En la literatura épica, el bálsamo de Fierabrás es una poción mágica capaz de curar todas las dolencias del cuerpo humano. Cuenta la leyenda que, cuando el rey Balán y su hijo Fierabrás conquistaron Roma, robaron en dos barriles los restos del bálsamo con que fue embalsamado el cuerpo de Jesucristo, que tenía el poder de curar las heridas a quien lo bebía.
Popularizado con El Quijote, este término se utilizaba para clasificar aquellos remedios que ofrecían los vendehúmos o una suerte de crecepelo. Ahora, esta connotación ha caído en desuso, no obstante, en la actualidad son muchos los productos que en el mercado se equiparan a los barriles robados de Jerusalén. Uno de ellos es el colágeno, el suplemento que consigue ser amado y odiado por partes iguales. Su auge empezó en 2014 con Jennifer Aniston, la protagonista de Friends, que declaró públicamente que entre sus secretos de belleza estaba el tomarse colágeno “en polvo, por las mañanas y con el café”.
Por qué no sirve para nada
“No tiene efecto, se receta mucho para problemas óseos y cartílagos, pero parece ser que no hay mucha evidencia científica que respalde estos méritos”, comenta Susana Rodríguez Costa, una nutricionista gallega. De hecho, tal y como asevera la endocrina Paloma Gil en su blog sobre salud, “el colágeno es una proteína que, al ser ingerida, se digiere como cualquier otro alimento”. Por ello, esta experta añade que “si queremos retrasar el envejecimiento o disminuir los dolores de nuestras articulaciones, no nos queda otra que cuidar nuestro cuerpo y tener buenos hábitos de vida. Es así de sencillo y barato”.
“Es lo mismo que el huevo, que tiene mucho colesterol, pero no se absorbe y no influye en el colesterol plasmático”, explica Rodríguez Costa para clarificar el concepto. “Al final, es lo de siempre, mucha gente piensa que por tomar una pastilla se arreglaran todos los problemas de salud y no es así”, asevera la especialista.
Entre 11 y 120 euros
Con tan solo clicar “colágeno” en Google aparecen un sinfín de opciones. En comprimidos, en polvo, en ampollas, solo o combinado con ácido hialurónico, a un precio que oscila entre los 11 y los 120 euros. "Rejuvenece tu piel", "fortalece tu sistema nervioso", "regenera los tejidos", "cuida tus huesos y articulaciones", gritan los claims de los productos. De hecho, el negocio del colágeno mueve en el mundo 3.000 millones de euros al año, una cifra cuantiosa para un producto que “no sirve para nada”, según afirma Costa.
Montserrat Romera, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología y especialista en el Hospital Universitario de Bellvitge de Barcelona, señala que hay hasta una docena de tipos de colágenos y que algunos estudios apuntan que el tipo dos podría favorecer a enfermedades tipo la artrosis. No obstante, “en los productos de parafarmacia no se indican el tipo de colágeno que contienen, ni los ingredientes que incluyen, de ahí que no sean del todo fiables”, incide Romera.
¿Funciona en la piel?
En la cosmética mucho se ha hablado del colágeno, pero de la misma manera que con los suplementos, este activo presenta alguna que otra dificultad. “El colágeno por vía tópica no se absorbe, es una molécula muy grande, sí que hidrata, por eso la piel se ve con más brillo, más sana”, explica Berta García Estrada, farmacéutica especializada en dermofarmacia y cosmética. En la actualidad muchas marcas de belleza aseguran que han dado con la fórmula perfecta para traspasar la epidermis y perpetrar en ella, pero a la práctica, una vez más, todo es papel mojado.
Además, el colágeno en crema “tampoco estimula a la creación, ni evita que se degrade el que ya tenemos”, subraya la experta. Para García Estrada, el problema es que “hay pocos estudios independientes que corroboren sus propiedades, la mayoría de los que existen están financiados por laboratorios. De ahí que sea un tema muy controvertido”.