El beso ha perdido frecuencia e intensidad. Incluso en la mejilla. Hasta en los países latinos. Y eso que España es el país europeo en el que más se besa a desconocidos: el 49% lo sigue utilizando para saludar, según un informe del Instituto Francés de Opinión (IFOP). Del mismo modo, el contacto físico, el contacto humano, es una sombra de lo que fue allá por 2019.
En las discotecas, por ejemplo, el 68% de los españoles asegura que se relaciona con más cautela que antes del Covid, y el 53%, directamente, confiesa que siente cierto miedo a la hora de ligar. “Hay muchos contactos online, pero menos encuentros presenciales y menos relaciones sexuales”, apunta el psicoanalista José Ramón Ubieto. ¿Cómo serán la socialización y el ligoteo en el futuro? ¿El malsonante “aquí te pillo, aquí te mato” ha pasado a mejor vida?
“¿Tienes anticuerpos?”
El contacto humano “tardará en normalizarse y las citas son y serán distintas”, expone a Consumidor Global la psicóloga y sexóloga Silvia Sanz, autora del libro Sexamor, quien explica que la pandemia ha hecho que los españoles potencien el conocerse a distancia antes de tener un contacto más íntimo. Se trata de conseguir una cierta conexión emocional y mental antes de conocerse de forma presencial. Por lo general, este coqueteo prolongado a través de las redes, que deja un deseo de querer saber más, se ha impuesto al tradicional “aquí te pillo, aquí te mato”, también conocido como fast dating, que ahora es el arma de ligoteo de apenas el 22% de los jóvenes.
En muchos casos, para llegar al punto de confianza como para mantener relaciones sexuales “tendremos que superar ciertos filtros o cortafuegos. Seguramente nos tendremos que acostumbrar a preguntas del tipo: ¿tienes anticuerpos?”, explica Sanz, quien asegura que el temor al contagio hará que para algunas personas deje de ser suficiente un consentimiento explícito y exijan también garantías de salud.
‘Coronasutra’
A los más valientes que deseen tener contacto físico con desconocidos “les tocará sustituir el kamasutra por el coronasutra”, apunta la especialista en referencia a posturas como el “perrito” y la “cuchara”, que no son cara a cara y evitan el contacto boca a boca. Aunque, desgraciadamente, “ninguna de ellas está libre de posibilidades de contagio”, añade. Al mismo tiempo, Sanz matiza que algunos jóvenes son más impulsivos y les cuesta controlar su deseo sexual, pero “lo ideal sería esperar a tener resultados de las pruebas de anticuerpos para disfrutar de acercamientos sin miedos”, insiste.
Como es lógico, la sexóloga recuerda la importancia del preservativo, el lavado de manos, y evitar los besos, el sexo oral y anal.
Sexo online
Con la pandemia es evidente que ha aumentado el uso de aplicaciones para ligar y el cibersexo o sexting. “En mi práctica lo veo cada día en todas las edades”, apunta Ubieto, que detalla que es raro el joven que no practica el sexo online en las múltiples versiones que existen. Después, a veces, “se concretan citas presenciales, pero la pandemia ha alargado los encuentros virtuales y ha reducido los cara a cara”, añade.
“Puede que tenga peligros, pero desde luego evita contagios”, explica Sanz, quien opina que esta práctica sexual a través de pantallas tiene más beneficios que perjuicios y es un modo diferente de mantener relaciones sexuales. Para muchas parejas “puede ser el inicio de una relación y para otras un ingrediente distinto que potencie los encuentros y el placer”, añade la sexóloga. Ambos especialistas coinciden en que, por mucho que se practique el sexo online, nunca podrá sustituir totalmente a los encuentros presenciales porque el contacto físico, la intimidad sexual y el afecto son más potentes que cualquier medio virtual. Al final, “valoraremos lo esencial en nuestras vidas”, apunta Sanz.
Los nuevos preliminares
Durante este tiempo de aislamiento “los preliminares se han convertido en charlas mediante mensajes con envío de fotografías que preparan el encuentro físico”, explica Sanz.
Aunque hay personas a las que el pánico al contagio hará que mantengan una determinada distancia social, “no podemos permitir que este miedo bloquee nuestras relaciones con los demás porque el sexo es un modo de comunicarnos”, advierte la sexóloga, quien vaticina que, en parte, “sustituiremos el sexo real por el virtual hasta tener la seguridad de no contagiarnos”.
Autoerotismo
A juzgar por cómo se han disparado las ventas de juguetes sexuales y el consumo de pornografía, es innegable que el autoplacer o autoerotismo es tendencia.
En estos tiempos “aumenta el descubrimiento de uno mismo, el uso de todo aquello que potencie nuestra imaginación y excitación. Vídeos y fotos pornográficas, juguetes sexuales, lecturas eróticas y sexting pueden ser nuestros nuevos compañeros de cama”, sentencia Sanz.