"Hay dos líquidos que son especialmente agradables para el cuerpo humano: el vino y el aceite”, escribía el naturalista Plinio el Viejo en el siglo I. En la antigüedad, el jugo de las olivas tenía un carácter casi divino. Se asociaba a los dioses del Olimpo y su cultivo era signo de paz y prosperidad. En la actualidad, el aceite de oliva sigue siendo un pilar fundamental de la dieta mediterránea y no erraba Plinio el Viejo al expresarse de este modo, pues el néctar de las aceitunas es el producto que no falta en ninguna despensa.
Por ello, la sección de aceites de oliva del supermercado no suele ser modesta. Son muchas las marcas que comercializan este aliño que, a su vez, tiene diversas categorías. En la actualidad, existen tres tipos de aceites: aceite de oliva, aceite de oliva virgen y aceite de oliva virgen extra (AOVE), la categoría más elevada. Pero ¿son todos los aceites de oliva vírgenes extra iguales? El equipo de Consumidor Global ha invitado a Paloma de la Torre, catadora de la Escuela Superior del Aceite de Oliva, para que pruebe algunos de los aceites más consumidos en España y así establecer un ranking con las mejores opciones.
¿Qué es el AOVE?
En el supermercado encontramos tres variedades de aceite de oliva virgen extra (AOVE): Cornicabra, Arbequina y Picual. Su única diferencia es que provienen de diferentes tipos de oliva. Ahora bien, para recibir esta etiqueta, el aceite debe cumplir unas normas muy específicas.
Además, el AOVE se distingue por la forma en la que ha sido elaborado: sin productos químicos y sin alterar su temperatura. Y también destaca la ausencia de defectos organolépticos, por lo que, en general, no contiene más de 1% de ácido oleico. En esencia, el aceite de oliva virgen extra es “el jugo de la aceituna”, como matiza de la Torre. Es rico en compuestos fenólicos antioxidantes y ácidos grasos mono insaturados que actúan como barreras protectoras del organismo y previenen muchos tipos de dolencias.
Cómo distinguir un buen aceite
El sector del aceite de oliva está lleno de clichés y falsos estereotipos que dificultan entender cómo es un buen aceite. A juicio de la especialista, hay mucho desconocimiento entre la población, un aspecto que resulta preocupante y más aún en España, que es el mayor productor de aceite de oliva del mundo. El primer error en el que puede caer el consumidor es en pensar que el color influye en la calidad del producto. “No por ser muy verde, resultará mejor que otro”, remarca de la Torre. Por ello, en las catas se utilizan vasos de color azul, para que el color no influya en el juicio del catador.
Los atributos de un buen aceite pueden ser varios, pero los más importantes son: si es frutado, ácido y amargo. A juicio de la experta, un buen aceite tiene que ser fresco y frutado. Esta última característica es la más complicada de lograr y determina si el producto es de calidad o no. Asimismo, hay dos tipos principales de frutados: los verdes y los maduros y, aunque vayan relacionados, no hay que confundir la acidez del aceite con el hecho de si es o no afrutado. La acidez mide la cantidad de ácidos grasos libres que hay en el aceite. Por tanto, un aceite de oliva virgen extra para que sea bueno tiene que tener un grado de acidez bajo. Es decir, por debajo de 0,8 grados. También tiene que ser amargo, que pique en la garganta, que se “note”. Ya que, como explica la catadora de la Torre “la amargura y el picor son atributos buenos en el aceite”.
Arranca la cata: los aceites más flojos
De la Torre prepara los vasos. Las catas de aceite de oliva se llevan a cabo con unos vasos cóncavos de cristal azul y en cada recipiente se encuentra un tipo de aceite. Para que la prueba sea más objetiva, la catadora desconoce qué producto hay en cada vaso y empieza con el testeo calentando el aceite. Después, tapa el vaso y lo frota en las manos. Es en un estado caliente, cuando los aromas cogen más fuerza. Una vez terminado este proceso, se destapa el vaso y se inhala para evaluar si el líquido es frutado o no. Si se percibe esta característica a lo lejos, será muy frutado, pero si el catador tiene que acercar la nariz, lo será poco.
Según De la Torre, la primera, tercera, cuarta y octava muestra tienen una baja puntuación. El primero es el de Carbonell, que tiene un precio de 6,39 euros y “no está muy verde, es de una aceituna madura y tiene unos atributos bajos y parece un aceite más virgen que virgen extra”, subraya de la Torre. El número tres es el de Hojiblanca, que cuesta 5,99 euros y que, “no huele a casi nada, no es de muy buena calidad”. Después, la posición cuarta la ostenta La Española, que cuesta 4,99 euros y, según esta experta, “es muy bajo porque no tiene nada de frutado”. Y, por último, el número ocho, el de la marca blanca de El Corte Inglés -- 3,99 euros-- es, a juicio de la catadora, de las muestras más flojas de la prueba. “Es muy bajito, bastante bajo”, insiste.
Los mejor valorados
Para de la Torre, sin embargo, los aceites que ostentan una mejor calidad son las muestras dos, cinco, seis y siete. Se refiere al aceite de La Almazara del Olivar, que se vende en los supermercados Dia y tiene un coste de 3,75 euros. “Es de mejor calidad. Huele a hierba y a almendra”, subraya de la Torre. Mientras, el número cinco es el de Coosur, que cuesta 5,99 euros, y para la catadora “no es tan verde, huele más a maduro y ofrece un ligero picor y amarga un poco. No es de los mejores, pero está bien”, añade.
La muestra seis es el aceite de Carrefour --3,70 euros-- “no está mal”. Sin duda, “es un aceite virgen extra”, sentencia la catadora. Y cierra la muestra el número siete, el de la marca Mercadona, de 3,69 euros. Para de la Torre, este aceite “está muy bueno” y, de todos los probados en esta cata a ciegas “es el mejor. Se aprecia el verde, pica y amarga”, concluye.