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Original y caro: el probiótico con agua de mar te costará más del triple

El consumo de estos suplementos se ha disparado en los últimos años con una facturación que ronda en España los 121 millones de euros

Núria Messeguer

Una mujer toma un probiótico en forma de comprimido / PEXELS

La creencia de que un determinado alimento puede mejorar la salud no es nueva. Pasa con los superalimentos y también ocurre con los probióticos, la nueva tendencia que pisa fuerte en el mercado español. De hecho, sólo en España, el sector de los probióticos ha pasado de facturar 73 millones en 2016 a 121 millones en 2019, un 65 % más, según apunta la consultora IQVIA

Pero los probióticos no son más que alimentos o suplementos que contienen microorganismos vivos y que ayudan a prevenir determinadas enfermedades. La kombucha, el yogur o el chucrut alemán tienen un alto contenido de probióticos. Sin embargo, han aparecido nuevas fórmulas dispuestas a conquistar a los consumidores con este reclamo. Es el caso del Quinton Medical Probiotic Digest Health, el primer probiótico del mundo hecho con agua de mar y que, además, es made in Spain.

¿Qué son los probióticos? 

“El cuerpo humano está repleto de microorganismos y bacterias. Las tenemos en la piel, en los órganos, en las paredes vaginales de las mujeres y hasta en el ojo”, señala Eulàlia Vidal, doctora en farmacia y profesora en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Ramón Llull, además de coordinar el consejo asesor de nutrición y salud del Grupo Ametller.  

“La cantidad de microorganismos de cada persona viene dada de nacimiento y a lo largo de la vida varía. “Ya sea por el consumo de antibióticos -- que eliminan la flora bacteriana --, porque se sufre una  diarrea o se padece una gastroenteritis”, añade  Vidal. Y para regenerar la flora intestinal se precisa de “tiempo, una dieta equilibrada y, en algunos casos, el uso de probióticos”, matiza esta experta. Por ello, muchas empresas se han lanzado a crear este tipo de productos para hacer caja. Sin embargo, el uso de probióticos no debe responder a ninguna razón preventiva, tal y como matiza Vidal, sino que está dirigido “a personas con alguna patología y, en cuyo caso, el médico haya recomendado su uso”.

El primer probiótico del mar ‘made in Spain’

Hay probióticos de todo tipo, en forma de sobres, jarabes y cápsulas. No obstante, hasta ahora, no había ninguno elaborado con agua de mar. Pero el laboratorio Quinton Medical, en Alicante, ha desarrollado Probiotic Digest Health, el primer complemento alimenticio creado con agua de mar isotónica, probióticos y calcio

María Pellín, project manager de la compañía, explica a Consumidor Global que la idea surgió tras revisar varias investigaciones.“Desarrollamos este producto innovador, fácil de tomar, con grandes beneficios y a un precio muy competitivo”, matiza. No obstante, un paquete de este probiótico cuesta  39,90 euros e incluye 14 sobres. “Se trata de una cifra considerable si se tienen en cuenta que en el mercado hay probióticos que se pueden conseguir por 10 euros”, señala Anna Senpere, farmacéutica del laboratorio Aventis. Esta experta afirma que las marcas más vendidas del mercado son Vitanatur Simbiotics y Lactibiane. Estas dos venden cajas de probióticos de 14 unidades --como el de Quinton--  y tienen un coste de 9,19 euros y 12,49 euros, respectivamente. A pesar de ello, la empresa Quinton defiende que su producto “es o ambicioso” y que han creado “una nueva metodología”. 

El probiótico Quinton Medical Probiotic Digest Health / QUINTON

¿Cada cuánto se toma un probiótico? 

El tiempo de consumo de probióticos es muy variado y depende de la patología del paciente. “No es lo mismo tratar una diarrea, que el daño provocado por un antibiótico, además la edad también influye”, confirma la farmacéutica Senpere. El laboratorio Quinton comenta que su producto tienen 14 sobres porque “se ajusta mejor a la duración de los tratamientos”. Y que por lo general, “el consumo de probióticos suele ser de tres meses consecutivos, a no ser que sea para algo más puntual de dos semanas”.

No obstante, los expertos consultados por este medio remarcan que los probióticos “no se pueden tomar a la ligera, como si fueran un complemento alimenticio”, sentencia Senpere. 

Placebos y vendehúmos 

La verdad es que el cuerpo humano tiene miles de microorganismos, buenos y malos, y “cada uno tiene una función determinada”, explica Vidal. De momento, la ciencia ha comprobado que los probióticos con Bifidobacterium y Lactobacilos son eficaces para nutrir la flora intestinal. En consecuencia, aquellos productos que no incluyan de estas dos bacterias son “un completo vendehúmos”, sentencia José Mulet, catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia, investigador y escritor científico. 

Además, los probióticos están regulados como suplementos alimenticios y, por lo tanto, no necesitan demostrar de manera muy contundente o exhaustiva su eficacia científica para ser comercializados, sólo su inocuidad. “Como es un mercado nuevo, todavía hay una cierta laxitud normativa, de ahí que la mayoría de veces la gente pague por un efecto placebo”, denuncia Mulet. 

¿Vale la pena el probiótico de Quinton?

En concreto, el producto que ha creado Quinton tiene dos bacterias prebióticas, el Lactobacilo y el Kluyveromyces. La primera está reconocida por la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac) y la Sociedad Española de Probióticos y Prebióticos. Además, a juicio de Vidal, todos los probióticos beneficiosos para la salud se encuentran en la Guía sobre la Microbiota y el uso de Probióticos/Prebióticos en patologías neurológicas y psiquiátricas, donde aparece el Lactobacilo, pero no el Kluyveromyces. Esto significa que dicha bacteria todavía no ha conseguido un reconocimiento científico y su eficacia “no está comprobada”, según esta experta. Por otro lado, el laboratorio Quintón, explica a este medio que el Kluyveromyces “es una levadura que a una nueva generación de probióticos”.

Además, “aunque se utilicen los probióticos aceptados por la comunidad científica, tampoco sabríamos si la cepa es la correcta o no”, matiza Vidal.  En cuanto al uso del  agua de mar,  Mulet subraya que “no tiene propiedades curativas, ni es beneficiosa para la salud, es una pseudoterapia de lo más delirante”. Por ello, ambos expertos insisten en que el uso de probióticos debería de estar recetado por los profesionales sanitarios y que se usen  “cuando haya una patología concreta, no como complemento alimenticio”, remarca Vidal. La mejor manera de cuidar nuestra flora bacteriana es “consumir fibra, que es el mejor alimento para  los microorganismos”, concluye la profesora.