Al hablar de cómo son las bodas en 2022, parece que tengan lugar los “locos años 20” porque, aunque los costes en general son más caros, los novios tienen prisa por casarse a lo grande, con muchos más invitados que antes, encargando los vestidos y alianzas a última hora, con escasos meses de antelación.
Este año vuelve el boom de las bodas. Muchas parejas esperan desde el 2020 para darse el ‘Sí, quiero’ y la situación actual es mucho más distendida en cuanto a restricciones por el Covid. Esto, a efectos prácticos, se ha convertido en una coctelera con los ingredientes necesarios para que los novios tiren la casa por la ventana.
Mayor presupuesto para las bodas a pesar de la subida de precios
La inflación no frena a las parejas, ni sus ganas de casarse y a lo grande. Los clientes de Ana García, CEO del estudio de creación de bodas Minimú, tienen presupuestos que rondan los 60.000 euros de media. Hablamos, eso sí, de novios con perfiles económicos más elevados y celebraciones de alto standing.
Mientras, Marta González, representante en Barcelona de Imagina Tu Boda, asegura que sus novios cuentan con presupuestos más ajustados que se mueven en una horquilla de precios entre los 25.000 y 30.000 euros. Estas cifras, matiza González, vuelven a ser como antes de la pandemia e incluso superiores. Cristina Amadeo, wedding planner en La Organizadora de Sueños, también asegura en este sentido que sus clientes pueden llegar a gastarse hasta 40.000 euros, y que este año hay “más novios, más presupuesto y más ganas”.
Novios de dos tipos: o muy previsores o con mucha prisa
Además de las notorias ganas de celebrar y pasarlo bien, algo que identifica de lleno a muchas parejas que se casan este 2022 es que, una buena parte no ha podido casarse antes debido a la pandemia. “Hay más números de clientes por el efecto rebote, de 2020 y 2021. Este año toca un nuevo boom y 2023 también va a ser un año potente”, explica la organizadora de bodas Amadeo.
Aun así, también hay muchos novios que quieren celebrar y organizar la boda con poca antelación, es decir, en 6 meses. “Algunas parejas, después de lo vivido, lo quieren celebrar a corto plazo” relata González. Amadeo, sin embargo, asegura que eso no siempre es posible porque muchas haciendas y caterings no tienen ya disponibilidad.
Servicios caros, pero imprescindibles
Sin duda, uno de los servicios que ha sufrido una mayor subida de precio es el transporte, por el encarecimiento de los combustibles, seguido del catering, que ha incrementado su tarifa como consecuencia de la inflación. González añade que el precio de la decoración también se ha visto afectada, en concreto el de las flores.
Pero pese a ello, hay servicios sagrados para los futuros cónyuges en los que no escatiman. Las fotos, la barra libre y la música en directo son imprescindibles y en ellos se invierte sin reparo. García, de Minimú, destaca que este año los novios le dan mucha importancia a la fiesta, incluyendo más servicios de animación o la “hora loca”. Y la wedding planner Amadeo está de acuerdo. “Este año, los novios no prescinden de nada”, concluye.
¿Y el anillo pa’ cuando?
Las alianzas también sufren los efectos del contexto económico actual. Jaime Lacaba, artesano joyero de Sevilla, incide en que los precios han aumentado entre un 8 % y 10 %, pero aun así, los clientes se gastan más dinero que antes. “Eso es un síntoma de que las parejas no han podido gastar con la pandemia, y ahora que se van a casar les apetece hacerlo porque no saben qué pasará mañana”, relata.
Además, detalla Lacaba, hay una cosa que ha cambiado respecto a antes de la pandemia. “Ahora los clientes quieren las alianzas de ya, para ya. Nos las llegan a pedir incluso con un mes de antelación”, destaca. Y el precio medio oscila, en su caso, entre los 500 y los 700 euros.
La novia exprés
“En 2022 está la novia exprés, la que está harta de esperar” cuenta Anabel Fernández, encargada de la tienda The Bridal Factory en Sevilla. Detalla que las novias vienen incluso con sólo tres meses de antelación, y en ese caso no hay opción de fabricación, por lo que se llevan un vestido del outlet, que puede variar desde los 450 euros hasta los 1000. La encargada explica que lo normal es que la novia elija su vestido con 10 o 12 meses de antelación para poder hacerle los cambios oportunos, pero que ahora no siempre es así.
Según relata, las bodas se han multiplicado y han recibido muchas más clientas, y de todas las edades. “Para casarse ya no hay edad. Supongo que tras las vivencias del Covid, hemos aprendido que el tiempo está ahí para disfrutarlo”, puntualiza con emoción.
Muchos invitados para la gran boda
Las fuentes el sector coinciden en que este año la media de invitados es superior. “De 80 invitados, algunos han pasado a 150” comenta Gema G., dueña de Sofía My Wedding Planner.
En otras bodas, la lista de invitados arranca en las 160 personas, según relata a este medio Marta Garrido, cuya pedida fue en 2021 y decidió esperar junto con su pareja a 2023 para celebrar la boda con calma. “Invitaremos a quien queramos sin límite, aunque no lo haremos por compromiso, sino porque queremos compartir ese día con toda la gente que nos hace feliz” aclara.