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El bluf del complemento De Memory para estudiantes: cuando una sardina o atún es más eficaz

Los expertos desmontan las promesas de una mejoría de la concentración y del aprendizaje mediante los suplementos para estudiantes

Núria Messeguer

Una 'influencer' que promociona De Memory / INSTAGRAM @paulagarciamaciaa

Es mayo y la tensión de los exámenes finales ya se palpa en el ambiente. Cada año, miles de estudiantes se enfrentan al temido final de curso, una época decisiva, que no sólo determina  pasar al siguiente nivel académico, sino que también supone poder disfrutar del ansiado verano sin pensar en las pruebas de septiembre. La presión existe y los estudiantes, apurados, deciden tomar suplementos vitamínicos como si fuera una póliza de aprobado seguro.

De Memory es uno de los muchos productos disponibles en el mercado que aseguran mejorar el rendimiento intelectual, con promesas de ayuda a la  “concentración, aprendizaje y razonamiento”. Este reclamo, muy suculento, se publicita en las redes a través de influencers, en la televisión y en la radio. Sin embargo, y a pesar del éxito de ventas que tienen, los expertos rebajan los supuestos efectos milagrosos de estas pastillas.

El mito de la fosfatidilserina

Uno de los principales ingredientes de este complemento que triunfa entre los jóvenes y estudiantes es la fosfatidilserina. Pero su presencia es irrisoria. Por ello, los especialistas en nutrición aseguran que alimentos como el atún o la sardina no sólo son más saludables y baratos, sino que contienen un nivel más alto. La fosfatidilserina es un elemento que se encuentra en las membranas celulares y que, durante años, algunas empresas lo han vendido como remedio para mejorar la salud de los niños afectados por el trastorno de déficit de atención e hiperactividad, pese a presentar dudas. La función de este componente es la de “bajar los niveles de cortisol”, explica Sara Palau, psicóloga en Terapias a Medida y experta en regulación emocional y reestructuración cognitiva. Según la terapeuta, el cortisol es la sustancia del estrés y, si se tienen unos niveles muy altos, es más difícil retener información, por lo que la fosfatidilserina puede resultar una solución.

Sin embargo, la cantidad de esta sustancia en De Memory es ínfima. “De Memory tiene solo 2 miligramos de fosfatidilserina, lo mismo que un vaso de leche, mientras que una sardina tiene 16 y un trozo de atún 194”, señala Míriam Organero, directora de formación en FarmaEduca. Esta experta apunta que “ningún estudio moderno pone interés en este componente, lo que sugiere que su efecto es escaso”.

Exceso de fósforo 

Otro de los componentes que tiene De Memory y que ha sido señalado por los expertos es el fósforo. “Por lo general, abusamos de la ingesta de fósforo, está en muchos alimentos, especialmente en las bebidas con burbujas”, advierte Diego Bellido, endocrino del Hospital Universitario de Ferrol.

Por ello, el doctor insiste en que es importante controlar las cantidades de fósforo de la dieta y que una ingesta complementaria a través de suplementos “no es recomendable”.

Un 'influencer' promociona De Memory / INSTAGRAM @dememory_oficial

Vitaminas no tan mágicas como dicen

Además, estos suplementos presumen de contar en su composición con vitamina B. Pero Bellido alerta de que se trata de “un concepto muy abstracto, pues hay 9 tipos de vitamina B, más allá de que es hidrosoluble y de que es preferible ingerirla a través de alimentos crudos”.

En este sentido, cabe destacar la forma en la que De Memory alardea de la vitamina B en sus campañas publicitarias. “Contiene vitamina B1, B3, B3, B6, B9 y B12 que ayuda a la concentración, aprendizaje y razonamiento”, indica en sus anuncios. Sin embargo, este texto va acompañado de un asterisco que dirige a una explicación secundaria: “Declaración saludable en tránsito de ser aprobada”. Esto significa que estas presuntas propiedades saludables todavía no han sido demostradas científicamente ante la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).

Los reclamos de moda

Por otra parte, la mayoría de estos suplementos vitamínicos tienen los mismos ingredientes, como la fosfatidilserina, fósforo, taurina, jalea real y vitaminas. Unos elementos que, pese utilizarse como reclamo para atraer la atención del consumidor, es lo que los médicos denominan “componentes funcionales de los alimentos”, es decir, nutrientes habituales.

“Los componentes funcionales de los alimentos varían con las tendencias. Ahora vemos muchos yogures de fibra, leches con omega 3, vitamina D o ácido oleico”, subraya el doctor Bellido. E insiste en que estos elementos no son perjudiciales, pero tampoco son “un tratamiento, ni un medicamento”.

No son productos sanitarios

La boticaria Organero incide en que la clave para entender la eficacia de estos productos radica en conocer el lugar que se trata de complementos alimenticios y no medicamentos. “Pese a estar en el mismo espacio, cada uno de éstos tiene distintas catalogaciones”, insiste la farmacéutica.

Un producto sanitario requiere una extensa inversión económica y, antes de llegar al consumidor, pasa hasta por cinco controles. Sin embargo, los complementos alimenticios no están obligados a demostrar sus propiedades o sus funciones mediante estudios.