Están llegando. Todavía no han conquistado todos los lineales, pero no tardarán en hacerlo. Vienen rodando. Son quebradizos por dentro y están bañados en chocolate blanco, como los de siempre, pero con un toque diferente. Los hemos encontrado en Carrefour por 1,40 euros y no nos hemos podido resistir: probamos los nuevos Filipinos con sabor a frutos rojos.
Están los de chocolate negro y con leche, los blancos y alguna edición limitada como la de los de caramelo y sal. Ahora, sin embargo, la marca de galletas Artiach, propiedad del grupo Adam Foods, ha decidido ampliar la familia y acaba de lanzar una nueva variedad: los Filipinos sabor a frutos rojos. La combinación resulta tentadora, pero ¿merece la pena?
Filipinos sabor a frutos rojos
Al deslizar la cubierta de color rosado, estos nuevos Filipinos son idénticos a los blancos de toda la vida. Por dentro, en cambio, desde el primer mordisco se percibe un ligero sabor a fresa. La textura también es similar a la de los originales, pero con pedacitos de fresa deshidratada.
“¡Buah, qué bueno está!”, le sale decir a Naomi L., consumidora de Filipinos desde hace más de tres lustros. “Los tropezones de frutos rojos me recuerdan a las frutas deshidratadas que le echas al gin-tonic”, añade.
“Me gustan más que los originales”
“Muerdes pedacitos de fruta y tienen un toque exótico”, apunta otra consumidora, Paula P., quien asegura que le gustan más que los originales: “Y mira que soy muy fan de los blancos, eh”.
Los Filipinos con chocolate blanco y frutos rojos tienen un 2,5% de fresa deshidratada que “mezcla muy bien con el crujiente de la rosquilla y el chocolate”, opina Ana S. “Son más frescos”, resume esta consumidora.
Consumo ocasional
Este nuevo capricho dulce de Artiach es un auténtico vicio, pero, dada su tabla nutricional, es un alimento de consumo ocasional, al igual que el resto de productos que integran la categoría de galletas y dulces.
“Me han gustado. El sabor de la fresa me recuerda al de los Special K de frutos rojos, pero no me comería más de tres o cuatro. La gracia es compartirlos, ¿no?”, apunta Iris F.