¿Por qué es imposible huir de los mosquitos? o ¿por qué me pican a mí más que a ti? Estas preguntas son muy frecuentes en verano. Y es que, aunque existan infinidad de repelentes contra estos insectos, lo cierto es que sus sistemas sensoriales están muy bien organizados y especializados como para engañarlos. Un nuevo estudio constata que los mosquitos tienen un olfato infalible para encontrar a quién picar.
"El inesperado resultado demuestra que aún es más difícil de lo que se pensaba confundir a los mosquitos cuando buscan implacablemente la sangre humana", resume Leslie Vosshall, del Instituto Médico Howard Hughes de Estados Unidos; esta científica y su equipo describen en la revista Cell los mecanismos neuronales de estos insectos para asegurarse de que siempre pueden oler -y picar- a los humanos.
Un sentido del olfato muy sofisticado
“Hemos descubierto que Aedes aegypti -el principal propagador del dengue, el zika, la fiebre amarilla y el virus chikunguña- utiliza un principio de organización diferente, con muchas neuronas que coexpresan múltiples genes de receptores quimiosensoriales", escriben los autores en su artículo. Las hembras de estos mosquitos -las que pican- se sienten intensamente atraídas tanto por el CO2 que exhalan las personas como por su olor corporal, que detectan mediante receptores quimiosensoriales.
La antigua teoría sostenía que cada neurona olfativa solo tenía un tipo de receptor, que detecta un conjunto específico de sustancias químicas. Sin embargo, la nueva investigación afirma que cada célula tiene varios tipos de receptores, por tanto, una sola neurona puede detectar diferentes olores.
Un plan B tras otro plan B para picar
Tener varios tipos de receptores en cada neurona aumenta su capacidad para detectar el CO2 exhalado y toda la gama de olores corporales: cuando se trata de evitar la picadura bloqueando algunos de los receptores, los mosquitos pueden seguir localizando fácilmente la sangre utilizando sus otros receptores. "Es un truco muy bueno", resume Vosshall.
"Los mosquitos tienen un plan B tras otro plan B. Para mí el sistema es irrompible". De modo que, “cualquier intento futuro de controlar a los mosquitos a través de repelentes tiene que tener en cuenta lo inquebrantable que es su atracción hacia nosotros”, señala Vosshall, quien cree que otros insectos pueden tener un mecanismo similar.