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Discotecas cerradas o con precios VIP: así es la vuelta a medio gas del ocio nocturno
A partir del 21 de junio algunos locales pueden abrir sus puertas con ciertas restricciones, aunque hay dueños que se muestran reacios por no considerarlo rentable
Es sábado por la noche y hay un encuentro con los amigos para cenar. En el restaurante las mascarillas no son necesarias y la velada se humaniza con los matices faciales. Termina la comida, pero no es tarde. La noche en Madrid pertenece a los jóvenes, así que se decide ir a la Joy Eslava, uno de los templos musicales de la capital. La sorpresa viene cuando, en la puerta, no hay nadie. Se intenta en otros locales, pero esa noche los guardianes del cielo no quieren abrir sus puertas.
En Madrid, a partir del 21 de junio, las discotecas pueden abrir hasta las 3 de la mañana. Pero, al igual que ocurre en Cataluña y en otras comunidades, son muchos los locales que seguirán cerrados. “Con el aforo hasta el 50 % y la limitación de horario no se puede rentabilizar el negocio”, explica a Consumidor Global uno de los socios de Up&Down, en Barcelona. Además, la diferencia de horario depende de cada región. Mientras en Galicia y Navarra el ocio nocturno sigue cerrado, en Andalucía, Extremadura y Castilla León las puertas de los locales abren hasta las 2 de la mañana. Cataluña, por otro lado, tiene el horario menos restrictivo. Allí la fiesta termina a las 3:30 horas, en comparación con Madrid, Asturias, Castilla La Mancha y Aragón, donde todo finaliza a las tres.
Algunos se niegan a abrir
La esperada reapertura de las discotecas en la Ciudad Condal no ha tenido el efecto esperado. “Nuestro local tiene un aforo de 1.400 personas y un espacio de 4.000 metros. Pero, aun así, elegimos cerrar”, matizan desde Up&Down. Los dueños insisten en que, con estas condiciones, se niegan a trabajar. “Conozco a muchos dueños de locales de Barcelona que no tienen intención de abrir tampoco por el momento”, añaden.
Uno de los motivos de permanecer cerrados tiene que ver con los hábitos de los clientes. “La gente suele venir después de cenar. Entre las 2 y las 3 es cuando llegan a las discotecas porque cerramos más tarde. Ahora no les compensa trasladarse para estar media hora”, señalan fuentes del local.
Precios
La opción que han escogido algunas discotecas es la de poner mesas en la pista de baile y cobrar la entrada por grupos a un precio fijo. Sin embargo, eso tampoco convence a los socios del Up&Down: “No todo el mundo puede pagar ese dinero y nosotros preferimos respetar a nuestros clientes”.
Mientras, algunos locales de ocio de El Puerto de Santa María, en Cádiz, han preferido abrir sus puertas con un modelo de negocio exclusivo. “Funcionamos por reservas, que se pueden realizar desde la web o por teléfono. En la discoteca hay varias mesas para grupos de seis personas. La entrada sale a 100 euros con la botella de alcohol que ellos quieran”, asegura uno de los dueños del local Gold Disco. Este precio es el que, en condiciones normales, se suele pagar para acceder a un reservado. Ahora, toda la discoteca se ha convertido en una zona VIP. De esta forma, los dueños se aseguran que quien entra va a gastarse ese dinero. Y la misma fórmula usa la discoteca Copérnico, en Madrid. “Estamos abriendo con reservados a precios de 100 euros para cinco personas y 120 euros si son seis. Sale a unos 20-25 euros por cliente”, opina uno de los socios.
Medidas de seguridad
Por el momento, bailar en la pista está prohibido en el interior de los locales de algunas comunidades autónomas como Madrid o Andalucía, aunque en otras, como en Barcelona, ya es posible. “Nuestros clientes tienen que estar sentados, aunque de vez en cuando se levantan. Muchos lo hacen de forma inconsciente y no siempre podemos estar atentos”, señala Miguel Ángel Veiga, dueño de las discotecas Holiday y Obbio, en Sevilla. Por contra, en los locales con terraza sí se puede disfrutar de la pista de baile.
Y los protocolos de seguridad son los mismos en cualquier caso. “Lo primero es realizar en la puerta un control de la temperatura y asegurarnos que el cliente lleva la mascarilla. Luego, hay geles en toda la sala y obligamos a los asistentes a guardar la distancia de seguridad de un metro y medio”, subraya uno de los socios de la sala Copérnico.
Un control de acceso más selectivo
Algunas discotecas, sin embargo, han elegido el modelo de toda la vida. El cliente espera en la puerta hasta que el responsable de seguridad le permita la entrada. Los locales tienen la obligación de no exceder el 50 % del aforo, así que la cola puede ser eterna y el control más selectivo. “Hay que respetar la normativa correspondiente: los límites de aforo, de edad y los derechos de los clientes”, explica Marta Sobrino, abogada de Élite abogados.
No obstante, “existe la posibilidad de que el establecimiento pueda recoger una serie de requisitos que tienen que ser primero aprobados por la administración y que no pueden ser discriminatorios por razón de sexo o raza. Además, los locales tienen la obligación de situar estas indicaciones en un lugar visible al público”, remarca Sobrino.
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