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Los resfriados y la gripe están a la orden del día en esta época del año. Después de los confinamientos y restricciones que se han vivido en los últimos meses, el sistema inmunitario nacional está algo débil y poco habituado al frío. De hecho, el aislamiento social hizo que la temporada pasada casi no hubiera gripe. El Sistema de Vigilancia de Gripe en España (SVGE), detectó durante la temporada 2020-2021 únicamente siete casos de gripe en toda España. Mientras que en la temporada anterior esta enfermedad afectó a 652.400 personas.
Por ello, son muchos los expertos que sostienen que la incidencia de gripe este año será considerable. “Este invierno habrá una movilidad social prácticamente normal y menos gente protegida de manera natural porque la gripe no circuló el año pasado”, advierte José María Molero, vocal de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria. Y con estas precisiones menos optimistas afloran los remedios a lo bálsamo de Fierabrás que prometen la cura de todos los resfriados y gripes. Es el caso del conocido oscillococcinum, un remedio homeopático que proviene del sacrificio de un pato francés.
Origen del oscillococcinum
Corría el año 1917 cuando Joseph Roy, un médico militar, descubrió el oscilococo. Nadie más fue capaz de verlo, pero Roy detectó que este microorganismo se encontraba en pacientes que padecían la gripe y que, bajo su criterio, era lo que causaba dicha enfermedad. Aunque esto no acabó aquí. Roy apuntó que este mismo microbio también estaba en los enfermos de sífilis, en los pulmones de tuberculosos, en los pacientes que padecen eccema, herpes, reumatismo crónico e incluso en los que sufren procesos infecciosos como paperas, varicela y rubéola.
No obstante, nadie más pudo contemplar este microbio y confirmar la teoría de Roy. Aun así, el médico, convencido de su hallazgo, decidió obtener el oscilococo del hígado y del corazón de los patos de berbería. Las preparaciones homeopáticas están basadas en el principio de que “lo similar cura a lo similar”, de ahí que fuera importante dar con el supuesto oscilococo para tratar el brote de la enfermedad. Además, en la homeopatía consideran que cuanto más diluida esté la sustancia, más potente es el efecto que se le atribuye. De hecho, la composición de los lotes de oscillococcinum incluye “Anas Barbariae 200k 0,01 ml”, que no es más que pato de berbería diluido.
Caro e inútil
“Aunque la homeopatía ya no es tan popular como hace unos años, el oscillococcinum de los laboratorios Boiron es uno de los productos más vendidos en la temporada de invierno”, señala una boticaria de la Farmacia de Lòria (Andorra). En su página web, una caja de este tratamiento homeopático cuesta 22,50 euros.
Un precio algo elevado si se tiene en cuenta que, en esencia, el oscillococcinum es azúcar, concretamente 0,85 gramos de sacarosa y 0,15 gramos de lactosa por cada gramo. Esto, además, significa que el pato con el oscilococo es inexistente y que el fármaco se compone a base de sacarosa y lactosa.
Efecto placebo
“Cada uno es libre de tomar lo que quiera. Tú puedes consumir un té y pensar que adelgazarás, pero el problema en el caso de la homeopatía es que el paciente deja de tomar un fármaco por pensar que un remedio a base de hígado de pato le funcionará mejor”, explica Anna S. Comet, farmacéutica y divulgadora científica.
“A pesar de su popularidad, en ninguna ocasión esta pseudociencia ha sido capaz de demostrar su validez en ensayos clínicos, más allá del simple placebo”, asegura Félix Leon García, graduado en Ciencias Químicas y doctor en el Instituto de Investigaciones Químicas Isla de la Cartuja, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). No obstante, el efecto placebo importa en medicina. “La psique tiene una parte muy importante en todo esto. En patologías agudas, si el paciente lo cree y le funciona, me parece interesante el uso de la homeopatía, aunque se esté tomando un vaso de agua diluido con azúcar que no sirve para nada”, señala la doctora Andrea Ferré, del Hospital de Bellvitge (Barcelona).
España, en guerra contra las pseudoterapias
“Son medicamentos que están registrados sin una indicación terapéutica, eso quiere decir que el laboratorio que lo produce no puede defender que el producto funcione para algo”, subraya Comet. Desde 2018, España obliga por ley a que todos los medicamentos homeopáticos pasen un control de seguridad y calidad que demuestre su eficacia. En caso de suspender esta prueba, estos productos deben venderse en las boticas con una etiqueta que revele que no tiene indicaciones terapéuticas.
No obstante, España es de los pocos países europeos que ha declarado la guerra a la homeopatía. En Europa, esta pseudoterapia tiene muchos seguidores, especialmente en Francia, donde la homeopatía estaba financiada en un 30 % hasta este año, cuando el Ministerio de Salud francés abolió estas ayudas. El Estado galo gastaba una media de 126,8 millones anuales en “productos que científicamente se han comprobado que no funcionan para nada”, lamenta Comet.