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Las textiles españolas callan ante la guerra del algodón chino
En el país asiático se ha producido un boicot a las firmas que han apoyado las acusaciones sobre una posible vulneración de los derechos humanos
El mercado chino tiene más de 1.400 millones de clientes potenciales y es demasiado atractivo como para renunciar a él. Las grandes empresas españolas de la industria textil lo saben y capean como pueden una polémica que les afecta de forma directa y que puede hacer tambalear su negocio allí. Se trata de la guerra del algodón. Este conflicto ya le ha explotado en la cara a gigantes internacionales del sector como Nike, H&M o Burberry y del que las firmas nacionales huyen. Todo se debe a que varias organizaciones han acusado a este Estado asiático de enviar a miles de personas de la minoría uigur a campos de trabajo forzosos. Algunos de ellos en la región de Xinjiang, de donde procede casi el 85 % del algodón que se recoge en el país. Esto se traduce en algo más de 5 millones de toneladas al año, es decir, alrededor del 20 % de la producción mundial.
Las acusaciones han sido avaladas por entidades como la Iniciativa para un mejor algodón --BCI, por sus siglas en inglés--. Con casi 2.100 empresas adheridas, se trata de la mayor organización del mundo en defensa de las buenas prácticas laborales en la recolección de este material. Entre sus miembros figuran varias firmas españolas, como Inditex, Mango, Sprinter o El Corte Inglés. A pesar de que las acusaciones de una posible vulneración de los derechos humanos --que China niega por completo-- es contraria a las políticas de responsabilidad social corporativa de las compañías, éstas optan por ponerse de perfil y prefieren no pronunciarse sobre la polémica. “Esto puede tener cierto impacto para las firmas nacionales que son globales, pero no para las más pequeñas, que tienen una producción más reducida y no fabrican fuera de España”, asegura a Consumidor Global Carmen Torres, secretaria general de la asociación empresarial Moda España.
Inditex borra comunicados comprometedores
Ante las sospechas de que se está forzando a la minoría uigur a trabajar en la recogida del algodón en Xinjiang, el BCI decidió suspender el pasado octubre su actividad en el país y dejó de certificar su producción. Al hilo de ese anuncio, Inditex publicó en su página web en diciembre un comunicado en el que manifestaba su preocupación por la situación en la mencionada región asiática. “Estamos al tanto de varios informes que alegan negligencia social y laboral en varias cadenas de suministro entre los uigures en Xinjiang (China) y en otras regiones que son muy preocupantes. Tras una investigación interna, podemos confirmar que Inditex no tiene relaciones comerciales con ninguna fábrica de la región”, rezaba el texto.
Esta polémica declaración ha sido borrada y el enlace ya no está disponible en su web. No obstante, es posible recuperarlo a través de herramientas como Wayback Machine. Este medio se ha puesto en contacto con el grupo Inditex para conocer el motivo de la retirada del texto, pero la empresa no ha contestado. De hecho, el documento estuvo disponible hasta finales de marzo, momento en el que explotó el conflicto y en el que comenzó el boicot en China a varias firmas textiles debido a las acusaciones vertidas.
Mango se pone de perfil
Una de las principales perjudicadas por el boicot orquestado a través Weibo --el Twitter chino-- ha sido la compañía sueca H&M. Entró de lleno a censurar los supuestos trabajos forzosos y ha salido escaldada. Tiene alrededor de 500 tiendas en el país asiático y su negocio allí está en una situación crítica. Su catálogo ya no figura en las plataformas de comercio electrónico de China y las referencias a sus establecimientos han sido eliminadas de las aplicaciones de mapas y de geolocalización. Al igual que la compañía nórdica, gigantes como Nike, Adidas, Burberry o Converse también se pueden considerar víctimas de la guerra del algodón. Su imagen en el mercado chino está por los suelos, han perdido contratos publicitarios y algunas estrellas del panorama chino han decidido romper su relación con ellas.
Dice el refranero que cuando veas las barbas de tu vecino afeitar, pon las tuyas a remojar. Así, la española Mango, que hasta hace poco contemplaba la posibilidad de apostar de forma decidida por el mercado chino, prefiere ponerse de perfil. Consumidor Global se ha puesto en contacto con la empresa para recoger su opinión sobre este asunto y señalan que no quieren pronunciarse sobre ello. En este contexto y debido a lo delicado de la situación, una postura conservadora como ésta puede ser una buena estrategia. Es decir, si algunos competidores como H&M caen, eso puede suponer una gran oportunidad en un mercado tan amplio y jugoso. De hecho, ante los estragos del boicot, H&M publicó hace una semana un comunicado para intentar aplacar los ánimos. Sin renunciar de forma frontal a las sospechas de la vulneración de los derechos humanos, la compañía manifestó que “quiere ser parte de la solución” y se mostró dispuesta a colaborar para recuperar la confianza de sus clientes y socios comerciales.
China y sus exportaciones
Dentro del abanico de estrategias de las compañías para capear el temporal, también está la postura adoptada por Hugo Boss o Asics. La primera utilizó Weibo para defender que “el algodón de Xinjiang es uno de los mejores del mundo” y aseguró que seguirá comprando fibra procedente de esta región y apoyando su producción. Por su parte, la japonesa Asics ha ido un paso más allá y defendió que las acusaciones contra China son “acciones de difamación y propagación de rumores”. En ese sentido, cabe señalar que alrededor de un 10 % de las ventas globales de Hugo Boss proceden de China y en el caso de Asics el porcentaje se incrementa hasta el 12 %. Por otro lado, también hay empresas españolas con fábricas en China que se desligan de la producción en Xinjiang. Es el el caso del grupo Tendam --Cortefiel--. Según señalan fuentes de la compañía a este medio, sus productos se fabrican acorde a unos estrictos códigos de buenas prácticas y rechazan cualquier tipo de vulneración de los derechos humanos en su cadena de suministro.
"A raíz de esta controversia se ha producido un toque de atención y las autoridades chinas harán todo lo posible por demostrar que no se dan violaciones de derechos humanos en la recolección del algodón de Xinjiang. En este momento delicado para el textil mundial, China no querrá que se perjudiquen sus exportaciones", apunta a este medio la organización Moda España. En esa línea, creen que el problema no irá a más y que tampoco afectará "para nada a las importaciones españolas de textil chino, ya que da la sensación de que este riesgo será para las multinacionales norteamericanas". En cuanto a si en la industria española se utiliza mucho algodón procedente de Xinjiang, la entidad defiende que es muy difícil conocer de forma exacta su origen. "Las empresas están redoblando los controles y haciendo un esfuerzo cada vez mayor de trazabilidad. En las españolas se aplican sistemas de auditorías de responsabilidad social que no permiten el empleo de trabajo forzoso a través de entidades de ámbito internacional", agrega.
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