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¿Compras productos de El Pozo? Así 'tratan' a los cerdos que te comes

Greenpeace se cuela en una macrogranja del Grupo Fuertes y captura las “vergonzosas condiciones” en las que nacen y malviven los gorrinos antes de ser sacrificados, que califican de “maltrato animal”

Teo Camino

Un cerdo muerto en la macrogranja de Cefusa, filial de El Pozo, en Castilléjar (Granada) / GREENPEACE

Suena ese barullo sinfónico de pajarillos que trae la felicidad del buen tiempo cuando aparece en escena una familia idílica en un jardín más idílico todavía. “Una buena familia comienza con un buen ejemplo. Porque todo se construye a base de confianza. En la nuestra, todo lo que hacemos es para merecer la tuya”, predica una voz en off masculina sobre imágenes de prados verdes, sonrisas de trabajadores y una fábrica más reluciente que las baldosas del anuncio de Don Limpio. “El Pozo, uno más de la familia”, reza el eslogan final. Pero hay detalles de producción que los anuncios del Grupo Fuertes --El Pozo es el buque insignia del grupo y Cefusa su primera filial-- no muestran, y que, seguramente, hagan que muchos consumidores pierdan la confianza en su familia empresarial.

Decenas de cerdos hacinados en la macrogranja de Cefusa (filial de El Pozo) en Castilléjar / GREENPEACE

“No esperábamos encontrar esto siendo de El Pozo. Pensábamos que habría cerdos hacinados, sí, pero nunca lo que hemos visto…”, expone a Consumidor Global el responsable de agricultura de Greenpeace, Luís Ferreirim, sobre lo que ha presenciado el equipo de investigación de la organización al colarse en la instalación de Cefusa --El Pozo, Grupo Fuertes-- en Castilléjar (Granada).

Abandono, animales muertos, suciedad…

En las imágenes difundidas por Greenpeace del interior de este megacomplejo de El Pozo se puede ver a decenas de cerdos hacinados, algunos de ellos aplastados, e incluso varios animales muertos en el suelo. Unas condiciones que desde la organización ecologista califican de “horribles” y “vergonzosas”.

Ver sistemas para inducir partos sin ningún tipo de asistencia, numerosos lechones muertos en jaulas minúsculas llenas de heces, roedores por doquier y un estado de abandono completo “me ha sobrecogido como persona”, asegura Ferreirim, quien añade que no sabe lo que dirá la legislación al respecto, “pero lo que yo veo en las naves de El Pozo es maltrato animal”. 

Un cerdo amamantando a recién nacidos tras un parto inducido en la macrogranja de Cefusa, filial de El Pozo, en Castilléjar / GREENPEACE

La postura de Cefusa (Grupo Fuertes)

Consumidor Global se ha puesto en contacto con el Grupo Fuertes para conocer la postura de la empresa respecto a las afirmaciones e imágenes que ha hecho públicas Greenpeace, y la empresa ha remitido un comunicado en el que responde que “Cefusa no va a entrar a valorar ninguna imagen grabada y/o difundida por personas ajenas a nuestra organización”.

Además, la empresa centrada en la cría y engorde de cerdos asegura que cumple estrictamente la normativa vigente de bienestar animal europea y española, y que adopta medidas complementarias que “nos hacen ser un referente en el sector”. También advierten que cumplen escrupulosamente todas las medidas específicas de bioseguridad para salvaguardar la cabaña ganadera de nuestro país, y que la entrada de personas no autorizadas a una instalación ganadera representa graves riesgos para la salud de los animales. Finalmente, aseguran que lideran proyectos de investigación junto a la Universidad Politécnica de Cartagena para mejorar la gestión del purín, minimizar sus posibles efectos negativos y reducir las emisiones.

Un modelo en expansión

La instalación que tiene Cefusa en Castilléjar, un pequeño municipio del noreste de la provincia de Granada de poco más de mil habitantes, produce cada año alrededor de 600.000 lechones. Según el equipo de investigación, el complejo está dividido en diez núcleos con varias naves. Este tipo de ganadería industrial, con el impacto ambiental y social que conlleva, “está en plena expansión por todo el territorio”, apunta Ferreirim. De hecho, España ya es el primer productor de porcino de la Unión Europea: en 2020 se sacrificaron más de 56 millones de cerdos.

Desde Greenpeace opinan que es “intolerable” que se siga promoviendo este modelo en nuestro país, “por ello exigimos que en primera instancia la Junta de Andalucía realice una inspección inmediata y completa de las instalaciones de Cefusa en Castilléjar, y, en segundo lugar, que ponga en marcha una moratoria a la ganadería industrial: ni nuevos proyectos ni ampliación de los existentes”, anuncia el responsable de agricultura de la ONG.

La más contaminante de España

“No elegimos una macrogranja cualquiera, elegimos la más contaminante”, asegura Ferreirim. Y es que, según fuentes de la organización, el de Castilléjar es el complejo porcino que más metano y amoniaco emite del país.

Según datos del Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes, se estima que las emisiones de metano de la instalación de Cefusa en Castilléjar alcanzaron en 2019 los 590.000 kilogramos. “El Gobierno, y muy en particular el ministro Planas, debe tomar cartas en el asunto y poner en marcha medidas que impidan que las macrogranjas sigan instalándose en España de forma desmesurada y descontrolada y envenenando el aire que respiramos y el agua que bebemos“, sentencia Ferreirim.