A mediados de los noventa se puso de moda en Estados Unidos entre empresarios, pilotos de avión y azafatas para combatir el jet lag y conciliar el sueño. El elixir de la juventud, la llamaban. En Europa y España estaba prohibida -la consideraban un medicamento sin regular- y los inspectores de aduanas no permitían su entrada en el país.
Ahora, más de dos décadas después, “los complementos alimenticios de melatonina son lo primero que te ofrecen en las farmacias para ayudarte a dormir”, expone a Consumidor Global Nuria Salazar, profesora de Farmacia de la Universidad San Pablo CEU, sobre la venta masiva y sin receta de cápsulas de menos de 2 miligramos -por encima de esta cantidad se la considera un medicamento- de esta hormona que ayuda a controlar los ritmos circadianos y la adaptación al ciclo luz-oscuridad.
El consumo de melatonina
Cuatro millones de españoles tienen problemas crónicos con el sueño, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), de los cuales dos tercios no buscan ayuda profesional y más de 200.000 se automedican. “La demanda de suplementos de melatonina ha aumentado mucho desde la situación de ansiedad e incertidumbre que generó el Covid. Ahora la gente concilia el sueño peor que nunca”, apunta Salazar, quien opina que este complemento nutricional -sintetizado químicamente en el laboratorio-, si se consume de una forma adecuada, no comporta riesgo alguno para la salud.
Sin embargo, tal y como apunta Óscar Larrosa, neurofisiólogo y director del máster en medicina del sueño de Tech Institute, “mucha gente hace un mal uso”, lo que sí puede comportar la aparición de efectos adversos.
Mal uso generalizado
“Se usa para todo. Es como el agua de Lourdes. Hasta el vecino aconseja melatonina. Duermo mal, melatonina. No, espere, hay que ver por qué no duerme. La melatonina sirve para lo que sirve y no es la solución mágica que algunos predican”, apunta Larrosa.
También conocida como N-acetil-5-metoxitriptamina, la melatonina es una hormona producida de forma natural por la glándula pineal que participa en una gran variedad de procesos celulares, neuroendocrinos y neurofisiológicos. La que se encuentra en los suplementos alimenticios de las farmacias, ya sea pura o en combinación con pasiflora, salvia u otras plantas medicinales relajantes, “no deja de ser un componente químico que introducimos en el cuerpo y que puede desestabilizar nuestro organismo”, advierte Miguel Ángel Garabal, psicólogo especialista en terapia cognitivo conductual y miembro de Doctoralia.
La venta de melatonina sin receta
Los expertos consideran que el hecho de que se vendan cápsulas de 2 miligramos de melatonina como suplemento alimenticio -sin receta- es un despropósito porque “cada cuerpo es diferente y las indicaciones sobre la ingesta o no de esta neurohormona se deben prescribir de manera individual por un especialista médico tras realizar un análisis exhaustivo de los factores que afectan al sueño”, añade Garabal. Además, cada formulación de melatonina -de liberación inmediata, prolongada o dual- funciona de forma distinta y tiene sus momentos de ingesta, algo que mucha gente desconoce. Cada formulación estará indicada o no en función de la problemática de cada persona.
“Es más complejo de lo que parece usarla bien sin pedir ayuda a un especialista. La melatonina puede facilitar el sueño, pero puede generar el efecto contrario si abusamos de ella, lo que hará florecer efectos adversos”, apunta Garabal. “Si no se usa bien es como si se fuma un puro, no le va a servir de nada”, advierte Larrosa.
Los riesgos del consumo excesivo
Tal y como advierte la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), que el pasado 2 de julio prohibió la comercialización del complemento alimenticio Melatonin -comprimidos de 3 miligramos de melatonina- por venderse de forma ilegal, el consumo de esta neurohormona puede hacer aparecer los siguientes efectos adversos: irritabilidad, nerviosismo, insomnio, sueños extraños, migraña, letargia, hiperactividad psicomotriz, mareo, somnolencia, hipertensión, dispepsia, úlceras bucales, hiperbilirrubinemia, sudoración nocturna, erupciones cutáneas, dolores en las extremidades, síntomas de menopausia, astenia, dolor torácico y aumento de peso, entre otros.
Además, su ingesta puede interactuar con anticoagulantes, anticonvulsivos, anticonceptivos y medicamentos para la diabetes, “por lo que hay que vigilar mucho qué otros medicamentos se consumen”, alerta Garabal, quien añade que las personas que sufren trastornos de ansiedad o depresión también deberían buscar cualquier alternativa antes de tomar melatonina.
Soluciones previas a la melatonina
Los expertos coinciden en que los problemas del sueño son muy complejos porque son muchos los factores que pueden influir en esta problemática. “La melatonina puede ser útil para personas con dificultades para conciliar el sueño, para determinados tipos de insomnio -pocos- y para algunas personas mayores, pero siempre se pueden tomar medidas previas antes de recurrir a esta neurohormona”, apunta Larrosa.
“El cuerpo humano depende de un cúmulo de factores y los hábitos de sueño son muy importantes. Podemos no dormir por activación fisiológica, por estrés o ansiedad, porque el ambiente no es el más propicio”, explica Garabal. Antes de introducir cualquier químico en el organismo, los expertos aconsejan el ejercicio diurno, evitar móviles y pantallas antes de acostarse, una iluminación tenue antes de meterse en la cama y seguir una rutina y unos horarios. Si de este modo no se soluciona el problema, “acudir al médico siempre es la mejor opción”, sentencia Larrosa.