosque certificado, no hay metales en el féretro, no se emplean barnices y la tela con la que se cubre al difunto es de algodón ecológico”, explica Alberto P. de Interfunerarias de Barcelona. Además, al cuerpo tampoco se le aplica ningún tratamiento químico, ya que dichas sustancias contaminan la tierra que lo sepulta.
Todos los ataúdes cuentan con una versión verde
“Todos los ataúdes que hay en el mercado tienen su versión ecológica, da igual si es el más barato de 300 euros o el más caro de 6.000”, corrobora Vallhonesta. De hecho, en la actualidad más del 90 % de las empresas funerarias ofrecen este servicio. “El resultado es idéntico al de un ataúd tradicional”, añade este experto.
No obstante, el proceso de la sepultura sí que cambia. “El enterramiento se realiza cerca de la superficie, entre uno y dos metros de profundidad, para que la descomposición sea más rápida y sencilla”, explica Alberto. Además, para complementar el funeral, algunas empresas también usan flotas de coches eléctricos o híbridos, recordatorios de papel reciclado o coronas hechas de plantas que luego pueden aprovecharse para otros usos.
Una incineración más sostenible
Son muchos los que piensan que la cremación es la opción más ecológica, pero en realidad la incineración en los crematorios queda lejos de encontrarse entre las opciones más verdes. En este procedimiento se emplean unos 100 litros de combustible y se emiten alrededor de 250 kilogramos de dióxido de carbono. De hecho, en el Reino Unido se calcula que un 16 % de la contaminación por mercurio en el aire procede de las incineraciones.
Sin olvidar que, al incinerar el cadáver, se prende fuego a todo el féretro con sus adornos, pintura, tela y relleno interior. Y todo esto implica lanzar al aire sustancias contaminantes y tóxicas. No obstante, de la misma manera que la sepultura, la cremación se ha sofisticado con una versión más sostenible. El cuerpo del difunto se introduce en el crematorio sin ropa y, a continuación, se le ofrecen las cenizas a la familia en una urna biodegradable que se entierra o se libera en el agua. “Cuando la tiramos en agua dulce tarda menos de 10 minutos en diluirse, mientras que si la enterramos tarda entre una semana y seis meses en descomponerse”, comentan desde la Funeraria Golpe de A Coruña. Según esta empresa, las urnas biodegradables están en auge y “ya son muchas las familias que escogen este sistema para despedir a sus seres queridos”, concluyen.