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El cannabis medicinal es un negocio emergente que España desaprovecha

Se exportan los cultivos de cáñamo nacionales para que otros países hagan cremas o aceites que luego se venden en las farmacias y con precios elevados

Javier Roibás

Un profesional sanitario manipula cannabis en un laboratorio / FREEPIK

El cannabis es la droga ilegal más popular en España y más de un tercio de la población de entre 15 y 64 años asegura haberla probado en algún momento de su vida, según los datos oficiales del Ministerio de Sanidad. El debate sobre su legalización --tanto para su uso recreativo como medicinal-- sobrevuela desde hace años la esfera política nacional, pero, al menos de momento, todavía no ha aterrizado del todo en la agenda pública.

A pesar de ello, hay varias organizaciones que defienden los beneficios y aplicaciones medicinales del CBD (Cannabidiol), uno de los cientos de componentes activos del cannabis y, también, uno de los principales. Sin embargo, además de la vertiente sanitaria, existe una visión económica en la que, según los expertos consultados por Consumidor Global, la falta de regulación provoca que España le dé la espalda a un negocio que, según auguran, vivirá un boom en los próximos años.

¿Qué es legal y qué no?

En España sólo es legal el consumo de marihuana en lugares privados, como el domicilio o los clubes cannábicos. También está permitido el cultivo para el autoconsumo, siempre y cuando las plantas no sean visibles desde la vía pública. “En España está prohibido vender droga, no consumirla. El tema es cómo llega la droga a tu casa”, resume Javier Arias, abogado especializado en temas de cannabis del despacho Century Abogados.

El tetrahidrocannabinol, más conocido como THC, es el otro componente activo principal del cannabis y tiene efectos psicoactivos. La Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) indica que las plantas de marihuana que tengan concentraciones de THC inferiores al 0,2% no son consideradas como estupefacientes y, por tanto, son legales.

CBD y THC: mismo origen, diferentes propiedades

El CBD y el THC son los principales componentes activos del cannabis pero, a pesar de ello, existen diferencias entre ambos. Según explica Medcan, un centro de información sobre el uso terapéutico del cannabis, el primero cuenta con numerosas cualidades para atender diferentes necesidades de pacientes y, a diferencia del THC, no tiene efectos psicoactivos.

“Atenúa el dolor en pacientes que están con tratamientos oncológicos, se ha mostrado efectivo para mitigar algunos efectos de la fibromialgia, de la artrosis y también para la epilepsia refractaria en pacientes que han tomado todo tipo de medicamentos para el dolor sin haber obtenido resultados”, asegura sobre el CBD Milton Romani, el exsecretario general de la Junta Nacional de Drogas de Uruguay y uno de los impulsores de la legalización de la marihuana en el país suramericano.

Un negocio en ciernes

El consumo de marihuana está regulado en Uruguay y, con unas determinadas condiciones y requisitos, incluso se permite a los usuarios comprar una cantidad determinada al mes en algunas farmacias. En base a la experiencia en su país, Romani asegura que “el negocio del cannabis medicinal que se proyecta para los próximos años es muy gordo”. De hecho, apunta que el presidente de la Cámara de Empresas de Cannabis Medicinal afirmó recientemente que el volumen de exportaciones ligadas a este sector en el país suramericano se equiparará en los próximos años al de la carne, el producto que más vende fuera de sus fronteras.

Flores de cáñamo morado / FREEPIK

Por otro lado, en cuanto al enfoque que se le ha dado a la regulación de la marihuana en Uruguay, el experto asegura que se ha hecho desde un punto de vista de los derechos. “Pretender regular el consumo de cannabis con represión y con incautaciones es un absurdo total. Lo único que hace es incrementar la violencia y, además, se pierden beneficios de tipo industrial y medicinal que, como sociedad, se deben aprovechar”, agrega. 

Vender barato y comprar caro

En relación con lo anterior, José Antonio Sánchez, director del Medcan, asegura que en España “se trabaja la mejor calidad de CBD que existe en Europa”. Sin embargo, lamenta que “los cultivos se envíen a otros países, como Italia, Holanda, Suiza, Alemania o Inglaterra”. Según explica, la planta de cáñamo en España sólo puede tener una transformación industrial en fibra o para su uso en el sector textil. “Todo lo que no se pueda vender con este formato está prohibido y penalizado”, agrega.

En ese contexto, los países en los que sí existe una regulación específica del cannabis medicinal se “aprovechan” de esta situación y compran a un bajo precio los cultivos españoles, asegura el director de Medcan. “Usan ese CBD para hacer cremas o aceites sublinguales que, en cambio, sí se pueden comprar en España. Es decir, un producto que nos han comprado a nosotros lo transforman en su país y vuelve a nosotros con un precio mucho más alto. Perdemos un gran margen de mercado porque no tenemos una regulación clara”, asegura Sánchez. Según el Observatorio Español de Cannabis Medicinal, los productos cannabinoides disponibles en la actualidad en España se administran por vía sublingual u oral mediante el uso de aceites o cápsulas, por vía rectal mediante supositorios, inhalados mediante vaporizadores o a través cremas. 

Controversia en los estancos

En medio de esa falta de regulación, Sánchez denuncia que durante el desconfinamiento del pasado junio empezó a venderse CBD de “manera bastante abusiva” en los estancos. “Se recurre al subterfugio de venderlo como flor aromática”, asegura el especialista.

Asimismo, “tener CBD en los estancos sin ningún tipo de control y sin información sobre los pesticidas o los químicos que se hayan podido emplear complica mucho la claridad para el usuario, que, por lo general, busca un uso terapéutico de este producto”, insiste Sánchez.