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La crisis de Correos vista desde dentro: los repartidores nos cuentan el caos con las entregas

La empresa de paquetería vive sumida en una delicada situación a raíz de la pandemia con unas importantes pérdidas al cierre de 2021

Núria Messeguer

Un trabajador de Correos / EP

En la era de la paquetería y los envíos, Correos está en crisis. Toda una contradicción que tiene múltiples causas y que viene marcada desde hace ya un tiempo. Pero esta semana los problemas con el servicio de esta empresa han vuelto a salir a la luz y Correos se ha vuelto trending topic

“Venimos a abrir un melón serio. Los cientos de euros que estamos perdiendo desde que empezó la pandemia por culpa de Correos y su mala praxis”, empezaba el tuit de la Editorial Cerbero. Tras este mensaje, miles de usuarios y consumidores compartían su experiencia, no muy grata, con la empresa pública. Pero ¿cómo se vive esta crítica situación desde dentro de Correos? Un repartidor avanza a Consumidor Global que “se están perdiendo muchos contratos con grandes empresas porque no podemos ofrecer un buen servicio, ya que falta plantilla”. 

Un repartidor que entrega su paquete / EP

La crisis de Correos vista desde dentro 

La inestabilidad de Correos no afecta sólo al consumidor. Los trabajadores viven en un “auténtico infierno” por culpa de los cambios que se producen en el seno de la empresa. “Un nuevo director general se ha inventado un modelo de funcionamiento interno donde cada trabajador cubre una zona más grande. En mi caso, mi circunscripción antes comprendía sólo una ciudad y ahora abarca dos”, explica a este medio un cartero que trabaja en la provincia de Barcelona. 

Este mismo trabajador señala que, aparte de cubrir más secciones, también sufren constantes cambios en la PDA, el dispositivo que marca cada paquete y que lleva el reencuentro de sus entregas. “No hay una buena formación, la gente joven lo entiende a la primera, pero la plantilla de Correos está envejecida y este tipo de trabajadores necesitan más atención y formación en todos los trámites digitales”.

Muchos contratos temporales 

Otro cartero que lleva cuatro meses en la empresa señala que la dirección está cambiando muchas formas de trabajar y “nadie entiende el por qué”. La gente está confundida con las decisiones que se toman desde arriba. “No hay una buena comunicación”, sostiene. Esta misma fuente, que prefiere mantenerse en el anonimato, es un chico de 25 años que ha entrado a la empresa a través de la bolsa de trabajo de Correos.

“Cada oficina es un mundo, pero en la mía somos bastantes jóvenes”. La mayoría de sus compañeros tienen un contrato laboral por Obra y Servicio. “A veces la empresa necesita más personal y contrata gente a través de su bolsa”, añade el joven. De hecho, en 2022 la empresa ha anunciado que convocará 5.377 plazas de personal laboral indefinido. No obstante, desde la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) consideran que Correos debería crear al menos 10.000 plazas adicionales, teniendo en cuenta que en los últimos años se ha destruido uno de cada tres puestos de trabajo. La empresa tiene, en la actualidad, un  30 % de temporalidad en sus plantillas, lo que impide cubrir los plazos de entrega.

Un cartero, miembro de la plantilla de Correos, con su carrito / EP

Grandes exigencias y numerosos repartos 

Este joven cartero lleva trabajando desde los 18 años y asegura que  “Si me piden repartir 180 cartas, aunque sea mucho, lo hago”. En cambio, explica que los trabajadores que llevan más años en la empresa “no pasa por el aro. Es normal y lo entiendo”, remarca.

El repartidor de Correos confiesa que, a veces, las directrices “son poco realistas e inasumibles con el horario laboral” y que hay un mayor volumen de trabajo cuando llegan, en masa, las notificaciones de Agencia Tributaria.

El poder de la última milla

Cristian Castillo, profesor de logística y operaciones en la Universidad Oberta de Catalunya (UOC) considera que el declive de Correos viene de lejos y que  el Covid lo ha precipitado. Según él, “si no fuera pública esta empresa estaría cerrada desde hace mucho tiempo porque no se ha adaptado a las nuevas tecnologías y no ha sabido dar un buen servicio online”, matiza. De hecho, cerró 2021 con unas pérdidas de 77,87 millones de euros, más del doble de lo previsto. 

Para Castillo uno de los problemas de esta compañía es la última milla. Se trata del  tramo final de todo paquete desde que viaja de la sede de la empresa hasta  la casa del destinatario. En el ámbito de la logística, acortar la última milla es el principal objetivo, como explica Castillo. Y ahí es donde falla Correos. “El modelo logístico de hoy en día es feroz y se sustenta con la precariedad laboral de los trabajadores. Un repartidor de Seur, MRW y Amazon se parece más a un rider de Glovo que a un cartero de Correos”, concluye el experto.