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Usar compresas y tampones desechables supone gastar más de 2.000 euros extra al año
Los productos de higiene de un uso contienen químicos que pueden ser dañinos para la salud, para el medioambiente y para el bolsillo
La menstruación o regla acompaña a las mujeres durante muchos años de su vida y eso supone tener que comprar todos los meses productos de higiene femenina. Se trata de unos artículos de primera necesidad, aunque un ajuste del IVA de los mismos en España todavía sea una asignatura pendiente.
“A lo largo de toda su vida, una chica utiliza, de media, 1.673 euros en compresas y, en el caso de los tampones, 2.389 euros”, según calcula Íntima, una marca de cuidado para la salud ginecológica. Por ello, sustituir estos artículos por productos reutilizables, supone un ahorro del 75 %.
Los tampones de usar y tirar
Más allá del aspecto económico, las opciones desechables están elaboradas con plásticos, químicos y una combinación de algodón con rayón --un material sintético de la pulpa de madera--.
“La pasta de celulosa de color blanco no es así de forma natural, por lo que se somete a un proceso de blanqueo. El resultado son productos más agradables a la vista, pero que llevan grandes cantidades de cloro y dioxinas, las cuales se acumulan en nuestros tejidos grasos”, explica a Consumidor Global Olga Shirokova, fundadora y CEO de Kaira Women, un espacio dedicado a la educación de la salud femenina.
Plástico en la higiene íntima
Los productos más utilizados conllevan una serie de desventajas, no sólo para la salud, sino también para el entorno. De hecho, cada año acaban más de 100.000 millones de tampones y compresas en el vertedero.
Pese a que la Unión Europea aprobó un decreto para prohibir los plásticos de un solo uso, dentro de los productos seleccionados no se incluye ninguno referente a la higiene femenina. “El Parlamento Europeo se ha limitado a exigir que los productos desechables proporcionen información clara y legible sobre cómo eliminar los residuos, sobre su impacto ambiental y la presencia de plásticos en ellos”, añade Shirokova.
Más compresas y menos copas menstruales
Las compresas todavía son el producto que más emplean las mujeres. Por detrás, están los tampones con aplicador, una opción que utilizan más de la mitad de las mujeres --un 55 %-- y los salvaslips también son un producto muy popular --un 47 % --, según un estudio de YouGov, firma británica de análisis de datos e investigación de mercado.
En ese sentido, otras alternativas como la copa menstrual todavía tienen una baja penetración entre la población femenina. “Sólo 1 de cada 10 mujeres ha dado el salto a este tipo de productos”, revela el mismo estudio. Sin embargo, hay datos favorables, ya que cada vez son más las mujeres que se animan a usarla. De hecho, nuestro país es líder en ventas de este producto. “Las españolas son las europeas que más apuestan por la copa menstrual, por delante de Reino Unido, Portugal y Alemania”, revelan desde Íntima.
Productos más duraderos
La copa menstrual se puede llevar más de 12 horas seguidas sin cambiarla y dura hasta 10 años. “A diferencia de los tampones, que también se usan internamente, la copa menstrual no absorbe la sangre; ésta queda contenida en el interior de la copa hasta que se extrae y se desecha el líquido”, explican los productores de Enna Cycle, la copa con el mismo nombre fabricada en España. Además, “su inversión se recupera en unos cuatro meses y las mujeres se pueden ahorrar más de 1.000 euros”, añaden los mismos interlocutores.
Además, en la actualidad también existen compresas de tela, tampones de esponja o bragas menstruales, entre otras opciones. Por ejemplo, estas últimas pueden absorber lo mismo que tres o incluso cuatro tampones clásicos. Aunque, “entre la opción de tela y las ecológicas, no existen grandes diferencias respecto al impacto en la salud”, explican desde Enna Cycle.
¿Son opciones seguras?
Un estudio publicado en The Lancet confirma que el uso de la copa no implica mayor riesgo de infecciones que otros productos de higiene íntima. No obstante, requiere de una rutina de cuidado que hay que conocer y seguir. “Es necesario esterilizarla en cada ciclo menstrual, con agua hirviendo durante tres o cuatro minutos. Asimismo, hay que guardarla en su bolsa y que no esté en un lugar húmedo”, insiste la experta Shirokova. “Con el tiempo, debido a la sangre, la copa puede cambiar un poco de color, tornándose más opaca, pero esto no quiere decir que se esté deteriorando”, asegura.
Pero en lo que respecta a las esponjas marinas, éstas sí suponen más riesgo, debido a que su estructura porosa requiere un lavado más exhaustivo. "Los microorganismos pueden quedar retenidos en sus fibras y producir infecciones. Cada fabricante dará sus indicaciones, pero no pueden esterilizarse”, concluye Enna Cycle.
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