Las falsificaciones tienen un precio para los gobiernos y comercios. De hecho, sólo en España la venta de este tipo de productos se traduce en unas pérdidas de más de 6.000 millones de euros, según la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (Euipo).
En este sentido, entre los consumidores de falsificaciones destacan los más jóvenes. De hecho, los que tienen entre 15 y 24 años perciben estas compras como un "acto de protesta" y una "compra inteligente".
Copias cada vez más fieles al original
Según Neus Soler, profesora de Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), esta percepción tienen que ver, por un lado, por la concepción de que el precio que se fija por algunos productos originales es un abuso y, por otro lado, porque las falsificaciones son reproducciones bastante fieles. "El consumidor consigue hacer ver que el producto es original, adquiriéndolo a un precio más económico", subraya.
Asimismo, los más jóvenes son los que tienen un menor poder adquisitivo. "Son los que menos capacidad de compra tienen, pero muchas veces los que siguen más la moda y las tendencias", añade Soler.
Tanto hombres como mujeres compran falsificaciones
En cuanto al sexo, los expertos de la UOC aseguran que no es una variable determinante en el consumo de falsificaciones. Y conseguir un objeto deseado por mucho menos es un deseo que comparten el 34 % de los ciudadanos de la Unión Europea.
"El consumidor entiende que consigue dos objetivos: la función básica que es el objeto necesario, junto con la necesidad social y hedonista, es decir, la satisfacción personal que ese objeto le atribuye", detalla la profesora Ana Jiménez-Zarco.
Los antimarca y los que ignoran haber comprado un producto falsificado
Del estudio Claves para la búsqueda de un consumidor responsable, ético y consciente: aportaciones de la psicología a la compra de productos falsificados se desprende que, junto al consumidor que persigue una aceptación social, también existe el que simplemente se declara antimarca y el que ignora o desconoce que ha adquirido un producto falsificado o una copia.
"El antimarca considera que lo que puede aportar una marca no sólo está justificado por el precio, sino que, además, genera un perjuicio, ya sea social, económico o medioambiental", detalla Soler. Y, además, uno de cada ocho españoles confiesa haber sido engañado en sus compras y haber adquirido una falsificación sin saberlo. "Eso es debido al hecho de que pueden encontrarse comercios lícitos que venden productos falsificados, ya que el e-commerce se ha convertido en el principal canal para distribuir este tipo de artículos", concluye Soler.