Los productos de higiene femenina han sido objeto de debate en los últimos tiempos, desde una posible reducción del IVA hasta su impacto medioambiental, sin olvidarse de cuáles son las mejores opciones del mercado para la salud. Y no es para menos. Una mujer usa, de media, unos 12.000 productos destinados a la menstruación a lo largo de su vida, aunque las nuevas soluciones como las compresas de tela o la copa menstrual parece que pueden frenar esta cifra.
De hecho, algunos especialistas, como el catedrático de la Facultad de Medicina de Granada, Nicolás Olea, se han mostrado muy críticos con los productos desechables, como compresas y tampones, y su efecto en el organismo. Asegura que, en su condición de productos sanitarios de uso directo, estos artículos no necesitan mostrar la composición o porcentajes de sus ingredientes, así como tampoco se valora el efecto combinado de diferentes sustancias que los componen.
Problemas serios de salud
Las compresas y los tampones sintéticos han llegado a producir serios problemas que han puesto en alerta a varias mujeres. Uno de los casos más sonados fue el de la modelo Lauren Wasser. En 2012 sufrió un shock tóxico producido por un tampón, lo que la obligó a pasar por la experiencia de perder sus dos piernas.
Sin embargo, “el síndrome del shock tóxico es muy infrecuente y tampoco hay que asustarse con ello. Sólo se da en contadas ocasiones y suele estar relacionado con un uso prolongado de un mismo tampón”, subraya Miriam Al Adib, ginecóloga propietaria de tres centros especializados en Extremadura. “Pero también es cierto que las compresas y tampones con químicos pueden afectar a la calidad de vida de las mujeres con irritaciones o cambios en la microbiota vaginal. Cada cual debe usar el producto que mejor le funcione, aunque recomiendo las bragas menstruales o compresas de tela, ya que son mejores en todos los sentidos. Reducen los riesgos y las molestias, son más baratas y contribuyen a eliminar los plásticos”, indica esta experta.
Alternativa artesanal
Y es que ante la pregunta de qué opción es mejor, si las compresas de tela o las desechables, el precio y el ahorro son dos importantes factores a tener en cuenta. Cada tampón desechable cuesta, de media, en España, unos 15 céntimos por tampón y 12 céntimos la compresa, de manera que una mujer puede gastarse en su vida entre 1.500 y 7.000 euros sólo en estos productos de higiene íntima, según los datos del informe Zero Waste Europe “Según el flujo de cada mujer se puede necesitar más o menos cantidad, pero una compresa de tela vale en torno a 10 euros. Así, con una inversión de 40 euros una persona tiene para, mínimo, dos o tres años, ahorrando el doble que con otras alternativas de usar y tirar” detalla Raquel Torrente, artesana de compresas de tela en Valencia.
Otra ventaja que se le atribuye a estos tejidos es el control sobre los materiales. Torrente asegura que, al trabajar sólo con algodón, éste permite la transpiración sin absorber pequeñas cantidades de químicos o plásticos. “Aunque sean sustancias muy reducidas, siguen estando ahí y nunca sabes cómo puede reaccionar tu flora vaginal. Por eso, es importante tener la garantía de saber qué vas a tener pegado al cuerpo durante tantas horas”, asegura.
Más concienciación en la industria
Por su parte, José Manuel Martín, project manager de Procter & Gamble (P&G) en España, empresa dueña de marcas como Tampax, Ausonia y Evax, asegura a este medio que desde la compañía se hace todo lo posible para eliminar cualquier duda sobre la seguridad de sus compresas y tampones. Para ello, la multinacional trata el material sobre el que se diseñan estos productos con procesos que eliminan cualquier elemento peligroso para la salud.
Aún con todo, el coste económico y medioambiental de estos productos no parece tener una solución o mejora a corto plazo en la actual industria de la higiene íntima. Según los últimos estudios en España de la asociación Rezero, una mujer genera 180 kilos de residuos a lo largo de su vida por culpa de estos productos. Por ello, alternativas como la copa menstrual o las compresas de tela han comenzado a ganar terreno y a contar con un consumidor más concienciado y fiel.