Inflación, IPC, precios. Estas palabras resuenan en los últimos meses con más fuerza que nunca. Y no es para menos. El indicador adelantado del Instituto Nacional de Estadística (INE) sitúa la inflación de julio en el 10,8%.
Este nivel, de confirmarse a mediados de agosto, será el más alto desde 1984, es decir, de los últimos 38 años. ¿Y los motivos? Ahora pagamos mucho más por la comida, las bebidas --sobre todo no alcohólicas-- y la luz, que lleva unos meses disparada, desde la invasión de Rusia a Ucrania. A todo ello, además, se suma una época floja de rebajas. Con descuentos desinflados.
Menos rebajas y todo más caro
El IPC de junio ya fue alto, situándose en el 10,2%. Sin embargo, un mes más tarde este dato escala casi hasta el 11%. Aunque julio está marcado por las rebajas en las diferentes tiendas de moda y calzado, la verdad es que este 2022, por los elevados costes que asumen, también, empresas y fabricantes, han sido menores.
Y a todo ello se le suma, además, unos precios de la gasolina y el diésel que tampoco dan mucho respiro a los consumidores.
¿La inflación afecta a todo el mundo?
Desde el Ministerio de Economía consideran que la inflación "es un fenómeno global y una de las principales consecuencias de las tensiones geopolíticas", que están generando "un incremento continuado de los precios de la energía, especialmente del gas, y también de los alimentos". La inflación en España mantiene la senda alcista que comenzó en marzo de 2021 y que solo quedó interrumpida en enero, cuando se moderó 4 décimas, hasta el 6,1 %, y en el mes de abril, cuando bajó un punto y medio, hasta el 8,3 %.
Una vez eliminados los elementos más volátiles de la cesta de la compra, la inflación subyacente se sitúa en el 6,1 %, también seis décimas por encima del dato de junio. De confirmarse esta cifra, sería la más alta desde enero de 1993, apunta el INE.