Todos hemos sufrido, en un momento u otro, algún problema digestivo. Entre las numerosas patologías gástricas que existen, la gastritis (irritación) y la gastroenteritis (hinchazón causada por un virus) son las más comunes. ¿Cuáles son las diferencias entre una y otra? ¿Por qué son tan frecuentes? ¿Cómo se pueden prevenir?
Entrevistamos a la Doctora Evlyn Gisselle Cordón, especialista de aparato digestivo del Hospital Quirónsalud Valencia, para preguntarle sobre todos estos temas y saber de primera mano cuándo hay que acudir a la consulta médica y cómo se diagnostican dichas patologías.
Gastritis y gastroenteritis: diferencias y síntomas
En lo referente a las causas y los síntomas, ¿cómo se diferencian la gastritis y la gastroenteritis? Por un lado, “la gastritis tiene síntomas de aparición progresiva, mientras que en la gastroenteritis suelen iniciarse de forma abrupta”, apunta Gisselle.
Los principales síntomas de la gastritis son: dolor epigástrico, náuseas, saciedad precoz, distensión abdominal, digestiones enlentecidas y gases. En cambio, la gastroenteritis puede presentar síntomas gástricos y/o intestinales. Los gástricos suelen ser vómitos, dolor en la boca del estómago, acidez y náuseas, mientras que los intestinales están caracterizados por diarrea, meteorismo, gases, distensión abdominal y fiebre, entre otros.
Causas principales
Dentro de las causas más frecuentes de la gastritis se encuentran “la infección por la bacteria Helicobacter pylori, la ingesta de alcohol y/o tabaco, el consumo de fármacos como los antiinflamatorios no esteroideos (aspirina, ibuprofeno y naproxeno), la mala alimentación y el estrés crónico”, expone la doctora especialista de aparato digestivo de Quirónsalud.
Por otro lado, en el caso de las gastroenteritis las principales causas son infecciones víricas, bacterianas, parasitarias y, a veces, toxinas en alimentos y en agua contaminada.
Atención médica y diagnóstico
En la gastritis, “lo más importante es el tiempo de evolución de los síntomas. Si los síntomas son persistentes, se debería de consultar a un médico”, aconseja Gisselle. Mientras que la evolución abrupta de la gastroenteritis puede generar deshidratación en pocas horas. En este caso, si la diarrea es muy profusa y los vómitos son persistentes (sobre todo con intolerancia oral), “se debe acudir a urgencias del hospital más cercano para un tratamiento oportuno”, advierte la doctora, quien explica que también existen otros síntomas de alarma, como sangre en las heces y fiebre elevada, por los que debemos ir a urgencias.
¿Cómo se diagnostican correctamente cada una de estas afecciones? Ambas suelen diagnosticarse clínicamente, aunque para conocer su origen suelen requerirse pruebas complementarias. En el caso de la gastritis, puede requerirse la realización de una endoscopia digestiva superior o gastroscopia, sobre todo si los síntomas son persistentes. En ambos casos, se requieren pruebas en heces para analizar causas infecciosas.
Los tratamientos
Existen medicamentos para reducir la acidez, suplementos naturales para calmar el dolor y en caso de que el origen sea la bacteria del helicobacter pylori, esquemas antibióticos para su erradicación. En la gastroenteritis, existen las sales de rehidratación oral, los probióticos para reponer la flora intestinal alterada y medicación antibiótica o antiparasitaria para casos severos.
En la actualidad, “somos más conscientes y tenemos más herramientas de información sobre los signos y síntomas y de cómo abordarlos. En la gastritis, disponemos de guías y protocolos de tratamiento de las distintas sociedades médicas que se van actualizando cada cierto tiempo en función de la prevalencia en cada área sanitaria. En cuanto a la gastroenteritis, se ha objetivado que la base del tratamiento es la realimentación precoz y el uso de soluciones de rehidratación oral para la deshidratación leve-moderada”, apunta la Doctora Evlyn Gisselle.
¿Por qué son tan frecuentes?
Tal y como ha explicado la especialista, las causas que originan ambas patologías se asocian a los malos hábitos de vida, como la ingesta de alcohol, el tabaquismo, el consumo de antiinflamatorios no esteroideos, la mala alimentación y el estrés crónico. Sin embargo, aunque el estrés crónico puede desencadenar una gastritis, “no se considera una causa directa de la gastroenteritis”, matiza la experta.
Asimismo, en algunos casos puede haber un descuido en el lavado de manos y en la limpieza de los alimentos a consumir, lo que provoca estar en contacto con agentes infecciosos que desencadenan la enfermedad.
Dieta y medidas de higiene
Una dieta equilibrada (sin irritantes gástricos como lo son: condimentos fuertes, picantes, vinagres, exceso de ácidos, exceso de café o té, bebidas carbonatadas, entre otros) puede ayudar a prevenir la gastritis y mantener una correcta higiene puede ayudar a prevenir la gastroenteritis.
Además, los hábitos o medidas de higiene son cruciales para prevenir la gastroenteritis, sobre todo el correcto lavado de manos, después de ir al aseo y siempre antes de manipular o comer alimentos. También el manejo seguro de alimentos crudos y evitar el contacto cercano con personas enfermas.