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Los fumadores recaen en el tabaco barato: Marlboro pierde fuelle mientras renacen Mark 1 y Austin

Expertos y estanqueros aseguran que se ha producido un cambio en los hábitos de consumo de los españoles, que ahora optan por marcas de cigarrillos más económicas

Teo Camino

Un hombre fuma tabaco Marlboro / UNSPLASH

El tabaco mata a 69.000 españoles cada año de forma prematura. Marlboro, que es propiedad de Philip Morris, es la marca de cigarrillos más demandada en nuestro país con unas ventas superiores a los 1.400 millones de euros en 2021, según Statista. Sus paquetes cuestan 5 euros, por lo que una persona que inhale 20 cigarros al día desembolsa 150 euros al mes. Una suma que, en los tiempos que corren, con la inflación y casi todo por las nubes, cada vez menos gente se puede permitir. Por ello, no pocos fumadores se decantan ahora por marcas menos caras como Desert Gold (4 euros), Mark 1 (4,10 euros) y Austin (4,15 euros).

Una persona fuma tabaco / UNSPLASH

En los últimos meses, las tabacaleras han subido el precio de sus cajetillas un 5 % --un paquete cuesta de media 4,53 euros--. Un aumento que “no es suficiente para reducir el consumo porque el tabaquismo no es un hábito, sino una adicción”, alerta Nicole Hass, experta en tabaquismo y asesora de la Fundación Lovexair, quien explica que el hecho de que fumar sea ahora un poco más caro lo único que hace es que el consumidor busque productos inferiores.

Las marcas más baratas renacen

Marlboro, Camel, Winston Classic, Chesterfield y Fortuna fueron las cinco marcas más demandadas por los españoles en 2021. Sin embargo, ahora, a causa de la inflación y de la crisis económica, tras el encarecimiento del precio del tabaco, “Marlboro y Camel han bajado y muchos fumadores se han pasado a marcas más baratas”, exponen desde un estanco de la calle Girona del ensanche barcelonés donde las ventas han bajado mucho respecto a antes de la pandemia.

Un cigarro de tabaco / PEXELS

“Marcas que no eran habituales y estaban casi desaparecidas, como Desert Gold, Mark 1 o Austin, ahora vuelven a tener salida por una cuestión de precio”, aseguran desde otro estanco de la ciudad condal. “La gente va más justa, y, o deja de fumar, que son los menos, o se pasan a marcas más baratas”, resume el empleado de la sección de tabacos de El Corte Inglés. En opinión del vicepresidente d’Estanquers de Barcelona, Josep Maria Marcé, el fumador de Marlboro es difícil que cambie, aunque suban los precios, por una cuestión personal y de estatus, pero “es cierto que muchos fumadores se pasan ahora a marcas más económicas. Burton (3,95 euros) también ha subido mucho”.

El tabaco de liar sigue de moda

Lo que ha supuesto un cambio importante es el tabaco de liar, coinciden todos los estanqueros. “En los últimos tres años no ha dejado de crecer”, apunta Marcé sobre el tabaco de picadura, que es mucho más económico que el conocido como industrial. “La diferencia de precio marca la diferencia, valga la redundancia”, añade el estanquero.

Un hombre se lía un cigarrillo / PEXELS

Según los actores del sector, mucha gente de mediana edad se pasa al cigarrillo electrónico; mientras que los jóvenes apuestan “en masa” por el tabaco de liar por una cuestión de precio y porque “está de moda”. En cualquier caso, independientemente de la elección del consumidor, el tabaquismo sigue siendo una adicción que provoca demasiadas muertes. Aunque las ventas han bajado mucho respecto a 2019, lo cual es esperanzador, en lo que va de 2022 se han vendido más cigarrillos (+6,4 %) que en el mismo periodo de 2021. En España, 8,6 millones de personas mayores de 15 años fuman a diario, según datos del Ministerio de Sanidad. Por lo que el problema está lejos de resolverse.

Lo que de verdad importa

Para que haya un efecto real en el consumo y una disminución de la prevalencia --número de personas adictas al tabaco-- “tiene que haber subidas de precio significativas (a partir de un 20 %) en todas las tabacaleras por igual”, expone a este medio el presidente del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo (CNPT), Andrés Zamorano, sobre el incremento de precio que sí dificultaría el acceso al tabaco de los jóvenes y de la gente con menos poder adquisitivo. Con pequeñas subidas “se produce un trasiego de una marca a otra más barata. Con una subida drástica, con precios más elevados, habrá menos consumo y menos muertes”, resume el experto.

Un hombre fuma en un lugar apartado / PEXELS

Además, las subidas de precio tienen que ir acompañadas de “la prohibición del consumo de tabaco en cualquier espacio al aire libre donde haya confluencia de personas y de la prestación de ayuda al fumador que quiere dejarlo, que son alrededor de un 70 %”, añade Zamorano. Según este especialista, se ha producido un desplazamiento en el tabaquismo, que ahora afecta en su mayoría a las clases más bajas, mientras que muchas personas con alto poder adquisitivo han conseguido desengancharse. “Que las terrazas, los coches y las playas sean espacios libres de humo es un gran paso. Estamos en un momento histórico”, sentencia Zamorano.