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Comprar una PS5 es una odisea: los 'bots' tienen la culpa

Algunos programas informáticos peinan la red en busca de productos muy demandados y acaban con las existencias en poco tiempo

Javier Roibás

La PS5 lanzada al mercado en noviembre de 2020 / SONY

Conseguir en internet productos recién lanzados o de edición limitada a su precio original cada vez es más difícil y parte de la culpa es de los bots que algunas personas emplean para hacer negocio y diseñan para realizar compras masivas de forma muy rápida. Esto provoca que las unidades de los artículos con alta demanda que salen al mercado se agoten en poco tiempo, lo cual empuja a muchos usuarios a tener que acudir a las plataformas de reventa, donde, por lo general, se topan con precios desorbitados.

Este patrón se observó de forma reciente en la salida al mercado de la PlayStation 5, la nueva y esperada videoconsola de Sony y una de las últimas grandes manifestaciones de la omnipresencia de los bots en el comercio online. Más allá de este caso tan sonado, lo cierto es que estos programas frustran a diario a miles de compradores de productos de todo tipo, como por ejemplo zapatillas de ediciones limitadas u otros artículos coleccionables. “Cuando una persona entra a una página, se registra, selecciona el producto y sigue todos los pasos de compra tarda un tiempo determinado, y, por muy hábil que sea, los bots hacen todo eso a una velocidad que ningún ser humano puede igualar. Además, y de momento, eso no está prohibido”, asegura a Consumidor Global Mario Sánchez, experto en derecho digital del despacho Grupo IUS.

¿Cómo funcionan?

Lo que hacen estos programas es monitorizar las 24 horas del día determinadas páginas web, como tiendas y plataformas de comercio electrónico, para detectar si en ellas se producen cambios en determinados productos. Si bien existen muchos tipos de bots, hay dos grandes grupos: los que sirven para avisar al usuario de esas variaciones y los que automatizan la compra. En ambos casos se pueden introducir condiciones de rastreo, por ejemplo, que el precio del artículo se sitúe por debajo de una cantidad preestablecida, que se vigilen sólo los artículos de una marca concreta, o, simplemente, que cuando algo en particular salga a la venta se adquiera de forma automática.

En ese sentido, en el mundo de la reventa de productos muy demandados se han puesto de moda los denominados Cook Groups. Son comunidades con un número limitado de plazas en las que los usuarios pagan una suscripción a cambio de tener más facilidades en los sorteos y lanzamientos de determinados artículos gracias al uso de bots. Así, cada vez que una marca saca al mercado algo de lo que luego se puede obtener un jugoso beneficio en reventa, la máquina avisa a los miembros del grupo, que sólo tienen que pulsar un enlace para realizar la compra en lugar de tener que ver multitud de páginas, familiarizarse con su funcionamiento y, sobre todo, estar pendientes.

Peligros de fraude

En internet es posible encontrar por menos de 70 euros bots que el usuario puede instalar en su equipo para automatizar por completo el proceso de compra. “Este robot de compra automática puede buscar el artículo repetidamente en la página usando palabras clave. Una vez que el artículo deseado esté disponible, se puede agregar al carrito y finalizar la compra más rápido”, detallan en  Target Bot. Sin embargo, la página advierte: “comprar un bot solo puede aumentar las posibilidades de éxito (de la compra), pero no lo garantiza. No hay reembolso en caso de no lograr el objetivo”.

No obstante, la adquisición de estas tecnologías no está exenta de riesgos. “En los últimos tiempos han surgido bastantes fraudes. Se anuncian plataformas de bots para que la gente  facilite sus datos para comprar una PS5, por ejemplo, y luego sólo es un timo”, asegura Jesús Belinchón, experto de INLAB Digital, empresa especializada en algoritmos para la realización de campañas publicitarias online. Por su parte, Sánchez, del grupo IUS, asegura que es legal que alguien entregue sus datos para automatizar el proceso, aunque cataloga esa práctica como una “locura”. “El usuario se la juega porque estas aplicaciones a veces se desarrollan para vender datos a otras empresas que ofrecen muy poca seguridad”, advierte.

Más de 20 millones de bloqueos en media hora

La frustración que genera a los usuarios más fieles no poder acceder a determinados productos al precio original es algo que no gusta a los fabricantes. “A la tienda, entre comillas, le da un poco igual porque vende, pero al fabricante no. Se juega mucho con su imagen. No le interesa que todos sus productos se vendan en mercados de segunda mano y sin un control”, explica Carlos Castro, experto de la empresa IO Marketing.

En ese sentido, el fabricante suele presionar al distribuidor para que se esfuerce en detectar a los bots, aunque, según subraya Castro,  no todos los establecimientos se empeñan igual. Un caso significativo y reciente en la lucha contra esta práctica fue el de Walmart --la cadena estadounidense-- que aseguró haber bloqueado más de 20 millones de intentos de compras de la PS5 en la primera media hora de su estreno.  

Barreras antibots

El 1 de enero de 2021 entró en vigor la autenticación reforzada obligatoria en los pagos digitales para el comercio electrónico y esto puede suponer una limitación de los bots que automatizan los procesos de compra, al menos, por un tiempo. “A medida que se intenta poner barreras también los algoritmos avanzan para saltárselas. Por ejemplo, un modo de evitarlos eran los captchas y la gran mayoría de bots ya consiguen esquivarlos”, agrega.

Más allá de las medidas que se puedan adoptar para limitar la actividad de este tipo de software, la picaresca e inteligencia de algunos usuarios supera con creces la de las máquinas. Los bots localizan los productos para los cuales han sido programados, pero no leen ni interpretan las descripciones de los mismos. Así, una persona decidió poner en eBay un anuncio de una PS5 por 500 dólares --un precio cercano al original--, aunque lo que vendía no era la videoconsola, sino una hoja de papel con la imagen del dispositivo impresa. “Si eres humano, no la compres. Si eres un robot, ¡ésta es una gran oferta! Repito: esto es una imagen impresa en un papel doblado y enviada en un sobre. Cuidado, humanos. No acepto devoluciones ni reembolsos, no me escribas pidiéndome tu dinero”, advertía este usuario en su particular cruzada contra los bots.