Cuando se trata de la salud de una vida que está en gestación y de la propia, toda precaución es poca, y Google no suele ser un buen aliado. Para cubrir las necesidades de la mujer y satisfacer las demandas del feto; para prevenir el riesgo de infecciones; para reducir las posibilidades de padecer molestias y alteraciones indeseadas; y para conocer los entresijos de algo tan importante como la alimentación durante el embarazo, cuatro expertas en la materia hablan de la importancia de respetar la lista de los alimentos prohibidos para las embarazadas y de por qué seguirá creciendo.
¿Seguir una dieta sana y equilibrada no es suficiente durante el embarazo? “No”, responde la dietista y directora del centro que lleva su nombre en Barcelona, Júlia Farré, quien explica que durante los 9 meses de gestación las necesidades de determinados nutrientes (vitaminas, minerales, macronutrientes como proteínas, grasas, hidratos de carbono y fibra, entre otros) aumentan.
Nutrientes a potenciar
En el primer trimestre del embarazo “no hay cambios en la ingesta de kilocalorías, pero sí en los nutrientes que se ingieren”, apunta la dietista Karen de Isidro, miembro de Doctoralia, quien recuerda que son imprescindibles los suplementos de ácido fólico --previene defectos en el tubo neural y el parto prematuro-- y de yodo --desarrollo del sistema nervioso central del feto--.
También hay un mayor requerimiento de algunos micronutrientes como la vitamina A, B6, B12 y D, hierro, calcio y zinc. “Con una alimentación equilibrada y los suplementos de ácido fólico, yodo y B12 que suelen mandar los médicos sería suficiente para no tener ninguna deficiencia nutricional”, expone la especialista en dietética del Centro Médico Multiconsulta de Zaragoza y miembro de Top Doctors, Mónica Herrero.
Alimentos prohibidos
La lista de alimentos prohibidos durante el embarazo no ha dejado de crecer durante los últimos años. “Hay que evitar la ingesta de especies de pescado con altos contenidos en mercurio, como el atún rojo o el pez espada, porque pueden dañar el sistema nervioso del feto, así como el sushi y pescados crudos o mariscos, ya que pueden producir enfermedades gastrointestinales”, expone la miembro de la junta directiva del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana, Lis Zamora, quien aconseja adoptar como referencia las pautas sobre alimentación segura durante el embarazo de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan).
También es conveniente evitar la leche y los productos lácteos no pasteurizados, ya que pueden provocar listeriosis; carnes, aves, embutidos y huevos crudos, mal cocidos o ahumados, por el riesgo de infectarse de toxoplasma, salmonela y diferentes bacterias --listeria monocytogenes, escherichia coli, campylobacter--; carnes de caza como la perdiz o el conejo que puedan contener metales pesados de los perdigones; frutas y verduras crudas o poco cocinadas; nueces de Brasil, por su contenido en selenio; e hígado y derivados como el paté, pues pueden provocar un exceso de vitamina A y dar problemas congénitos al feto. “Hay que eliminar de la lista de la compra cualquier alimento que pueda traerte una tóxiinfección. Hay que eliminar patógenos y bacterias”, resume Farré.
El embarazo en tres fases
Se debe mantener una alimentación sana y equilibrada antes y durante el embarazo, “pero durante esta etapa es necesario incrementar el consumo de alimentos que aporten nutrientes específicos”, explica De Isidro, quien detalla que, si el malestar por náuseas o la apatía por ciertos alimentos impiden llevar una dieta equilibrada, se suele complementar con suplementos nutricionales ricos en dichos nutrientes.
A partir del segundo trimestre, “sí que se aumentan los hidratos de carbono, y en el tercer trimestre, se aconseja aumentar, sobre todo, el aporte de proteínas para el buen desarrollo del feto”, apunta De Isidro. En concreto, las expertas matizan que a partir del segundo trimestre la demanda de kilocalorías suele ser de entre 200 y 500 más de lo habitual (entre 1.600 y 2.000, según la OMS). Un incremento que no debe confundirse con el mito de que las embarazadas deben comer por dos.
Las bebidas prohibidas
Es sabido que el alcohol está prohibido durante el embarazo, y las cuatro expertas coinciden a la hora de afirmar que la única dosis segura es cero. El alcohol está totalmente desaconsejado “porque pasa a través de la placenta y puede provocar abortos, bajo peso al nacer o malformaciones”, advierte De Isidro. Y eso incluye al vino, la cerveza (con y sin alcohol) y a los destilados. “Por tomarse una cerveza 0,0 de vez en cuando no pasa nada, pero siempre hay que priorizar el agua”, apunta Farré, quien aconseja ir bebiendo sorbos durante todo el día hasta ingerir alrededor de 2 litros.
¿Y kombucha? ¿Se puede beber o al ser una bebida fermentada con una pequeña cantidad de alcohol (inferior a 0,5 %) es mejor evitarla? “Yo no lo recomiendo. Algunas marcas dicen que no tiene alcohol, pero la fermentación es alcohólica, por lo que es mejor evitarla”, explica Farré. Además, cabe recordar que la recomendación es limitar al máximo la cafeína (por debajo de 200 miligramos). “Yo recomiendo tomar café descafeinado. Y por beber una Coca-Cola de forma puntual tampoco pasa nada”, apunta Farré.
Con moderación
Bollería, dulces, productos precocinados y comida rápida, por contener demasiada grasa, sal y azúcares refinados, también deberían evitarse o consumirse de manera muy moderada.
¿Y con el chocolate qué? Pues, al contener cafeína, es necesario vigilar la cantidad, pero tomarse una onza al día estaría dentro de un consumo seguro, según las expertas.
Una lista en crecimiento
Cada vez se estudia más la relación entre el consumo de ciertos alimentos y determinados problemas durante el embarazo, “por lo que posiblemente la lista de alimentos prohibidos durante la gestación seguirá aumentando”, vaticina Herrero. Además, la industria alimentaria no para de crecer y de crear nuevos productos, y eso hará que en el futuro “haya más alimentos restringidos”, coincide De Isidro.
Al final, el embarazo es una oportunidad para comer mejor y cuidarse. Y, “aunque muchas mujeres nunca se lo habían planteado, al quedarse embarazadas cambian el chip y se informan para seguir la mejor alimentación posible para el desarrollo del feto y para su cuerpo”, sentencia Farré.